Bukele versus de Escobar
Marvin Aguilar
El resultado del 1 de marzo indefectiblemente marcará
la elección presidencial de 2019. Antes habrá nuevamente elecciones de
diputados y alcaldes en 2018 y eso será como lo fue 2014 un training para 2015.
Somos un país condicionado por los periodos
electorales en donde para desgracia nuestra los políticos maniobran en base a
encuestas y ejecutan luego de pasadas las elecciones.
En El Salvador nuestros políticos no son lo creen ser
sino lo que esconden. De allí que la predicción es
relativamente fácil. Basta observar detenidamente entre líneas el presente ya
que esto nos permite comprender el pasado y quién lo estudie, será dueño del
futuro.
La guerra mediática y virtual contra Nayib Bukele no
es por la Alcaldía Municipal de San Salvador, desde tiempos de la dictadura
militar que la izquierda gobernara la capital era usado en el exterior como
señal de un Estado plural y democrático, es desde hace décadas la capital un
feudo de la izquierda.
Los tiros van por otro lado. La verdadera batalla es
para evitar que el FMLN obtenga su tercer periodo presidencial y, viendo la
presente fotografía nacional parece indicar que la postulación de Nayib Bukele
hacia la candidatura presidencial – a
menos que él lo descartara desde ya- es inevitable.
No solo es conjetura. El lenguaje gestual y
propagandístico implementado por el candidato izquierdista para esta campaña
municipal posee un carácter, guiño con la intención de llegar a CAPRES en 2019.
El FMLN corre con ventaja ya que posee cartas para ofrecer a la población:
Oscar Ortíz y Nayib Bukele.
ARENA fatalmente no ha podido articular un personaje
con un discurso a ese nivel y eso hace ver su campaña por la comuna capitalina
como saturada, infecciosa y por momentos gracias a sus compañeros de viaje,
ofensiva.
Esto que es efectivo para un votante conservador al no
percibir un futuro presidente en la candidatura municipal arenera no ilusionó
al voto flotante y joven que son los que definen al ganador.
Acompañado de un más corporativo que conocido Concejo
Municipal, Edwin Zamora envió una campaña provincial, banal y no la necesaria
innovación intelectual que demandaba el discurso arenero en 2015. Mensajes
holísticos que nada decían sobre el particular ciudadano no lograron modificar prácticamente
nunca la intención del votante.
El discurso arenero sigue siendo pensado para una
población maniquea, a la que se empeñan –en
caso de que se haya olvidado- en llevarla en cada campaña. Pero ese es un
mensaje vacío y riesgoso para un partido que habla de rostros nuevos y, eso
demandaba un alegato alternativo al que parece ser renunciaron por fácil.
Y, para sorpresa de quienes por misoginia no
alcanzaron a ver en Ana Vilma de Escobar una candidata, esta se desliza
lentamente como la única carta potable para hacerle frente a un galopante Nayib
Bukele.
Solo si ARENA logra entender el momento y estar a la
altura de los tiempos podrá superar la estrategia montada desde la izquierda y
en la que se ha enredado completamente debido a los egoísmos y salvoconductos
que sus líderes han hecho del partido.
La salida inteligente es que pasando las elecciones de
2015, una vez que tengan el consenso global de lo que realmente está
sucediéndoles definan la candidata a la presidencia para cambiar la percepción
que sobre ARENA posee la población y que la nomenclatura partidaria parece no
darse cuenta: ricos y sus hijos, ex
presidentes y sobalevas se han tomado el partido.
Atajar las rivalidades internas y darle poder a la
elegida para que reorganice un desmoralizado, desintegrado y derrotado partido
desde ya, temprano. Más tarde obligará al viejo y actual mitin.
¿Le ganará Ana Vilma de Escobar a Nayib Bukele una
competencia por la presidencia del país? No se sabe. Pero cuando menos augura
una pelea digna e interesante y coloca a dos personajes que podrían ilusionar:
una por ser mujer y haber sufrido atropellos dentro de su partido al que
reconstruyó con tiempo y ser fiel además de conocer la administración pública y,
el otro por ser un alcalde joven y que habrá transformado, obligado por sus
circunstancias la capital salvadoreña. Todos ganamos.
Corolario:
En democracia las derrotas son relativas y la
victorias pasajeras, la derecha volverá a gobernar, pero no mientras sea comandada
por el nacional-catolicismo pre moderno y esconda ex presidentes involucrados
en robos y masacres de jesuitas.
ARENA a marcha forzada esta pasando de la creencia de
que si una escoba con vestido lanzaba de candidata ganaba a comprender que el
voto por rostro puede salvarlos.
Por el momento según IUDOP la imposibilidad de hacer
coherente su hacer con su decir incluso está poniendo en riesgo las
candidaturas a diputados.
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