Las elites, impunidad y crimen organizado
Marvin Aguilar
La doble moral de EDH y LPG cuando de las opiniones
oficiales de EE.UU. se trata raya la posibilidad de creer asumen que los
salvadoreños son algo asimilable a los bonobos, que si bien son nuestros primos
son tardos en sus formas.
Desde hace días las maderas de la gran prensa destacan
por ejemplo, las advertencias del
Departamento de Estado de no viajar a El Salvador por su alto índice de
violencia. Igualmente la relevancia sobre las asignaciones de unas convenencieras calificadoras de
riesgo estadounidenses que avisan sobre la inviabilidad de invertir en el país.
De más esta decir el trato que se le dio al proceso de
aprobación de Fomilenio II en el cual se llego a insinuar que el gobierno había
puesto en peligro de aprobación y, cómo no, por los ataques que dirigentes de izquierda realizaban y
realizan contra la Sala de lo Constitucional.
Desde luego la cobertura a las asistencias de la
embajadora Aponte a los sepelios de policías y soldados que han caído víctimas
de la guerra social que los cárteles han iniciado por el control del tráfico y
comercio de droga en nuestro país es nota de interés.
A esta sutil guerra de declaraciones se ha sumado
parte del cuerpo diplomático acreditado en El Salvador a los cuales les
preocupa que no se respete la independencia de órganos estatales. Y, todo eso
lo destaca la gran prensa.
Pero media vez la misma heroína Aponte escribe un
desapercibido artículo sobre los derechos LGBTI se desencadena un aireado
debate sobre la intromisión de una diplomática en asuntos internos del país y
no solo, se acude al Senado americano para que bloquee a Obama su nombramiento.
Igualmente, nada se dice sobre que el argumento válido
para anular la aprobación de la Asamblea Legislativa de los 900 millones en
bonos es decir, los llamados vicios de formación de ley que aplican igualmente
a la reforma constitucional que los purísimos diputados hicieron para regular
el matrimonio.
Esto, sin contar que los argumentos religiosos,
morales y de valores que se esgrimen desde los nacional religiosos para tal
reforma en El Salvador nuestro aliado EE.UU. modelo de democracia, defensor de
las libertades, non plus ultra del capitalismo anulo 135 años de exclusión con
la sentencia que redactó el juez de la Suprema Corte Anthony Kennedy que
escrito sea de paso es católico.
II
Puesto en esta garrafal asimetría el debate por los
principales medios de comunicación la semana pasada llego a San Salvador Thomas
Shannon, consejero del gobierno Obama.
Shannon no llegó solo. Venía con los adjuntos de
Estado, Seguridad Nacional, USAID y, de la Fiscalía General. En la reunión
recomendó al gobierno del presidente Sánchez Cerén pedir ayuda para conformar
una comisión contra la impunidad y el crimen organizado. Es decir algo similar
a la CICIG guatemalteca.
La preocupación de los estadounidenses tiene su base
en que al parecer la lucha entre cárteles locales formados y en formación del
narcotráfico estaría detrás del aumento de muertes en nuestro país debido a que
se están peleando el control de los desembarcos, transito y narcomenudeo de la
droga que va en camino hacia EE.UU.
Una CICIG salvadoreña administrada por la ONU y no por
una desganada FGR podría con ánimos independientes investigar esos nexos y desmantelar
las tramas corruptas de políticos y empresarios que forman parte de esta guerra
que cobra ya 600 muertos al mes.
EDH clamaba hace días porque las protestas de
Guatemala y Tegucigalpa contagiaran San Salvador, pero obvia que la indignación
en esos países vecinos se origina que organismos internacionales han dejado al
descubierto como los partidos de derecha que gobiernan en esos lugares han
robado y traficado influencias desde el poder político con empresarios y
narcos.
El silencio de EDH ante la petición de EE.UU. para que
se investigue a las elites y como estas están asociadas con el narcotráfico
internacional y emplean a las pandillas para sus guerritas me sorprende.
Distinto hubiese sido si Shannon hubiese regañado al FMLN y demandara el
derecho a la insurrección que garantiza la Constitución contra la tiranía.
Así mismo lo propio hizo LPG al colocar en madera la
llegada de dos comisiones de EE.UU. pero pasar desapercibido la recomendación
del enviado de la administración Obama de poner las barbas en remojo si la de
nuestros vecinos está siendo afeitada.
Corolario:
Durante los 20 años areneros Costa Rica, Nicaragua,
Guatemala procesaron presidentes. Aquí se decía que no existía la posibilidad
de escándalos de corrupción política a esos niveles porque nuestra derecha era
anticomunista y por eso era honrada.
Pero apareció Paco Flores que desvío fondos de Taiwán
para la campaña electoral de Tony Saca y eso se llama lavado. Luego un grupo de
empresarios y funcionarios hicieron negocios con la geotermia y que si bien no
fueron procesados no fue porque eran inocentes, eso nunca se sabrá, fue porque
sus delitos habían prescrito.
Y cosa distinta es ser inocente y otra no poder ser
juzgado y eso se llama impunidad. Igualmente lo es declarar perdidas en las
empresas y aprovecharse de los vacios de ley en el código tributario aprobado
durante el gobierno Flores y no pagar impuestos.
Curiosamente la lista de personas más acaudaladas en
Centroamérica esta en el llamado triangulo norte: Guatemala, El Salvador,
Honduras. No es de extrañar que llame la atención de los expertos en temas de
seguridad norteamericanos que sea precisamente en esa zona donde haya tanta
violencia y migración, que sea allí donde el narcotráfico aterrice, almacene
droga y utilice el sistema financiero dolarizado para trasladar dólares.
Por eso llego Shannon a estos países y visto lo visto
recomendó al gobierno pedir ayuda, formar una CICIG. Pero eso no interesó a los
medios y empresa privada que clamaba por que las protestas chapinas y catrachas
contagiaran a los guanacos.
Ellos saben, No es una caja de Pandora la que se
abriría en El Salvador, eso es demasiado griego. Aquí es una letrina de fosa
séptica que abatiría con su terrible olor a mierda de elites el gas que puede
sacar a las calles la protesta de los salvadoreños.
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