México el hermano mayor
Marvin Aguilar
En lo que se conoce como el lienzo de Tlaxcala, códice
colonial de literatura gráfica que narra la conquista de entre otras regiones
la de Cushcatan, actual El Salvador se puede apreciar una conquista
desconocida, la de los tlaxcaltecas sobre los nahuas. Dicho en lenguaje
contemporáneo de mexicanos sobre salvadoreños.
Este proceso de transculturización no fue fácil, eran
estos indígenas invasores aliados de los españoles que a su vez poseían el
reconocimiento de la corona, por ende la libertad de erigirse en señores de los
indígenas locales, como después la tuvieron los africanos que trajeron. Los “indios”
precolombinos humanos al fin y al cabo
no eran menos barbaros que los blancos europeos. Comenzaron un proceso forzado
de modernización de las costumbres de los nahuas-pipiles.
El nahua local se influencia por el náhuatl
extranjero. Es decir se comenzó a hablar en mexicano, ya que se consideró al
nahua una raíz corrupta de la lengua indígena invasora, de esta manera el
prefijo TL apareció en el idioma. Incluso la pupusa sufrió un cambio ya
que pasó de ser en forma de media luna, a una redonda como sigue siendo hasta
ahora.
Dejamos de llamarnos Cushcatan para ser Cuscatlán, incluso nuestro falso líder
indígena Atlacatl que fue ideado y creado en Madrid por Valentín Estrada se le
bautizó en náhuatl y no en nahua como hubiese sido lo correcto; entendiendo que
su epopeya fue la de un líder originario
que se opuso románticamente a la invasión de sus territorios su nombre es una
capitulación nacional.
Fue tal la ascendencia política, social, cultural,
tecnológica y desde luego económica de los Tlaxcaltecas que se les asignó un
territorio para que pudiesen mantener sus tradiciones, costumbre y creencias dentro
de la colonia y sobre los pueblos originarios conquistados por españoles, pero
sometidos por los mexicanos. Estas tierras dadas son ahora un municipio del
gran San Salvador: Mejicanos.
Se puede señalar de igual el conflicto surgido con
motivo de las fiebres independentistas y los deseos de expandir territorios de
la Nueva España, actual México, siendo notable la anexión que mexicanos hacen
de Centro América y a la cual se oponen ferozmente los salvadoreños. Cerrando
esta parte de la historia con la posición nacional que recoge la Constitución
del 12 de junio 1824, siendo jefe de Estado Juan Manuel Rodríguez que dice: el Estado Del Salvador se declara libre e
independiente de España, México y de cualquier otra potencia extranjera.
Lo
mexica-salvadoreño
En Los Ángeles, California la mezcla de tacos y
pupusas es notoria, las uniones formales o no de salvadoreños con mexicanos es
extensa, los hijos que crecen en ambas culturas es importante. Nuestros compatriotas,
los que emigran ya sea para pasar desapercibidos por las autoridades y no ser
discriminados por mexicanos, o por simple aculturación terminan lo que se dice
coloquialmente hablando mexicano.
Según el documento surgido del Dialogo Nacional por la
Cultura de 2007, la parrilla de televisión nacional es en su 85% programas
enlatados de Estados Unidos y México, esto forzosamente cambia pautas
conductuales dentro de una población acostumbrada por transculturización o
aculturación a educarse, es decir por la mala o por la buena a tener por rasgo
distintivo de su identidad la mimética. Hemos llegado a que el salvadoreño
moderno se sienta personaje de telenovela de Televisa o de TV Azteca y hable
como Chespirito. ¿Esto es bueno o malo? Simplemente es.
Esta semana a acontecido una fabula con mucha
moraleja. Una noche un grupo de leales hinchas, al mejor estilo de la Mancha Brava se apostó en los
alrededores del hotel donde se hospedaba la selección de México que llegaba en
su partido de venida a San Salvador. ¿El objetivo? No dejar dormir, descansar a
los jugadores del TRI para que al día siguiente no tuvieran lucidez y
concentración en el juego.
Además de la presión psicológica de estar jugando en
el pais de las maras y que en aquella violencia verbal y matonería ostentosa de
la que hicieron gala nuestros compatriotas allí congregados, se argumentó era toda
una defensa contra un menosprecio surgido a saber dónde que se encerraba en la
frase: al Cuscatlán se le se respeta.
Un extranjero sin mayores conocimientos sobre el país
podría suponer que la tregua entre pandillas había llegado al extremo de unirse
por la selecta salvadoreña para manifestarse de forma tribal frente al
“enemigo”.
¿Folclore del
futbol? Lo
cierto es, que los líos en el mundo futbolístico generalmente son durante o
después de los partidos, no antes. Aquí la jerigonza, el grito, la estridencia
que está basada en mitos de seguir pensando que vamos estar en Brasil 2014,
deja paso después a una inexistencia que solo se equipara al personaje de la
novela de Mijaíl Bulgákov: Corazón de
Perro.
No dejar dormir al equipo contrario, es como querer
ponerlo bolo con Chicha para que en el juego se pierda y, eso tiene un nombre: hacer trampa. Y en eso estos salvadoreños y los diputados no
se diferencian en mucho o casi nada.
No veo en que pueda ser distinto aprovecharse de la
inmunidad para irse evadiendo la ley un diputado maltratador de mujeres, es
decir que se prevalece de su cargo, hace trampa; con un grupo de desbordados
fanáticos que pasan de un baile al insulto, cohetes, destrucción y la
finalmente necesaria intervención de la policía anti disturbios.
Se debe invertir en educación deportiva, bachillerato
olímpico, para que podamos poseer a futuro cerebros brillantes, con
inteligencia corporal cinética, social. No hemos comprendido que no importa la
cantidad de habitantes que tengamos, sino su capacidad y la posibilidad de ser
productivos de estos humanos. México vino, guardo silencio, ganó y se marchó.
Esa es la moraleja.
Nosotros nos quedamos por ahora con bonobos en las
calles y chimpancés redactando leyes.
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