A un pais le va mal, cuanto peor va la educación
Marvin Aguilar
En clases de historia del arte siempre pregunto a los
alumnos ¿existían grupos de danza folclórica en sus escuelas? La respuesta es
afirmativa; luego pido ¿Cuáles danzas ejecutaban? El carbonero, las cortadoras, el Xuc. Mi sentencia los deja
perplejos: eso no era folclor. Luego
explico, pero agrego, les han mentido sus maestros, nada de lo que recibieron
en básica les servirá en la universidad. Bueno, sólo el título de
bachiller.
Lo que nos podría haber salido mal, sucedió. La
reforma educativa implementada por Walter Beneke, no era mala per se, pero
debido a que la identidad nacional sólo se ha construido desde la política y no
desde la cultura también imposibilitó que un sector tan vital para
implementarla en las aulas: los maestros,
no se sintieran parte y no solo fueran indiferentes, sino muchas veces
saboteadores de una nueva forma de educar, no pudieron ver más allá de la
dictadura militar y aquello volvió a los estudiantes carentes de la capacidad
de soñar despiertos, el futuro, la nación corrieron peligro.
Y llegó. La educación salvadoreña ante la dialéctica
histórica de imposición gubernamental versus resistencia gremial se transformó
en el círculo vicioso actual. En el nivel básico los alumnos no son formados
con las capacidades que de ellos demandará el nivel superior y, las
universidades certifican maestros con categorías deficientes que a su vez
enseñan en las escuelas y colegios.
La educación siempre necesitará ser reformada debido a
que no se puede seguir haciendo lo mismo porque entonces continuaremos
obteniendo iguales resultados. Por eso la dinámica es inherente en este rubro
nacional, no podrá jamás ser conservadora, eso es una buena noticia.
El problema de la educación salvadoreña es que se
limita a dar instrucción, no enseña nuevas y mejores competencias, se
desatiende de la orientación y, no actualiza o reafirma valores.
Un ejemplo de cómo la realidad sobrepaso a la
disfuncionalidad gobierno-magisterio es como la introducción de la televisión
educativa a principios de los años 70 tuvo origen en una disposición
gubernamental con la manera en que se asumió necesario desde la sociedad y
exigió desde los educandos la computadora en la enseñanza contemporánea.
Pagar por pasar:
consecuencia del modelo consumista
Pareciera por ocasiones que el docente es una especie
de mesero que debe ofrecer la materia a la carta para que el estudiante logre
aprobarla. A esta visión Paulo Freire llamó concepto
bancario de la educación. El alumno ya no es tal, es un cliente, conminando
al maestro para mantener su empelo a simplemente acreditarlo.
Políticas en donde se establece un porcentaje esperado
de aprobados, salarios que no llegan ni al sueldo mínimo para el docente van en
esa línea de hacer electrodomésticos humanos. Pareciera ser que la mano
invisible del mercado utiliza a la docencia para que exista una población
numerosa, menos educada, con peor crianza y un cerebro repleto de mitos y
leyendas patrias falsas.
El maestro que protesta, no solo el comprometido con
el alumno, debe entender que la concentración de la riqueza en pocas manos será
la norma, lógica, deberá ser así, mientras sea solo un sector de la nación el
más educado, racional, previsor y planificado en sus actividades de vida.
Por eso además de exigir prestaciones que la mayoría
de veces tienen origen en vivir por encima de sus posibilidades reales, que
adquirieron para dejar falsamente de ser “pobres”; hay que colocar la vocación,
capacitación, integridad, entrega para con una masa que está programada solo
para reaccionar frente a lo que la publicidad oferta. De seguir de esta manera,
ese pueblo descuidado por el magisterio será una amenaza a la forma de vida
cotidiana de los sectores mejor formados.
Es fácil decir que no cede la desigualdad en El
Salvador, sobre todo por las rentas de las clases altas, pero no se desea
comprender que en términos económicos esta asimetría financiera es el seguro de
vida de quienes poseen riqueza frente a una desbocada población que se ha
puesto a nacer los hijos que Dios les dé sin sopesar la realidad terrenal,
entre ellas la educación deficiente que hemos creado como venganzas de unos
contra otros y no como medio de desarrollo personal sin importar si este humano
es de derecha o de izquierda.
Decrecentismo
como modelo educativo
El nuevo salvadoreño debe ser formado con la fusión
entre el coeficiente emocional e intelectual, es lo que nos garantizará obtener
conocimiento, habilidades y aptitudes en los alumnos y, es la mejor forma de
enseñar hoy en día la filosofía de vivir
mejor con poco.
Aquí la labor de liberales y progresistas de toda
ideología partidaria es instalar entre los habitantes el decrecentismo,
desideologizar la economía no solo de manera real como hasta ahora, sino en el
discurso político que permea el imaginario del pueblo, eliminando aquello de un
hacer con un discurso en sentido distinto;
planes de crecimiento en una bio-economía, ciudadanos que aspiren a una nueva
patria: la centroamericana que potencie
la unidad cultural, política, fiscal y monetaria de la región en una sola.
Los maestros equivocan la protesta. Ahora la
revolución no se hace para cambiar la sociedad, eso fue en los 60 y 70; la
revolución ahora es para que la basura de todo tipo que abruma desde la
multimedia no me cambie a mí. Y eso solo se logra en las aulas, debido a eso
soy docente, esa es mi motivación, de allí obtengo el valor para hablarles a
los alumnos cada clase.
Feliz 22 de junio colegas
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