Una carta que ARENA debería leer
Marvin Aguilar
Manuel Rosales ex gobernador de Zulia, ex alcalde de
Maracaibo, ex candidato presidencial de la derecha en Venezuela, exiliado en
Perú desde 2009 debido a un proceso por enriquecimiento ilícito que él acusa de
persecución política encubierta por parte del gobierno del fallecido Hugo
Chávez hizo llegar una carta a los partidos que acompañaron la candidatura de
Henrique Capriles una vez derrotados y que Paolo Luers clásico epistolar no ha
publicado, pesar de ser el “experto” salvadoreño en el tema venezolano.
Me parece oportuno hacerla del conocimiento de los
lectores de derecha que pueden ver en las declaraciones de Sigifredo Ochoa
Pérez, Gloria Salguero, Alfredo Mena Lagos, Walter Araujo, Francisco Laínez y algunos
otros que se sumen actos de traición.
Acusar de tales, como escribía Manuel Enrique Hinds
corresponden a la costumbre salvadoreña aquella de preferir frente a los
razonamientos y hechos fríos, la acusación, insulto y descalificación.
He pretendido comenzar por citar personas de
intachable pertenencia ideológica para nuevamente decir: ARENA esta en un momento inoportuno haciendo las cosas necesarias para
perder el 2014, teniendo como única base ideológica compartir los odios a
la disidencia.
Carta de Manuel
Rosales a la derecha venezolana:
“El futuro del país está por encima de amarres y
negocios con personas o sectores privilegiados”.
El particular momento que vive Venezuela requiere
del compromiso profundo y sincero de sus dirigentes y por ello es fundamental
escuchar la voz del pueblo venezolano, que necesita una conducción política
capaz de resolver sus verdaderos reclamos, los cuales van más allá de
coyunturas electorales y de luchas por el poder.
Con las dos últimas derrotas, aún cuando por primera
vez teníamos las mejores condiciones, retrocedimos y perdimos espacios ganados
con muchos esfuerzos. A la mayoría de los candidatos y fuerzas del interior del
país, los tiraron al pajonal.
Es un disparate pensar que la solución de los
problemas de la nación pasa por cambiar una persona por otra, o entregar el
poder a un grupo de privilegiados.
El país no puede verse como un bazar donde sólo
se hable de elecciones y repartos de poder, mientras que el pueblo está
sumergido en una madeja de problemas.
Parece que no entendemos el mensaje que dio ese
pueblo en las pasadas elecciones, y al que sólo queremos hablarle de la lucha
desmedida por el poder, la sustitución de un hombre por otro con decretos y
anuncios de decisiones que corresponden al poder divino.
Lo fundamental es la propuesta y diseño de la
sociedad que queremos, en torno a cómo alcanzar la justicia social y cómo
solucionar los problemas tan graves que nos afectan, por ejemplo el de la
inseguridad, y cuya resolución involucra a todos los sectores.
La mejor cualidad de los líderes es el juicio y
la prudencia para evitar “el bochinche” y pensar que por encima de
declaraciones inapropiadas o de ambiciones desmedidas, lo realmente importante
es el futuro, la paz y el progreso de Venezuela.
Nadie es tonto en política, y entre bastidores
se comenta los movimientos, ofertas y reparto apresurado de posiciones.
Como dice la sabiduría popular, cuando las
cosas se hacen abiertamente no provocan sospecha. Es el secreto lo que
despierta el olfato de los lobos y evidencia el personalismo y la prepotencia
que tanto criticamos, y que está rebasando los límites de la reflexión.
Comparto la idea de
realizar una revisión interna de los partidos para determinar sus aciertos y
sus errores, e incluso de la Mesa de la Unidad Democrática (derecha), pues está
integrada por esos partidos.
El ciudadano se pregunta
que quién controla o revisa a los sectores privilegiados que quieren manejar y
dirigir a la oposición.
En consecuencia, hay que
revisarlo todo, porque discutir y asumir las verdades es la lucha grande para
recuperar espacios y construir una real alternativa con visión de país.
El
momento es más que oportuno para una discusión del proyecto de sociedad que
queremos o proponemos.
Debemos
debatir propuestas, la lucha también es ideológica. En el tapete está la
filosofía y doctrina sobre la Democracia Social, el comunismo, el capitalismo,
la derecha o la izquierda radical. Debemos discutirlo todo, pero con mucha
seriedad.
Hoy más
que nunca hay que tener claro las ideas y los objetivos para conducir a
Venezuela.
Esas
ideas hay que despejarlas en cuanto a la lucha por el poder.
Debemos
tener claro qué es lo que buscamos o queremos. Si es poder para un grupo de
ricos y privilegiados; o si es poder para gobernar con equilibrio y justicia
social.
Si es
poder para un hombre, poder para los que se chuparon la Cuarta República, o
poder para el pueblo.
Nuestro
pueblo es sabio y sabe identificar las conductas del Flamingo que tienen
algunos dirigentes que se paran o soportan con el pie izquierdo, pero que se
cambian y sostienen con el derecho.
Exhorto
a no desmayar ni dispersar los esfuerzos que se están emprendiendo para la
consecución de un verdadero y efectivo diálogo nacional, el cual es la
aspiración de todo el país, que sí entiende que sólo construyendo un clima de
paz y entendimiento es que se tratarán con eficacia otros temas de vital
interés para nuestros ciudadanos.
Colofón:
Este
pronunciamiento Manuel Rosales lo envió a Venezuela luego de perder la derecha
dos elecciones seguidas en un mismo año ante un Hugo Chávez afectado aun por el
cáncer.
Por eso
cuando Milena Calderón Sol de Escalón sentencia que la puerta de ARENA es
ancha, es cierto. Pero igualmente el partido es ajeno, no es de quienes por un
momento se hacen llamar representantes de la derecha.
La
actual dirigencia arenera de seguro –como
casi siempre- no dimensiona que al perder las elecciones perderán esa
legitimidad frente a un sector del país, los votantes areneros, que terminaran
haciendo más ancha por la desbandada, esa puerta que ahora de Escalón y otros presumen.
Posdata:
Mi
sentido pésame a los compatriotas salvadoreños chavistas. La única verdadera y
profunda felicidad del hombre es ésta: que puede esperar la muerte.
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