5 de noviembre: falso histórico
Marvin Aguilar
Dos años atrás se organizó un follón sobre el
bicentenario del llamado primer grito de independencia. Suceso de la historia
oficial en el que José Matías Delgado párroco de la iglesia de San José, tañó
las campanas de la iglesia de La Merced en la madrugada del 5 de noviembre de
1811 para exigir la independencia de España.
Sospechas aparte que pueden suscitar el simple hecho
de la incongruencia aquella de que teniendo él campanas en casa toca las ajenas
haciendo que las culpas cayesen sobre los mercedarios que nada tenían que ver
en la revuelta; podemos ahora en serio y con el tiempo-historia analizar con
objetividad y vernos entonces obligados a hacer una revisión y re-construcción
de los hechos que por años han estudiado los salvadoreños en las aulas.
Así se me encomendó realizar Gritocidio, corto
documental que escribimos y dirigimos para el bicentenario. Aquello que pudo
ser el audiovisual oficial del bicentenario se tornó en una historia
sistemática de censura por parte de los productores.
Efectivamente, mientras la Alcaldía Municipal de San
Salvador enarbolaba la bandera del patrioterismo arenero de ser la capital
iberoamericana de la cultura y la misma Asamblea Legislativa repartía títulos
bicentenarios por el territorio nacional a ciudades que no desearon la
independencia de España, nosotros producimos un audiovisual disonante que
apoyados - entre otros- en dos de los representantes de las
tradicionales visiones históricas del país: Pedro
Escalante Arce y Rodolfo Cardenal SJ
establecíamos una visión diferente: toda
la historia oficial por 100 años había sido cuando menos tergiversada y, en el
peor de los casos falsa.
No decíamos nada nuevo. Menos algo que no se estuviera
discutiendo en foros en ese mismo momento. Pero una cosa es un tiraje de 500
libros o un debate con 50 personas. Nuestro audiovisual sobre el bicentenario
que podría llegar a miles de personas era el primer trabajo sobre temas
historiológicos que se llevaba al documental.
Así que la explicación para la no exhibición en 2011
de este documental sigue siendo para el autor, un misterio.
Solo podemos conjeturar entonces la censura por parte
de los productores de este material: prejuicios contra el realizador por ser
sospechoso de impuro ideológico ante los productores; sesgo político porque
aparece allí Sigfredo Reyes o Norman Quijano; diferencias en la estética
docu-videoclip del filme
Todas reales y humanas pero sin llegar a ser motivo
suficiente –pienso yo- para impedir
que la población se entere de valiosa información histórico-nacional.
Ahora 2013 y haciendo uso que me ampara y confiere la
Ley de Derechos de Autor salvadoreña hago el estreno digital público por
negarse de varias formas la productora a exhibir de manera oficial el
documental Gritocidio, el asesinato del grito del 5 de noviembre de 1811 como
un acto revolucionario, intelectual y pacifico contra el oscurantismo y uso de
los símbolos patrios para intereses políticos.
Corolario:
Personalmente tengo un especial gusto por la palabra
apocalipsis. Pero entendida como revelaciones.
Lo cual no es más que una vez divulgada la verdad sobre el mundo,
cualquiera que este sea: personal, familiar, nacional, político, regional se
destruye para dar paso al nacimiento violento de uno nuevo, esta vez quizá – y es solo una aspiración- sin
mentiras.
Comparto con ustedes Gritocidio.
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