Pésame desde Macondo
Marvin Aguilar
Yo nací el día de San Genaro.
Pero mi padre era
liberal y fue así como me salvé de que se me asignara según tradición católica
el nombre del patrono de turno. Imagínense ¿cómo sonaría Genaro Aguilar? En un
tiempo que todos se llaman Brayans o Josues.
Definitivamente no era un nombre
para la época. Aquí en Macondo el
único catalogo autorizado para los nombres es la Biblia o las series de
televisión norteamericanas. Desde luego algunas veces también se usan las
novelas mexicanas para bautizar a los vástagos: Thalías o Paolas. Tiene que
ver, aunque no parezca cierto el nombre de una persona en el destino que le
aguarda. Es tan importante como el físico. Aunque este último se atiende con
resignación porque de un papá feo y una mamá gorda pues no podrá nunca salir un
ángel renacentista. Por eso, aquí en Macondo
se buscan nombres bonitos para sapos enormes y todos contentos.
Distinto es la
crianza. Nunca se debe criar al macho como a la hembra. Y así debe ser dicho,
nada de esas mariconadas de las feministas que exigen que se llame niño o niña
a los hijos. Por andarlos contumeriando es que se hacen culeros y marimachas.
El macho tiene que aprender a serlo, y la hembra debe saber que a los 18 ya
está lista para ser madre, incluso si se ha maiceado bien a los 16 ya la
aguanta.
Macondo no necesita de desarrollo y
menos de ciencia. Ya tenemos a la bruja del cerro Juana Pancha y los curas y
pastores que abundan por toda el llano. La tierra nos da todo lo que
necesitamos, por eso, mover un mojón del terreno posee más conflicto a que se
roben una cipota. La hijas son maíz para el prójimo por eso es mejor tener
varones, eso sí solo los que Dios mande. La ciudad es un monstruo bien hizo Pio
X en condenar todo el modernismo que encierran esa metrópolis satánicas.
Aquí en Macondo siendo honestos, es cierto no hay ni mierda, pero en la
ciudad hay de todo pero nadie puede comprarlo, por eso abundan los ladrones y
los más desgraciados son los que huyendo dizque de la pobreza se hunden en la
miseria de las apariencias. Se vuelven putas o marihuaneros y algunos otros
travestis. Como Chepe que ahora le dicen la Rubí. Vestida de mujer anda en las
calles de la capital vendiéndose como mujer y con un gran rabo. Y para acabar
de joder dicen que eso es por lo que lo buscan unos viejos casados que llegan
en grandes carros a buscarlo. Sinvergüenzas, casados y con hijos pero de noche
grandes maricones que son. Yo por eso regresé a Macondo. Allí aunque llegue el apocalipsis que vienen anunciando
desde hace 2,000 años que será al día siguiente nada pasará. Ustedes no crean
pero no dejen de creer tampoco.
Descanse en paz Gabriel García Márquez, fundador de Macondo.
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