Aborto, un factor hipócrita
Marvin Aguilar
Apropósito de las declaraciones en abril 2014 del
primer ministro chino Wen Jiabao sobre qué recomendar a los BRICS y que pueden
igual servir para las naciones que nos encontramos en vías de desarrollo; habló
en primer lugar sobre enfrentar los factores
hipócritas que todos los Estados poseen.
Uno de ellos sostenía era invertir en el cambio de
cultura del pueblo. Es decir, nuestros ciudadanos ya no creen en su propia
cultura o para el caso salvadoreño la reducimos a la pupusa y selección de
fútbol.
La correcta formación de las personas -sostenía- pasa porque las escuelas,
empresas, iglesias e instituciones públicas enseñen bajo los valores del
trabajo, búsqueda de excelencia, amor y honra al país.
El Salvador si desea avanzar hacia el desarrollo debe
de dejar de abordar con la usual mojigatería la legalización de casinos, mariguana,
uniones gais, derechos LGBTI, eutanasia, trabajo sexual y aborto como hasta ahora hemos
venido haciéndolo.
Si deseamos comprender el por qué del grado de
desarrollo en el primer mundo y que es en esa vía hacia donde se encaminan los
BRICS a diferente ritmo cada uno y, es el camino trazado para nosotros el
cambio de mentalidad, que es en sí uno cultural se impone.
Los salvadoreños vemos con normalidad las noticias
trágicas sobre corrupción, violencia y deterioro de los servicios públicos y,
esto es precisamente una mala, atrasada cultura, argumentaba Wen Jiabao.
¿Por qué China
legalizó el aborto?
Los chinos saben que hablan cuando dan consejos para
salir del atraso y pobreza. De la misma manera que Sí a la Vida salvadoreña,
Mao Zedong mantuvo que una población numerosa era positiva para la revolución
comunista y que debería quintuplicarse.
Alimentar a la población pasaba por el eslogan: revolución más producción. Pero llegó
una hambruna que causo 20 millones de muertos.
Una serie de privaciones y disturbios impuso el control
de la natalidad. El matrimonio tardío, antinatalismo y la política del hijo
único termino de impulsar la legalización del aborto a petición de la mujer.
Nuestra realidad nacional posee algunas similitudes a
la que China vivió entre 1953 y 1972. Hay una cantidad de divorcios que están
sustentados en problemas económicos e infidelidades. El matrimonio no está de
moda o se retrasa lo más posible y cada vez se inclinan las parejas con
posibilidades de manutención a procrear uno, máximo dos hijos.
En nuestro país –según
el documental: El Salvador, desde el instante de la concepción- ocurren
clandestinamente unos 12,000 abortos anuales; aunque no hay estadísticas debido
a que al ser ilegal todo tipo de aborto no se pueden llevar, en resumen en El
Salvador no hay abortos.
Las clases bajas por otro lado se inclinan por las
uniones de hecho que terminan en la mayoría de los casos en madres solteras
jefas de hogar con hijos de diferentes padres, lo que lleva a una sistemática
violencia intra familiar de todo tipo que produce personas con síndrome del
emperador.
Corolario:
Es fácil decir que el Estado debe hacer aquello u
otro, pero el salvadoreño sumido en la oscura ignorancia por unas iglesias que
enseñan mal la Biblia claman al cielo por salidas divinas a problemas
ocasionados por humanos. Eso no es posible.
En clase cuando pregunto a los alumnos si están a
favor del aborto, la respuesta general es no. Pero al entrar en detalle de las
variantes: terapéutico, eugenésico y por
motivos morales la percepción cambia, porque incluso las personas definidas
como cristianas no saben la diferencia entre las interrupciones de embarazo.
Y cuando llevo, como es la mala costumbre
salvadoreña a colocarlos en los zapatos
ajenos: en caso de peligrar la vida de la mujer y el niño (aborto terapéutico)
¿quién debe vivir? La mayoría contesta que la mujer, otros guardan silencio.
Igualmente quienes defienden la vida dando la opción
de la adopción al resultado de una violación, o abuso continuado de un padre o
hermano, (aborto por motivos morales) nada dicen sobre una pensión económica
por parte del Estado para la mujer abusada y su hijo.
Conozco una familia que tiene dos hijos de partos
distintos con problemas cerebrales que los han incapacitado de por vida.
Ellos pesar de lo difícil como pareja, hombre y mujer
que les ha resultado seguir con su matrimonio no se han separado.
Ellos, pesar de no ser millonarios pueden hacerle
frente a la situación económica que su familia representa.
Ellos nunca hubiesen pensado en abortarlos (aborto
eugenésico). Su única preocupación es como harán sus dos hijos cuando no estén.
Ellos son la admirable minoría.
Por eso no se puede legislar en base a minorías a toda
la pluralidad, porque la realidad es que el Estado incluso cuando era gobernado
por los nacional católicos nunca se interesó por establecer para familias
distintas a las del ejemplo antes citado
una pensión económica, medica y apoyo para los hijos con problemas, un apoyo
que los acompañara desde su concepción hasta su muerte que debe ser digna. Al
final estimados lectores la base de toda tragedia salvadoreña es la falta de
recursos.
Nadie debiese
morir. Pero
lo cierto es que los recursos no alcanzan para tanta boca y no habrá trabajo
decente para tanto brazo y, mientras quienes se rasgan las vestiduras contra el
aborto sin atender las diferencias sigan pensando que hoy en día no existen
pretextos para evitar embarazos son hipócritas, su inadaptación emocional les
impide enterarse que comprar un preservativo en un cantón o caserío de El
Salvador roza gracias a la religión el pecado o debido al que dirán la calidad
de degenerado.
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