DINAMICA VERSUS ESTATICA I- POR MARVIN AGUILAR

La identidad es una presentación psicológica de las persona sobre el YO, se caracteriza por ser un sentimiento subjetivo sobre su individual totalidad, su particular sub consciente y consiente.


Tiene distintas categorías: estatus social, sexo, edad, rol, forma de vida, normas, grupos (etnia o sociedad), cultura (tradiciones).

En la identidad psicosocial se estudian los aspectos de la auto identificación individual.

Podemos decir que la IDENTIDAD, se construye en el proceso de desarrollo individual y, aparece como el resultado de los procesos psicológicos de sociabilización, identificación e integración personal. Podemos sostener que el individuo es el resultado de una forma socio cultural, normas, valores, aceptados él cual jugara un rol de intercambios con diferentes personas con las cuales su auto identificación estará cambiando, así más o menos formará su identidad, la que estará terminada alrededor de los 20 años.

Una vez definido este proceso podemos decir que se posee una positiva o negativa identidad. Según Erickson la identidad negativa se manifiesta con delincuencia y una especie de locura social.

Las sociedades como la salvadoreña que presentan una estructura de doble velocidad, y con serias fracturas sociales, culturales, económicas, son propensas a la despersonalización, la que se manifiesta con la pérdida de la identidad positiva, esto es fácil deducir en nuestro caso debido a los síntomas que notamos en El Salvador de hoy: anomia, marginalidad, patologías psicológicas, conflictos de rol, polaridad conductual.

Esta crisis de identidad en nuestro país, tiene ya carácter masivo, y sentimos este proceso tanto en su lado positivo como negativo.

Dentro de las que puedo mencionar como positivas están: garantías de las posibilidades tecnológicas, nuevas tradiciones, roles sociales, normas, cambios estructurales y el desarrollo a nuevas adaptaciones por parte de los salvadoreños.

Dentro de las negativas: la defensa furibunda a las cachiporristas, el caso King Flyp, y la vigilia a una elefanta entre otras.

Soy de los que prefieren el término IDENTIFICACION AL DE IDENTIDAD. En nuestro país, lo que se ha trabajo es la construcción de una identidad, que debido a que nuestro mestizaje ha sido construido en dos pilares fundamentales: el cristianismo y el anti comunismo, se ha terminado por construir una IDENTIDAD NEGATIVA, la cual se vuelve por la conceptualización de sus creadores: inmovible, estática.

Cuando sabemos que: esta clase de identidad no es importante, no debería de serlo. ¿Y por qué no es importante? Porque no tiene desarrollo histórico, nos dice el filósofo ruso Sorokin, es estática, y está fundamentada en la mitología.

El caso del indio Atlacatl o, el Grito del 5 de noviembre son dos de los más notables ejemplos de una identidad negativa, basada en una mentira.

Procederé a explicar nuestra concepto nacional de identidad, esperando que con ello se comprenda la negatividad de la misma, y la necesidad de re construirla, me auxiliare de algunas categorías presentadas en uno de los informes del PNUD sobre desarrollo humano del año 2007, para desde allí secundar mi tesis y aportar mis valoraciones.

El término identidad nacional debemos entenderlo como: el sistema de valores cristianos, concepciones cristianas y normas sociales conservadoras que orientan la vida cotidiana de nuestra población.

El Salvador, muy a pesar de algunos sectores ideologizados en la derecha religiosa y anti-comunista la realidad demuestra que hay una diversidad de identidades colectivas y por lógica variadas formas de sistemas culturales que subsisten acusadas de ateas, satánicas, terroristas, delincuenciales, anti sociales y similares epítetos.

Revisemos entonces el hábitus nacional:

El salvadoreño es práctico; es decir busca resolver sus necesidades inmediatas así como las de su familia y mantener a toda costa su estatus socio-económico. De esta característica nacional surge la discriminación generalizada hacia lo pobre y al deseo que lleva en el campo a permitir a los padres que las niñas de 13 años salgan embarazadas de señores de 50 años. Esta característica de la identidad salvadoreña está relacionada con la promiscuidad en el campo y a su vez con los altos índices de violencia que son mayores que en las áreas urbanas.

El salvadoreño posee una cultura de la supervivencia; algo propio de los sectores bajos del país y de esta subordinación económico-social que tiene a la base el cristianismo, desarrolla en el individuo salvadoreño una visión fatalista de la vida. No existen deseos de superación. Tomar la vida tal y como la han recibido. Ganar lo indispensable. Lograr cierto nivel mínimo de vida que mejorar las condiciones materiales. El fenómeno de la migración marcaría una variante dentro de los sectores bajos, que ven en ella una salida para no continuar en la condición de pobreza muchas veces exagerada o reduccionista de ver el éxito y, debido a eso deciden arriesgarse emigrando preferentemente a países del primer mundo.

El salvadoreño es sacrificado; esto es una derivación de la cultura de supervivencia descrita anteriormente. Este es uno de los rasgos que ayuda a definir al salvadoreño como conservador, esto es así porque precisamente de esto se desprende la idea nacional de aceptación de las duras condiciones de vida, por lo que esto predispondría a los sujetos sociales a tolerar o soportar las circunstancias de su materialidad más que a superarlas. Todo esto para mantener la unidad familiar y la de la sociedad. Expresiones populares como: “donde comen dos comen tres” o “tener los hijos que Dios mande”, ejemplificarán mejor la idea que pretendemos plantear.

*ésta es la parte inicial de la conferencia dictada por el editorialista, en el MUA de la UTEC, el 12 de octubre pasado, junto al Dr. Rafael Lara Martínez, y el Lic. Heriberto Erquicia.