El aborto un debate pendiente
Marvin Aguilar
Cuando los grupos nacional religiosos reformaron de la
mano de los diputados la Constitución para prohibir el aborto en todas sus
formas se cuidaron de no hacer algo vital para la democracia pero inútil con un
pueblo inculto: debatir.
Fue esa misma Asamblea Legislativa que hizo diputada
honoraria a la virgen María luego de hacerla entrar en solemne procesión al
Salón Azul. Reinaba el oscurantismo medieval en El Salvador.
Cuando el presidente liberal Rafael Zaldívar sancionó
el decreto que legalizaba el divorcio violando la palabra dada a la curia de
que no lo haría justificó su marcha atrás
diciendo que: él jamás cometería
divorcio, pero que dejaba abierta la puerta para quien deseara cometerlo. Días
después un terremoto sacudió San Salvador; el arzobispo señaló que aquel seísmo
era un castigo de Dios porque los políticos aprobaron el divorcio.
100 años han pasado de esa lucha que perdió la fe.
Nadie creo que yo, en su sano juicio alegaría la prohibición del divorcio para
proteger la familia ahora.
Despenalizar el aborto terapéutico o restablecer las
normas establecidas antes de la reforma inconsulta de la Constitución por parte
del fanatismo religioso salvadoreño que ha manipulado las creencias de los buenos
creyentes no significa obligar a abortar a todas las mujeres embarazadas como
malintencionadamente se escandaliza, menos establecería un aborto salvaje con
pinzas destruyendo fetos sangrientos como las películas que se empeñan en
mostrarnos para hacernos parecer asesinos.
En la vida dos
momentos son tristes: nacer y morir.
En mi familia hemos tenido un hermano Down que
falleció a los 20 años y un padre que sufrió Alzhéimer hasta sus 92 años. Pesar
que estoy a favor del aborto y de la eutanasia jamás pasó por nuestra familia
la idea de hacerlos morir.
Por eso entiendo el sufrimiento familiar al que no
todos están preparados anímicamente, económicamente, sicológicamente.
Igualmente veo como muchas familias “cristianas”
se avergüenzan de esos familiares vergonzantes.
La anormalidad incluso pasa por la homosexualidad o
los embarazos no deseados. Familias que huyendo del escándalo envían a vivir a
San Francisco o España a sus hijos gais o hacen abortar en EE.UU. o Europa a
sus hijas que sin estar casadas se embarazaron.
Mi padre, un campesino gallego, trabajador, liberal
que le encantaba que lo acusaran de comunista cuando ayudó a Miguel Charlaix a
crear al carnaval de San Miguel me enseñó una lección de vida: solo viviremos una vez, la vida nos traerá
problemas, no nos inventemos más nosotros.
Toda nación es
colectiva.
Thomas Malthus pesar de haber sido silenciado tenía
razón. No nos sirve de nada tener muchos salvadoreños que terminaran
poniéndonos a la mayoría manos arriba ¿ejemplo? Las pandillas.
Son 2, 000,000 millones que se reproducen sin ningún
control de calidad, pobres. Parafraseando a Alberto Masferrer podría escribir: Hijos
de padres que padecen y odian y, aspiran a la venganza contra 200,000 que
atesoran y gozan y, que por necesidad o ceguera se defienden y sostienen con
represión.
Puede ser motivo de hilaridad que exista
liberales-conservadores pero es terrorífico que estos se pasen por donde les
alumbra el Sol las leyes elementales de la democracia por imponer sus creencias
eso estimados no está dentro de las normas éticas de cualquier tipo de liberal.
Los liberales de cualquier estirpe están siempre
obligados a respetar el disenso y darle espacio a lo diferente con leyes
diversas y legislación igual para los iguales. Imponer no es de liberales es de
hipócritas o fanáticos.
Bueno es que haya familias que apoyemos nuestros
familiares que nacen o terminan con grandes imposibilidades de toda índole.
Pero injusto es hacer que todas las familias carguen con responsabilidades para
las cuales el Estado –en donde todos nos
lavamos las manos- no los ha preparado.
Monseñor Gregorio Rosa tenía razón. Todos hemos
terminado usando a Beatriz para hacernos oír. Pero en un país en donde se le
olvida al stablishment que lo hacemos todo entre todos y, que la comida mía que
obtengo del trabajo de los otros es diarreica si esos otros mueren de hambre
por ignorantes pudiendo no serlo; cuando la estática y no la dinámica ha sido
la forma de gobernar no es extraña que la violencia sea verbal, sicológica o
física se convierta en la única manera de resolver nuestros conflictos.
Todos debemos pedir perdón a Beatriz y las mujeres que
morirán en nombre de Dios en El Salvador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario