¿Podemos dejar de ser malos?
Marvin Aguilar
La neuro-ciencia ayuda a las sociedades civilizadas
para dejar por momentos de lado que un dios venga a resolvernos todos los
desastres en los que hemos metido al mundo y, como una posibilidad quizá los
malos no lo fueran tanto o la cantidad fuese menor.
La paz social que aquí es pensar soñando es posible
lograrla. Pero no es una foto fácil, por ahora esto puede iniciarse con los más
pequeños desde el sistema educativo. No hay otro método y habrá que esperar.
Equilibrar excelencia con inteligencia emocional que
no es más que aprender a decidir entre la felicidad y el éxito sin sentirse
frustrado porque en la vida real solo podemos quedarnos en alguna de las dos es
la clave para abandonar el mal personal.
Siempre pongo de ejemplo a Benedicto 16 quien eligió
la felicidad renunciando al poder y, Hugo Chávez que mantuvo el éxito hasta la
muerte. Dejar de darles supremacía a las matemáticas sobre las artes ya que
ambas son necesarias para el ser humano. Así de simple.
Sídney Brenner tardó años en descifrar el pequeñísimo
cerebro del gusano C elegans entonces si el cerebro humano posee un millón de milímetros cúbicos y en cada
milímetro cubico hay 100, 000 neuronas y mil millones de conexiones es
tremendamente osado simplificar a los salvadoreños como malos por naturaleza.
La plasticidad cerebral es aquel proceso en donde
nuestro propio cerebro se modifica así mismo; sin embargo estando programados
para cambiar no nos gusta hacerlo volviéndonos conservadores.
Nacemos con nuestros genes y con estos aprendemos una
forma de hacer las cosas así de esta manera cambiar las formas requerirá una acción deliberada nuestra sino
queremos que determinadas funciones cerebrales vayan quedando atrofiadas.
El cambio mental es difícil de llevarlo a cabo porque
es similar a un cambio físico. Dejar de comer grasas, azucares o sal es muy
complicado aunque eso signifique hipertensión, infarto, problemas renales,
cáncer.
El cambio
mental es sutil. Debemos estar en algunas circunstancias para activar nuestra facilidad
plástica cerebral por eso para muchos, la mayoría de salvadoreños es difícil
comprender el aborto, homosexualidad, drogodependencia y distintas condiciones
humanas a las que identifican con delitos.
Algunas cosas como colaborar con otros; el compromiso
en una relación madura; el sueño que es cuando se consolida lo que deseamos
cambiar son mecanismos para dar el salto a lo nuevo que deseamos pero hay que
dejar en claro que es imposible cambiar sino cambió el entorno.
Estado, sociedad y nosotros mismos estamos pues relacionados
con el cambio no es solo responsabilidad de uno solo. Un pobre puede desear de
serlo pero una mediocre educación, un bombardeo publicitario consumista y una
clase adinerada conservadora e insensible empujaran a los menos favorecidos a
ser en primer lugar agresivos para pasar a la violencia a la menor
insatisfacción personal.
A veces me sorprende como los que defienden la vida en
cuanto se aborda el tema de los pobres y desgraciados los reducen a ser lo que
son porque quizá el Dios cristiano así lo planeó.
El dinero es necesario para las condiciones mínimas,
no hace falta mucho. Un pobre y un rico pueden ser felices; una vez cubiertas
nuestras necesidades lo verdaderamente afortunado son nuestras relaciones con
los demás; reconocimiento; planes de futuro; pasiones y aficiones; salud;
trabajo; lo académico; el empeño con que hacemos las cosas son los que nos
hacen o no felices.
En ningún caso es el dinero lo que determina la felicidad por eso hay
ricos malos. Es la inversión de tu dinero y en este caso estará en invertir en
los otros la dicha.
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