¿Eligió el Diablo a Francisco I?
Marvin Aguilar
El Papa romano ha mandado al traste a los nacional
catolicos que viven la fe no desde la misericordia sino desde la ideología
conservadora.
Así estimados lectores ha criticado a quienes como la
fundación Sí a la Vida y sus corifeos mediáticos en El Salvador viven
obsesionados con condenar pecadores y elevar los dogmas religiosos a la
categoría de norma constitucional.
Ha llamado la atención a esa enfermiza obstinación
contra el aborto, las uniones gais, el sistema económico y el relego de la
mujer en la iglesia que como diacona podría ser Cardenal y votar en la próxima
elección Papal; mujeres pero en la cúpula, en donde se toman las decisiones
importantes y no en qué cantos se entonaran en la misa.
Se ha mostrado intransigente contra el sistema, ese
que Manuel Enrique Hinds sostiene que es el pretexto para que fracasados e
idiotas justifiquen sus derrotas.
Sí, la estructura perversa que ha bajado a Dios de los
altares y ha colocado al dinero en su lugar. Finaliza con una estocada que
obliga a un replanteamiento de las ideologías extremas como las de COENA actual:
se ha definido también como una persona pecadora, que pudo haber sido
autoritario pero jamás de derecha.
¿El anti Papa?
No se trata de complacer y halagar al mundo hereje
como de seguro interpretaran las palabras-latigazos del Papa Francisco I la
retahíla de columnistas católicos que semana tras semana han derramado palabras
apocalípticas, sentencias de fin de la humanidad, condenas a muerte si se
amplían Derechos Humanos en nuestras sociedades.
Historias ejemplarizantes que podrían ocurrirnos de
Sodoma y Gomorra, pecados, pecados, pecados en que degenerados de izquierda,
liberales paganos, masones pervertidos, judíos mata cristos, turcos conversos
de mentiras y, columnistas de La Página pretenden desviar a la patria del rumbo
que Dios le confió.
¡Sí Dios! Solo a ellos, para salvarnos a todos los salvadoreños
del infierno, siendo su única forma la de hacer perversamente ley de la
república la palabra de Dios que ellos digan.
Que se jodan y se ofendan. El vicario de Cristo ha
comenzado a girar y, si lo está haciendo él bueno será; al fin y al cabo su
nombramiento ha salido de la inspiración directa de Dios, el mismo que eligió a
Juan Pablo II.
A menos que ahora los nacional catolicos salvadoreños
nos alerten que ha sido Satanás quien bajó a la basílica de San Pedro y
conspiró para que le nombrasen.
Nada menos hace unos días uno de los más rancios y
reaccionarios ideólogos de la derecha religiosa - que demoniza el laicismo que Francisco I legitimó en Brasil-
tergiversaba el perdón de un comunista.
Leyéndole a él y analizando las palabras del Papa
católico es claro que tendenciosamente obvió las palabras de su líder
espiritual: evitar la condena con la que cierra su texto.
¿Qué ha logrado ver desde Roma Jorge Mario Bergoglio,
que San Salvador quizá alcanzará a comprender dentro de 50 años?
El dualismo
helénico.
Los pilares en que se sustentan los dogmas de la
iglesia católica romana son: el neo platonismo, estoicismo y el dualismo
helénico y es desde este último que el Papa basa ese levógiro de la iglesia; es
esa corriente filosófica que ha permitido al catolicismo reformarse, actualizarse,
adecuarse a los tiempos.
Francisco I solo ejerce su derecho de prevalencia de
un dogma sobre los otros dos, algo que hicieron sus predecesores igualmente a
la inversa, no está colocando palos en las ruedas del catolicismo para
atascarlo.
La derecha religiosa salvadoreña debe entender humildemente
el mensaje: insistir en lo positivo, en la alegría de ser creyente, más que en
el pecado ese que dicho sea de paso la mayoría de las veces en sociedades
periféricas como la nuestra nace del sistema económico, político, social que
los conservadores igualmente promueven con publicidad engañosa de bienestar
para todos por medio del consumismo irracional.
Nada menos leíamos horrorizados en La Página cómo los
defensores de los agroquímicos en nuestro país alegaban como legitimidad para
su uso, una forma de evitar el calentamiento global.
Una época de mala imagen de la iglesia abre paso a una
nueva era: una iglesia que busque acercar a los pecadores y no quedarse en el
oscurantismo que ve pecado por todos lados; condena no, cercanía sí.
Misericordia, si son capaces de sentirla.
La derecha religiosa defiende la vida pero se pasa por los testículos la persona y, es allí donde debe mirarse la reprensión, la parte
medular de las palabras de Francisco I.
No al oropel, la guardia suiza, oro, decidir
entretener a estómagos vacios o llenos. Sí a la periferia. ¿Podrán matarlo? Desde
luego es un Papa sin miedo, sin reparo a detener las mafias económicas
vaticanas del Opus Dei que pervirtieron el IOR.
Su condena al que solo por aparentar ayuda al
necesitado coincide igualmente con mi visión particular en que la prevalencia
de la solidaridad debe primar sobre la filantropía o caridad que nunca resolvió
problemas estructurales.
No cabe duda que sus palabras revivirán desde la
derecha religiosa las discusiones bizantinas, pero es innegable que son un rio
de agua viva que desperezará a una iglesia anquilosada y acomodada en el lujo,
pecados ajenos y banalidad causada por años de poder de los ultras
conservadores en el aparato vaticano.
¡Larga vida a Francisco I!
No hay comentarios:
Publicar un comentario