Las maras: populismo de derecha
Marvin Aguilar
Norman Quijano al prometer que iniciará una guerra contra
las pandillas emula en el tono teatral a los causantes del holocausto judío. Estrena así a la derecha en una versión
salvadoreña de populismo nacionalista.
Si por un lado los conservadores con piel de liberales
que se han ganado el mote de falsa
derecha acusan a la izquierda de ser intransigentes con algunos sectores de
la sociedad acusándolos de lucha de clases por el otro no comprendo cómo no se
dan cuenta que en su desesperación de no quedar derrotados han llevado al país
a un populismo de derecha.
Clásico de los populistas es su bipolaridad. Quijano
aparece llorando y luego enérgico en donde indistintamente promete atender solo
el último eslabón de la cadena de inseguridad olvidándose de todo el proceso
que lleva a una persona a delinquir.
Está actitud está lejos del ejemplo de salud mental y
física que debe emitir un líder que aspira gobernar. ¿Cuál de los dos es el
verdadero?
Gestos y discursos estructuran un lenguaje político.
Coincidentemente con este nuevo populismo propuesto por Quijano hace poco más
de dos años y medio ANEP propuso la privatización
de las cárceles. ARENA lo retomó como medida para combatir la delincuencia
en Plan País.
http://www.elfaro.net/es/201310/noticias/13657/
En esa lógica sobredimensionar un enemigo prepara el
proceso para darles a los privados los centros penitenciarios garantizando un
negocio seguro en uno de los países más inseguros del mundo.
Nada difícil de presentar ante la opinión pública ya
que para los salvadoreños invertir en las cárceles no es un gasto prioritario,
desde luego servicios básicos en las comunidades serán siempre primero.
Una inversión en cárceles por parte de empresarios
demandará una cantidad de presos que permitan recuperar la inversión.
La garantía por parte del Estado es perseguir hasta
las miadas y escupidas callejeras de los parroquianos para que la cuota de reos
necesaria para mantener las infraestructuras, alojamientos, sistemas de
seguridad y tecnologías de punta nunca disminuya: más personas naciendo, más jóvenes, más presos.
Caminamos a un Estado represivo y perverso que no
deberá invertir en prevención o políticas sociales que busquen establecer al
mínimo la delincuencia o violencia social ya que ser malo se volverá un buen
clima de inversión para algunos.
Transferencias de reos EE.UU.- El Salvador con costo
para el erario público que luego pagarán las familias de los presos será un
servicio que brindaran para nuestra seguridad.
¿Ser malo es
culpa de cada quien?
Las pandillas desde luego se han convertido en la
versión grotesca, horrenda de nosotros mismos, pero perseguirlos bajo la lógica
de venganza y castigo encerrándolos en cárceles privadas sin antes repensar
nuestro sistema social, económico y judicial es arar en la mar mientras de paso
se enriquecen un grupo de empresarios.
La crueldad de los mareros es por ausencia de límites
que la sociedad se ha olvidado de definir. Así es lectores, apostamos a ser
país de consumo ilimitado; promover desde todos los sectores nacionales los
bienes materiales como el único nivel de éxito humano y, que junto a un cristianismo
que pregona desde el pulpito la doctrina de la prosperidad como bendición de
Dios entendimos que devorarnos los unos a los otros es divino.
Nuestro actual entendimiento de las cosas debería
llevarnos a cuestionarnos en que momento les fallamos como gente honrada a los
mareros. ¿Cómo los llevamos a que nos odien tanto?
Ya que ser gente de bien no solo es no ser pandillero.
La solidaridad, el amor al prójimo igualmente es una necesidad humana en el
mismo estatus como aquello de amar a Dios. Al salvadoreño eso no le importa.
La maldad ¿es
marera solamente?
Francisco Flores ex presidente de la república, los
futbolistas que amañaron partidos, la monja salvadoreña en Italia, el joven que
mató a tres personas en el redondel Masferrer, los padres de familia que se
apropian de dinero ajeno en el Liceo Salvadoreño, los jóvenes que se roban un
celular inteligente, la mujer que intenta matar a un niño por celos con su
abuelo, todos ellos, jamás fueron mareros y podríamos decir que la sociedad no
les falló pero igualmente fueron víctimas del sistema que se ha instalado en
nuestra nación desde hace 20 años: el
consumismo transgresor de los valores familiares que atiborrando la TV y calles
nos lleva a la desigualdad como estructura social.
El salvadoreño prefiere disgregar el Estado antes que
vivir con lo necesario. Y allí aparecen las pandillas como cómplices oscuros de
nuestro lado perverso, ellos al igual que nuestros políticos tan incapaces,
corruptos y sinvergüenzas somos – nos
guste o no- nosotros.
Porque tan malvada es nuestra inerte decisión e
individualismo de ser ricos a toda costa como lo es la clase política
degenerada; como lo son los mareros. Todos somos ellos, salvadoreños cristianos
de pura paja.
La desigualdad es la causante de todos nuestros males.
Contra la inequidad económica habría que realizar spots amenazantes. De seguir
así ARENA para las elecciones de 2015 propondrá las autodefensas estilo México.
Corolario:
No se trata de que la derecha desaparezca, pero ARENA
ha mostrado ser la que más descalifica al oponente incluso ha demostrado que se
valdrá de mentiras estúpidamente arregladas
por “hackers”.
¿Cómo es que se le paga a Mijango pero nada dicen de
qué se la ha dado a Monseñor Colindres? Es que claro, irse contra el cura no es
políticamente correcto.
Esta última jugada de “efecto” arenera que
protagonizaron los diputados Valiente y d`Abuisson es reflejo de falta de ideas
innovadoras, desesperación por la derrota que las todopoderosas encuestas en
las que depositaron su fe del triunfo inevitable de Quijano, ahora, ya no como antes los colocan en posición
perdedora.
Así no se hace patria, sino estiércol.
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