Las lecciones del poder
Marvin Aguilar
¿Saben? El final del periodo de Mauricio Funes nos
deja a los que leemos entre líneas la historia nacional algunas lecciones que
no debiesen dejarse pasar desapercibidas.
Al poder hay que mirarlo con respeto me decía mi
profesor de filosofía. Puede llegar a consumirte, destruirte, dejarte
finalmente solo, quizá millonario pero solo como adolescente con su Smartphone,
alejado de las personas, de las que solo escucharas un lluvioso murmullo, esto
inevitablemente te volverá antisocial.
Mauricio Funes era al comienzo de todo esto un
muchacho con buenos deseos de dejar de ser lo que su familia logró hacerlo ser,
de lo contrario jamás hubiese aceptado dejar su papel en el periodismo para ser
candidato.
Su pasó por la inflamadora de egos: la televisión, fue
determinante en su carácter. Esta convierte a los humanos en dioses con pies de
barro, seres falsos que pueden parecer cualquier cosa ante cámaras. Que igual
nos venden agua embotellada o un falso huracán que nos atravesará y, creemos.
Como docente de comunicaciones algo sabré de eso.
Los mass media tienen el poder de que así como
suponemos que la Siguanaba, el Cipitio, Dios o el eventual toque de queda de
las pandillas existe simplemente hacernos confiar en lo que no vemos.
Pero de repente y desde esa ideóloga multimedia llegó
al poder. Fidel Castro lo explicaba así: de nada sirve un gran hombre sin una
ideología que lo sustente; de igual una ideología grande no será real sin la
fuerza de un hombre que la lleve adelante. La paradoja de la izquierda
salvadoreña.
Y de aquella esperanza hoy vemos un señor canoso, en
andadera, con una amante joven (según El Faro.net), una esposa; una madre
muerta. Quizá la muerte de su hijo en Paris, la ciudad luz era un mal presagio
por mucho que esto haya beneficiado al pueblo.
Su mandato empezó y terminó con la muerte visitando su
casa. Destino arbitrario que solo Shakespeare o Rimbaud pudieran imaginar.
La misión de
Funes: entregar el poder a Sánchez Ceren
¡Mi reino por la vida! Gritaba el Rey Midas llorando,
arrastrando su toga, aquel que todo cuanto tocaba se convertía en oro,
desesperado, impotente nada podía hacer para salvar a los demás de la muerte.
Pero para entonces cualquier cosa era inútil, había deseado el oro.
Nadie debería pensar en anticuerpos de parte del
columnista hacia el ex presidente, pruebas hay de sobra sobre mi posición dura
contra el COENA y la corrupción de la derecha. Tampoco voy de objetivo por las
calles, simplemente escribo.
¿Quiénes somos los mortales para juzgar mortales?
Nadie, porque esa es tarea de los dioses. Por eso cuando me acerqué a ver el
mundo en sus cuatro puntos cardinales, esa tierra ancha y ajena, me dijo: puedes no creer en nada, te es permitido.
Pero nunca transgredas el orden, no desafíes la ley de causa y efecto, cree en
la compensación y témele al Karma. Todo regresa, no existe el infierno.
Aquí es el cielo también. No te quemará el fuego que no encendiste.
Paolo Luers.
Pero esta historia como todas tiene malvados. Druidas
chelosos, desteñidos, con mirada de loco que cabalgan con sus monturas llenas
de cráneos de enemigos que mataron: Paolo Luers.
Que bueno que el FMLN guerrillero no ganó la guerra
civil, me digo a mí mismo. Por ese entonces Luers era un partisano y su actual
carácter era el de antes, el de siempre y, habría sido esa misma arrogancia de
la verdad absoluta y del encaprichamiento del psicópata SAW que destaza a su
víctima sin compasión hasta el último resoplo el que hubiese predominado al
vencer la revolución.
He vivido en Berlín, Alemania y doy fe que no todos
los alemanes son así, los hay desde luego los que incendian el lobby lleno de
cochecitos de bebe del edificio donde viven turcos para que mueran asfixiados
porque saben que no entenderán a los bomberos que les dirán en alemán que las
escaleras de emergencia están al otro lado de la calle.
Y están los que emigran, para hacer la guerra y
después como el mejor inquisidor tener que demostrar que son más derecha como
el que más. Ese nos tocó a nosotros.
Por qué, qué otra explicación
existe y es necesaria para hacer burla frente al hospital donde ha muerto la
madre del presidente que desafió al sistema de cosas, de esas que se han venido
haciendo mal por 200 años y que trajo al Paolo guerrillero a El Salvador.
Que bueno que no ganó la guerra el FMLN porque Paolo
Luers habría sido comisario de la nomenclatura y como trata ahora a Mauricio
Funes hubiese tratado a todos.
No pareces alemán, pareces marero. Sin querer ofender
a los señores pandilleros que sus motivos socio-económicos tendrán para haber llegado
a la degradación humana. La realidad debió haberse impuesto: lo correcto fue
haber suspendido el show bufo.
Corolario:
El poder no te cambia, solo hace aflorar tú verdadero
yo: Michelle Obama.
Y Paolo, esto no es Benelux -que incluso pasó por su época de barbarie- los cambios siempre
serán aquí con pasión, muchas veces una atropellada. No comprenderlo es
seguirle el juego al mal, a la oscuridad. Sino ¿por qué crees que está preso el
dueño de un periódico y radio en Ruanda? Por incitar a matar Tutsis.
¿Imaginas si convocamos a una marcha bufa donde
quememos pandilleros, la figura de Fabio Colindres, Raúl Mijango y tu persona
por la prosaica y popular creencia que protegen criminales?
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