Lo encontré en un periódico local este día y pensé en compartirlo con ustedes.
"A nosotros nos extorsionaban unos falsos predicadores"
Las extorsiones están a la orden del día. Cada vez los delincuentes buscan nuevas formas para cometer sus fechorías. En la colonia La Gloria varias familias eran (y probablemente son) extorsionadas por falsos predicadores.
Última actualización: 03 DE ENERO DE 2010 12:38
por Jaime Ulises Marinero
“Cuando el timbre sonó salí a la puerta a ver por la ventada. Eran dos jóvenes, hombre y mujer, que con Biblia en mano me dijeron que eran Testigos de Jehová. Cuando les abrí, uno de ellos abrió la supuesta Biblia y adentro andaba una pistola… -No se preocupe no le vamos a hacer nada, pero desde ahora en adelante vamos a venir todos los sábado y usted nos tiene que dar $25 para que no le pase nada a sus hijos-
Me dejaron una carta y se fueron. Desde la ventana vi que tocaron la puerta de una casa ubicada a unas siete de donde yo vivía. Me imagino que lo mismo le dijeron.
En la carta decían que ya me conocían, que sabían donde trabajaba mi esposo y donde estudiaban mis hijos. Me amenazaban con matar a uno de ellos si acaso no les daba el dinero el próximo sábado.
Por la noche, cuando mi esposo llegó le conté lo ocurrido y le enseñé la carta. Mi esposo tiene un pariente que es oficial del ejército, por lo que le pidió ayuda y éste le recomendó denunciar la extorsión a la PNC. Sin embargo, mi esposo no quiso por temor a represalias, ya que mis niños están pequeños y al parecer los extorsionistas sabían todo de mi familia.
El siguiente sábado llegaron. Esta vez llegaron tres, dos hombres y una mujer. Tocaron el timbre y cuando salí me dijeron que si colaboraba puntualmente con ellos durante tres meses, hasta me podían bajar la cuota a $20.
La joven, que parecía de unos 20 años, me dijo que no me preocupara, que la colaboración tenía que entregarla nada más durante un año.
Después de que les di el dinero se fueron para la otra casa que ya habían seleccionado. Por la noche mi esposo, que es amigo del señor que vive en esa casa le preguntó qué había pasado. Resulta que a él le pedían $35 cada sábado desde hacía un mes.
Ni mi esposo ni el vecino tuvieron el valor de ir a denunciarlo, porque en la carta que nos habían dejado decían que tenía contactos con la PNC y que si denunciábamos estábamos sentenciando nuestra muerte.
Como a los cinco o seis sábados, mi cuñado, el militar, consiguió un vehículo polarizado y se estacionó en un sitio estratégico para darles seguimiento. Logró comprobar que eran tres grupos de jóvenes que en pareja o en tríos se repartían la colonia para extorsionar a sus víctimas. En la calle donde vivíamos extorsionaban nada más a tres familias, casualmente todas con niños pequeños.
Mi cuñado les hizo fotografías a dos de los grupos incluyendo los que nos extorsionaban a nosotros y se las envío al correo de mi esposo. Con esas fotos podíamos ir a denunciar, pero resulta que al siguiente sábado que llegaron nos amenazaron con matar a mi esposo porque alguna de las familias de la zona había ido a denunciarlos a la PNC.
Averiguamos y nos dimos cuenta que el vecino había decidido denunciar ante la PNC porque le habían subido la cuota de $35 a $50 semanales. Mi esposo tuvo miedo y decidió ya no denunciar a la PNC, pues era obvio que realmente los delincuentes tenían contactos con la policía. Repartió las fotos entre los familiares cercanos para advertirles sobre el acciona de esos jóvenes que simulaban ser testigos de Jehová. Si algún día los capturan talvez los denunciemos.
Afortunadamente la casa no era nuestra, vivíamos de alquiler, por lo que comenzamos a buscar adonde pasarnos. Nos cambiamos de colonia, pero con tan mala suerte que la noche que estábamos haciendo el traslado, uno de los extorsionistas no estaba observando. Cuando lo vimos nos dio miedo y le pedimos al señor de la mudanza que se desviara del recorrido original para que no nos siguieran a nuestro nuevo domicilio.
El delincuente se acercó y el muy cínico hasta se ofreció a ayudar a levantar algunos muebles. Le pidió $50 a mi esposo para dejarlo ir, de lo contrario les iba a avisar por celular a sus otros extorsionistas para que lo siguieran. Le dio los $50, pero aún así el motorista tuvo que desviar el recorrido.
Al siguiente día, el motorista nos llamó para contarnos que los extorsionistas le habían llamado para que les dijera hacia donde los había llevado. Habían copiado el número telefónico pintado en el camión. El motorista tenía miedo que los extorsionistas llegaran hasta su negocio de mudanzas y lo comenzaran a extorsionar.
Asustado mi esposo le habló a su hermano que ese mismo día llegó con un camión para sacarnos de esa casa y llevarnos provisionalmente a otra, donde estuvimos viviendo una semana hasta que finalmente alquilamos otra en una zona tranquila.
Supimos que los extorsionistas llegaron al negocio de mudanzas a pedirle la dirección de nuestra casa y que luego nos fueron a buscar, pero ya no estábamos. Un día, en noviembre pasado, mi esposo visitó al vecino que estaba siendo extorsionado y éste le contó que ya lo habían dejado de extorsionar, pero que ahora le pedían dinero a otras familias. Los delincuentes siempre simulaban ser Testigos de Jehová.
El último sábado que llegaron a pedirle dinero le advirtieron que por ninguna razón los fuera a denunciar porque iban a seguir pidiendo colaboración en la zona.
Los jóvenes siguen llegando bien vestidos, sin aparentar ser pandilleros. Hasta saludan a los vigilantes y no le niegan el saludo a nadie. Por las noches, en ocasiones, se les ve llegar, quizá para controlar los movimientos de sus vecinos.
A pesar de que hubo una denuncia en la PNC, no nos explicamos porqué nunca investigaron. Los delincuentes siguen operando y la PNC brilla por su ausencia. Todos saben que los falsos predicadores en realidad son extorsionistas.
Cuando me extorsionaban vivía en la colonia La Gloria de Mejicanos, hoy vivo en una colonia muy tranquila, pero aunque sea muy tranquila, por nada del mundo le abro la puerta a quienes llegan con Biblia en mano. Es posible que de verdad lleguen a predicar, pero también es posible que uno de ellos sea extorsionista.
Es injusto pensar en que alguien predicando puede ser extorsionista, pero vivimos en El Salvador, donde los delincuentes se valen de todo… hasta de la Biblia.
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