Gobierno negoció con pandillas reducción de homicidios
Entre el jueves y el sábado de la semana pasada cerca de 30 pandilleros salieron del régimen de máxima seguridad. Se trata de los líderes de la Mara Salvatrucha y del Barrio 18, dentro de los que se incluye a “Viejo Lin”, “Chino Tres Colas”, “El Diablito” y “El Trece”. Los traslados a prisiones de menor seguridad son parte de un pacto entre las pandillas y el Gobierno.
Óscar Martínez, Carlos Martínez, Sergio Arauz, Efren Lemus
elfaro.net / Publicado el 14 de Marzo de 2012
El Muchacho recibió una llamada a su celular el viernes por la mañana. La llamada provenía del penal de Ciudad Barrios y la voz en el teléfono llamaba para explicarle las nuevas disposiciones de la Mara Salvatrucha: la cárcel ha decidido que hay que “calmarse”, que en la jerga de la pandilla es lo mismo que decir que hasta nuevo aviso queda prohibido matar y sumar nuevas extorsiones.
El Muchacho es un tipo muy delgado con el que arreglamos una cita en un centro comercial de San Salvador. Él es jefe, o “palabrero” de una “clica” o célula de la MS-13. Las órdenes que vienen de la cárcel son incuestionables, así que a su vez él reunió a sus muchachos y les transmitió el mensaje. “Estamos de vacaciones”, bromea y ríe.
La clica que dirige este treintañero tuvo que suspender algunos de sus planes inmediatos. Según El Muchacho, ese mismo día tenían planificados dos asesinatos que se vieron frustrados por las órdenes de su jefe en la cárcel. A este pandillero la única razón que lo mueve a obedecer las órdenes que recibe es el llano miedo a activar el sistema de castigos de la Mara Salvatrucha: si uno de sus subalternos desobedece, él deberá castigarlo –lo cual puede ir desde una golpiza hasta la muerte-. A su vez, él será castigado, y también su jefe en el penal de Ciudad Barrios.
Para explicarse mejor intentó el siguiente ejemplo: “Si a usted su jefe le dice: traé este reportaje, usted tiene que rebuscarse por hacerlo, porque de eso depende su trabajo. Pues igual. Una orden es una orden”.
La única explicación que recibió El Muchacho fue que un grupo de jefes pandilleriles presos en el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca habían sido trasladados a otros penales y que las nuevas órdenes buscaban mantenerlos ahí. La idea que le expresaron es esta: ha habido una negociación entre algunos líderes de la mara y el gobierno. Así, si la pandilla se calma, el gobierno no tendrá motivos para regresarlos a Zacatecoluca.
El Muchacho repite que desde el sábado están de vacaciones. Ese día se registraron 10 homicidios, cuatro menos que la media que mantenía el mes. El día siguiente, día de elecciones legislativas y municipales, se registraron seis, y algunas fuentes lo adjudicaron al despliegue policial para custodiar los centros de votación. El lunes de esta semana, una cifra sin precedentes en los últimos dos años: dos homicidios en todo el país ya sin el despliegue policial del día anterior. El martes, la tendencia se mantuvo: tres asesinatos en todo El Salvador. Este miércoles, a las 7 de la noche, la tendencia seguía siendo sorprendente: cinco homicidios.
El ministro de Justicia y Seguridad, el general David Munguía Payés, se apresuró el martes mismo a asegurar que el cuidado de los centros de votación podría haber influido, pero que “más que eso, la disminución es por la coordinación, la operatividad de la Policía y la labor de inteligencia que se está desarrollando”. Después, rodeado de fotógrafos y camarógrafos, y junto al director de la Policía, el general en retiro Francisco Salinas, recorrieron la colonia Altavista, en el conflictivo municipio de Soyapango, una reconocida zona de disputa entre las pandillas.
Munguía Payés, al asumir el cargo en noviembre pasado, prometió una reducción de un 30% de los asesinatos al cabo de un año, pero su primer trimestre lo encontró en febrero con una tendencia alcista en lugar de a la baja.
Traslado masivo
La semana pasada, cerca de 30 líderes de la Mara Salvatrucha 13 y del Barrio 18 fueron sacados del régimen de máxima seguridad y trasladados a cárceles donde pueden recibir visitas de parientes y donde pueden tener contacto físico con personas que llegan desde el exterior. La mayoría de los trasladados tenía una década en la prisión de Zacatecoluca.
Entre los trasladados se encuentran algunos de los pandilleros que las autoridades han presentado como unos de los más peligrosos criminales del país: Carlos Ernesto Mojica Lechuga, conocido como “Viejo Lin”; Carlos Alberto Rivas Barahona, “Chino Tres Colas”; Víctor Antonio Cerón García, “Duke”, y Frank William Martínez, “Cholo William”, quienes según las autoridades son los líderes nacionales de las dos facciones de la pandilla Barrio 18.
De los prisioneros de la Mara Salvatrucha, 12 fueron trasladados. Destacan Borromeo Enrique Solórzano, “El Diablito”, y Ricardo Adalberto Díaz, “La Rata”. Según las autoridades de seguridad pública, ambos son los líderes nacionales de la pandilla. De acuerdo con el organigrama que la inteligencia policial ha establecido, a estos dos líderes les sigue una especie de cuerpo de decisión colectivo al que los pandilleros llaman “ranfla”. Miembros de la ranfla nacional que salieron del régimen de máxima seguridad son Saúl Antonio Turcios, “El Trece”, y Élmer Canales Rivera, “Croock”.
Este es un movimiento sin precedentes en centros penales. Nunca antes tantos reos de alta peligrosidad que pertenecen a pandillas habían sido trasladados en un solo movimiento a cárceles de menor seguridad. Incluso cuando en julio de 2009, la Dirección de Centros Penales movió de Zacatecoluca a Dionisio Arístides Umanzor, alias “El Sirra”, pandillero de la Mara Salvatrucha, recluido por homicidio y secuestro, el revuelo llegó hasta la Asamblea Legislativa. Unos meses después de ese traslado, el principal partido de oposición, Arena, incluso pidió la destitución del entonces director de Centros Penales, Douglas Moreno, ahora viceministro de Justicia y Seguridad. El argumento de los políticos era que veían con preocupación sacar del régimen de máxima seguridad a alguien a quien consideraban una gra amenaza para la sociedad. “Nos preocupan las medidas irresponsables que han sido tomadas por el director (…) y el traslado de reos del penal de máxima seguridad a otros centros penitenciarios”, decía la petición de Arena. La medida no prosperó.
El sábado 10 de marzo, El Faro consultó al director general de Centros Penales, Nelson Rauda, sobre la razón de los traslados y la identidad de los prisioneros que obtuvieron ese beneficio. Sin embargo, el funcionario aseguró que por órdenes superiores esa era información confidencial y que el único vocero autorizado para hablar de ello era Munguía Payés.
Diversas fuentes de varios cuerpos de inteligencia del Estado aseguran que los pandilleros de la Mara Salvatrucha fueron trasladados al penal de Ciudad Barrios, mientras que oficiales del sistema de registro de la Corte Suprema de Justicia confirman que “Viejo Lin” fue trasladado al penal de Cojutepeque. El destino y la identidad del resto de trasladados sigue siendo un secreto.
Los prisioneros de Zacatecoluca viven en un régimen de restricciones en el que nunca tienen contacto físico con sus visitantes, con quienes conversan a través de un vidrio. Viven en sus celdas con apenas tres horas de sol a la semana. Cada vez que uno de ellos sale a una audiencia judicial o a una diligencia médica deben permanecer en una celda de aislamiento, y no son introducidos a su celda hasta que no defequen frente a los custodios, para asegurarse de que no introduzcan ilícitos en sus entrañas. Es el único penal en el país con un régimen tan severo.
Según las fuentes de inteligencia, los traslados no son solo una noticia sin precedentes, sino una pieza dentro de las negociaciones que mantiene el gobierno.
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