¿Cuántos muertos VIH-SIDA en El Salvador en 30 años?
Marvin Aguilar
El Tamiflu contra la gripe A fue un engaño. No solo,
la mayoría de casos diagnosticados de gripe en EE.UU. no lo eran, por lo tanto
la vacuna jamás podría curarlos de algo que no tenían. ¿La intención? Ganar
millones de dólares para la industria farmacéutica.
¿Culpable? El Centro de
Control y Prevención de Enfermedades, CDC. ¿Mi fuente? La British Medical
Journal.
Se empeñan la mayoría de instituciones públicas y
privadas en nuestro país en seguir enfocando desde una óptica, cuando menos, no
demostrada por el CDC el tema VIH-SIDA.
Después de todo son 44 millones anuales que se gasta
el país en esa “enfermedad” que hace recordar
la época en que todo era culpa de espíritus que se posesionaban del cuerpo
humano hasta matarlo.
El mal aire se creyó por casi un siglo era causante de
la malaria, de allí su nombre. Una vez se comprendió que era un zancudo el
transmisor se terminó con el estigma de que solo las regiones tropicales - que por casualidad eran la colonias europeas
del tercer mundo- fuesen las culpables de propagar la enfermedad.
La vieja polémica internacional desatada y cada vez
más activa entre los llamados disidentes y negacionistas de la versión oficial
de un científicamente dudoso virus nos llevó hace un año ha iniciar una serie
de artículos que nos sumaban al mundo desde nuestra realidad salvadoreña a ese debate
VIH-SIDA.
Así leímos comentarios absurdos que solo los
científicos o médicos podían opinar. ¿Pero qué pasa cuando esas personas que
confiamos deberían, no saben? No por malos sino porque no les queda tiempo o
interés por leer o actualizarse. Los descubrimientos que obtuvimos a lo largo
de la filmación: contradicción entre
médicos. Silencios. Miedo.
¿Es solo cuestión de expertos? ó de engañar y
democracia. Es así que nos dimos desde el cine documental la tarea de
perfeccionar nuestros artículos que desde la antropología periodística
escribimos en La Página en meses pasados y, desde esta misma columna deseo
compartir con ustedes y el mundo el estreno digital del documental POSITIVO, El Veneno es la Cura. Un trabajo que nos llevó un año realizarlo.
En 36 minutos hacemos un recorrido desde el anuncio
oficial por el CDC de la enfermedad. Los medios de comunicación han tenido en
la cobertura hasta día de hoy un protagonista importante en la construcción de
este virus que sin ninguna prueba científica se aceptó como cierto en 1981. El
pánico vende mejor por televisión.
Entrevistamos para acercarnos a nuestras dudas
“acientíficas” a pacientes seropositivos; médicos del SIDA, antropólogos y
trabajadores de la salud así como incluimos a una gama de prestigiosos
científicos algunos nobeles de medicina que han opinado sobre este tema en
otros documentales relacionados a la disidencia, negación o cuestionamiento del
llamado VIH-SIDA.
Incluimos un bloque militante, en la intención de sumarnos a no descartar las teorías
conspiranoicas contrastando las habituales declaraciones amables y humanas con
las actuaciones de campo de organismos como ONUSIDA y OMS.
Temas como el dudoso manejo de las estadísticas en el
primero o la ocultación de datos sobre las deformidades infantiles en Iraq del
segundo ó incluso el etno-experimento por parte de los Estados Unidos en
Guatemala al inyectarles gonorrea y sífilis a indígenas que podrían acercarnos
a una costumbre deliberada de engañar.
Desde luego nos interesaba la participación del gobierno
en este documental y pesar del interés que posee la temática VIH-SIDA y
pasándose la ley de transparencia por donde no les alumbra el sol, el MINSAL a
través de la doctora Isabel Nieto se negó a participar.
Buscamos respuestas a los criterios que se utilizan en
el protocolo médico y falta de publicidad en el país sobre la “cura” con retrovirales en un mes si se
acude a horas de haber tenido una relación de riesgo ó con certeza de haber
sido contagiado; la desfasada ley de SIDA; las ong´s que viven de eso y, de
cuanto se paga a las farmacéuticas en la compra de retrovirales, más importante,
debelarnos el misterio que nunca dicen y que nadie pregunta: ¿cuántos falsos
positivos existen? Y ¿Cuántos muertos
llevábamos en El Salvador en 30 años de VIH-SIDA? Estas respuestas quedaran
–de seguro- pendientes a que la vergüenza
obligue a aclararlas.
Sería injusto sino hago un reconocimiento al ISSS, a
su director Leonel Flores y el departamento de comunicaciones y de igual al
doctor Iván Solano por su entusiasmo y apoyo en la realización de este
documental a quienes pesar de no
compartir el enfoque de nuestro
trabajo dieron muestras de una cultura democrática impecable. Gracias.
Finalmente al equipo de filmación: Amanda Murillo,
Vidal Amaya, Josué Romero y el talentoso editor Julio Maravilla. Gracias por
creer que no hay una única verdad sino una muchedumbre de ellas y acompañarme
en esta idea.
POSTIVO, El Veneno es la Cura:
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