Madre de alambre o de tela
Marvin Aguilar
Harry Harlow realizó un experimento conocido como la
madre de alambre y de tela. A la primera le adaptó un biberón con leche, la
segunda no tenía nada. Se usó un bebe macaco. Este pasó con la de tela 22 horas
mientras que con la de alambre 2 horas.
En otra parte de la investigación se dejó solo la
madre de alambre y si bien se acercaba a beber la leche, este la digería peor y
desarrolló un sistema inmunológico más débil.
El macaco comparte entre el 92% y 95% con el ADN
humano. Por eso tendremos mejores jóvenes y desde luego virtuosos ciudadanos
solo si como Estado promovemos una sociedad que le preocupe más que la
sobrevivencia material la protección y el afecto, sin importar si estas cosas
las dan un Papá y una Mamá; Una Mamá soltera, un Padre soltero; padres gais o
lesbianas; abuelas, tíos, hermanos; padres adoptivos ó quien decida criar un
ser humano.
A los 5 años somos inocentes, estamos en cero. Traemos
las emociones y curiosidad. A partir de aquella edad es que entendemos si somos
dignos de aprender amar o no. Si el mundo es un lugar agradable u hostil.
Nuestros primeros años nos marcaran para toda la vida.
Entornos agresivos e inseguros como el que sufren las clases menos
privilegiadas salvadoreñas crearan inevitablemente personas que busquen a toda
costa sobrevivir, perderán la ilusión, desconfiaran y se encerraran en ellos
mismos, afectándose física y mentalmente. Esto es así para todos los seres
vivos.
Las generaciones hasta nuestros padres, incluso hasta
la mía en alguna medida y que ahora son padres desconocían esta realidad
humana. Se decía y se mantuvo por mucho tiempo que las afecciones y
manifestaciones de amor no eran necesarias, echaban a perder los hijos.
Volverse
violentos
De venir adiestrando indígenas y mulatos para las
guerras entre caudillos desde 1821 hasta 1885 en El Salvador se aplicó el
castigo a palos de forma pública a delitos comunes, luego se cambió por el
peonaje y la prisión por deudas, igualmente se consintió la tortura a la mujer
por chismosa.
De esta manera se puede concluir que gobernado por las
elites fueran conservadores y liberales el Estado fue – y no los Derechos Humanos- el primer promotor de la violencia en
nuestro país, luego lo internalizaron las clases medias y bajas integrándose
así a la cultura popular.
La violencia ha sido desde tiempos fundacionales la
manera de inculcar valores: en casa, el padre castigaba o golpeaba
indistintamente hijos y mujer; en escuelas los maestros aplicaban
pedagógicamente castigos físicos.
Finalmente el Estado para imponer la dominación y
contener a una población de vagos, tradicionalista y retrasada mediante el
terror estatal fomentó la cultura de la violencia para resolver en todas las
esferas de la vida nacional los conflictos.
Las elites una vez se fueron, digamos, refinando detestaron por honor
ensangrentarse sus manos, así reclutaron clases bajas o medias pro activas que
estaban deseosas de ascender social y materialmente para que ellos por el
stablishment llevaran a cabo la imposición, dominación y disciplina necesaria.
Por eso Rafael Zaldívar y no Manuel José Arce fundó el
ejército nacional, para fundamentar un Estado en los Derechos Humanos que en la
práctica mantuviese a raya las relaciones correctas de poder mientras las
violaba sistemáticamente.
Una vez definida las funciones de las clases sociales
los poderosos se dedicaron a enriquecerse dirán unos a hacer progresar el país
dicen ellos, es cuestión de óptica.
Lo cierto es que luego de expropiar violentamente las
tierras a los indígenas se dedicaron a prometerles cada campaña que se las
devolverían si votaban por uno y por otro.
No sin antes pasar por 1832 con Anastasio Aquino héroe
mitológico para unos, hereje revoltoso dirán otros. Llegamos a 1932 en donde
los comunistas igualmente les prometieron tierra a los indígenas. La intención
dejó 10,000 muertos y de esto se instaló la dictadura militar que terminó con
el golpe de Estado en 1979.
Habíamos tenido como norma el fraude electoral sin
importar llegar a la dictadura que sentó su poder no en el respeto a la ley
sino en el terror estatal; luego reprimiendo las protestas de estas
arbitrariedades formamos escuadrones de la muerte.
Se llevó incluso hasta catalogar como peligroso para
el sistema cualquier acción de reclamo justa, al eliminar la distinción entre
derechos y delincuencia las elites más distinguidas legitimaron la venganza
como medio de hacerse escuchar por los marginados de todo tipo.
Así estamos hoy, con un grupo de muchachos llamados pandillas
resultado de una guerra civil en donde Estado y guerrilla armaron a campesinos
y citadinos dejando una población antes como ahora violenta.
Es falso que durante Maximiliano Hernández Martínez
hubiera tranquilidad, por el contrario la serie de leyes represivas que datan
desde la colonia y, que pueden dar un libro son la muestra de lo violento que
fue el pasado.
Corolario:
La parábola de Romero de entregar los anillos antes de
que les corten las manos es dramáticamente elocuente en relación a lo que explicamos.
Seguimos sin entenderlo. Los humanos necesitamos sentirnos seguros y amparados,
eso es lo que nos une como sociedad no hábitats amurallados y vigilados.
La solidaridad en su concepto ha cambiado. Antes era
repartir la riqueza entre todos. Ahora es controlar nuestro deseo consumista,
esto porque el problema mundial que a la vez es el nuestro es que el 80% de la
población no puede disfrutar de lo que goza el 20% restante. Así se origina la
violencia que causa muertes no por culpa de los Derechos Humanos como
ignorantemente sostienen algunos merluzos.
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