Marvin Aguilar
Siempre en todas las estampitas de los santos se
escribe una pequeña biografía de su camino a los altares. En Florencia, Italia
mientras estudiaba el San Sebastiano de Bazzi en la Galería Palatina del
Palacio Pitti, leía sobre él en las viñetas que se vendían en la ciudad
renacentista: santo, venerado por la
iglesia fue soldado del ejército romano jefe de la primera cohorte de la
guardia pretoriana, una vez el emperador Diocleciano se dio cuenta que era
cristiano y él negarse a dejar de serlo lo mandó matar.
Miren, si no es una paradoja el discurso de la ultra
derecha que en San Miguel, mi pueblo durante la infancia miraba como guardaban
ante los cateos de los soldados las fotos del arzobispo y ahora estará de
seguro junto a la Reina de la Paz, en catedral.
Miren, si no es para ponerse a pensar que aquel cura
al que la derecha declaró que debiesen practicarle un exorcismo porque hablaba
de Derechos Humanos será la figura más cercana –según dogma católico- a Dios que tendrá El Salvador.
Haz patria mata
un cura ¿recuerdan?
Hay un silencio ensordecedor que emana desde la
derecha en este tema: ¿estuvo
involucrado o no el fundador de ARENA en el asesinato de Romero? Jamás han
contestado de forma contundente, categórica y a la luz de la historia y tiempo
esa pregunta.
¿Estará ese mediocre COENA a la altura del momento
histórico? Es impostergable, necesario y ante la inminente canonización de
Arnulfo Romero que los sectores conservadores reconozcan aquella fatídica
participación del Mayor d'Aubuisson en la muerte del Santo y, en caso de no ser así que demuestren entonces lo contrario, que
expliquen de una vez por todas y saquen de esta parte de la historia oscura a
ARENA.
La hermana –
pesar del repudio familiar- de Roberto d'Aubuisson Arrieta ya ha reconocido el pecado
de su hermano y debido a eso se ha entregado a la protección del legado de
Romero desde la fundación que tramita la canonización del Santo.
No entiende ARENA que el silencio da carta de verdad a
las versiones que hasta ahora sostienen que fue el fundador de ARENA quien
ordenó la muerte de Romero.
El silencio de la derecha es un reconocimiento de
culpa, el silencio es falsedad: al estar imposibilitados de pedir perdón no son
católicos cristianos reales, el silencio es cargar además del estigma de
partido de ladrones, también de haber matado un Santo. ¿Cómo imaginan los verán
las futuras generaciones?
Stalin pesar de ser ateo durante el asedio nazi a
Moscú hizo volar sobre la ciudad el icono de Santa María de Kazán, protectora
de Rusia, había que animar al pueblo soviético, detener la avanzada alemana,
darle esperanza al pueblo de que no estaban solos.
Yo, igualmente que no he sido bendecido con el don de
la fe, me alegro por los católicos y me enorgullece que sea migueleño, seremos
quizá pueblo de algún abogado del diablo
que un famoso escritor al estilo de Morris West haga alguna vez.
Al historiar los acontecimientos y haber conocido al
mayor d'Aubuisson – posición que me permite escribir este
texto- creo
que tiene un significado monumental la candidatura del hijo del fundador de
ARENA en 2015 para la alcaldía de Santa Tecla, año precisamente de la
canonización de Romero, una elección poética, ya que bastará, dice la semiótica
estalinista llenar de fotos de Romero la ciudad, de justicia divina. Si pierde
Roberto d'Aubuisson hijo, habrá sido por la intercesión de un Santo, si aclarasen la verdad tal
vez habrá descanso en las almas de muchos y la sombra del Santo no los
perseguirá más.
Corolario:
¿Qué dirán las estampitas de San Romero?
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