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domingo, 21 de febrero de 2010
LA LECTURA DE LA BIBLIA EN LAS ESCUELAS NO DISMINUIRA LA VIOLENCIA-POR MARVIN AGUILAR
Nos tornamos realistas y nos llaman impíos. Cuando estudiaba en el colegio marista –la primera mejor época de mi vida- en San Miguel, el hermano director Salvador Turcios al finalizar el año escolar paso una boleta en donde hacia varias preguntas sobre la vida personal y de nuestras familias, había una pregunta, al parecer sin importancia allí: ¿A cuál iglesia asistes con tu familia? Al siguiente año todos los compañeros que eran y sabíamos protestantes no eran más alumnos del ICO. Con el tiempo comprendí que se les había violado su derecho constitucional a la educación por motivos religiosos. Las cosas pueden haber cambiado: El informe jóvenes con cultura, elaborado en 2008 y patrocinado por la entonces CONCULTURA, determinaba que la religión no era un motivo generador de intolerancia entre los adolescentes salvadoreños. Esto es, –en mi opinión- una convicción que carece de criterio de verdad.
Creer que con la lectura de la Biblia se disminuirá la violencia social, es como guardar esperanza que con hacer diputada honoraria a la virgen María nuestros diputados vía milagrosa legislaran en santidad. Cuando lo verdaderamente malo es que todo lo emanado desde la clase política es débil para el pueblo.
El problema de estas ingenuas y oportunistas iniciativas es que no nos enseñan estudios sociológicos, antropológicos, psicológicos, de que la lectura de la Biblia como formación moral, solventó la delincuencia, conductas violentas en alguna época o nación de la historia humana. Se les olvida a los iluminados que tanto derecho tiene la moral a existir dentro de la sociedad, como la amoralidad. El problema básico estaría con los inmorales, es decir los que aceptan la moral dominante y luego la violan sistemáticamente, contra estos deberían dirigir el temor desde sus templos. Nuestros delincuentes son rufianes que usan la moral para sus propósitos. Desconocedores de esto y de los logros de las ideas liberales, se ponen a imaginar.
Esto no es más que un problema de apreciación de la magnitud. Debemos descartar de tajo que se ha analizado en base a una medida. Por lo tanto se propone la descabellada idea de la teocratización educativa desde la sensibilidad. Pero si de apreciar una magnitud desde los sentidos se trata, esta deberá percibirse por partes y hay que acumular estas partes con nuevas partes para tener un juicio. Y es aquí donde se pierden, por que la magnitud salvadoreña es tanta para su entendimiento que las percepciones no pueden ser retenidas por una mente que define a los humanos entre puros e impuros. Se extravían y les es imposible la aprensión del conjunto. Ante la realidad la imaginación se les rinde, por que se les esfumo en el pasado, la imaginación cae vencida, incapaz de seguir los pasos de la inmensidad de lo real.
Para ser honestos, el problema nacional es infinito. Lo cual para la razón no es ningún problema entenderlo, como si lo es para una imaginación cuya base es el temor. De allí que no sea difícil predecir que la razón saldrá derrotando a la imaginación a pesar que esta se imponga alegando la idea mayoritaria de la democracia al estilo salvadoreño, la cual es el atropello a las minorías. Revisemos los tres puntos propuestos por esa imaginación que no entiende que pretender ir pegada a la experiencia es una tarea infructuosa.
Diez minutos para leer la Biblia antes de clases. ¿Cuál Biblia se leerá, la que posee más o menos libros? Se olvida que: el único que tiene motivos para salirse de la realidad por medio de una mentira, es aquél a quien la realidad hace padecer. Es el resentido social, y valga aclarar que esta categoría humana es moral. En El Salvador no hay que luchar solo contra el pecado, antes queridos lectores hay que luchar contra el dolor. Contestemos antes de teocratizar la educación esta pregunta: nuestra sociedad convierte a las personas por lo general en egoístas, interesados, gentes que buscan obtener un beneficio o provecho de cualquier cosa. La nuestra no es una sociedad que produce sentimientos de bondad y generosidad. ¿Es esta misma sociedad que se considera cristiana en un 90%?
Un acto ecuménico para definir que versículos son los apropiados. ¿Se han logrado poner de acuerdo alguna vez de la historia nacional indígenas con los españoles peninsulares; indígenas y criollos; indígenas con mestizos; indígenas con mulatos; indígenas con los de color; españoles peninsulares con criollos; peninsulares con mestizos; peninsulares con mulatos; peninsulares con los de color; españoles criollos con mestizos; criollos con mulatos, criollos con los de color; mestizos con mulatos; mestizos con los de color? No importa que sea esto lo que tenga a la nación en perenne estado de emergencia, después de todo la Biblia esta por encima de todo, y en ella ya esta determinado el concepto de lo falso y de lo verdadero. Y pobre de mí, por que terminaré en los infiernos.
El ostracismo publico para los impíos. ¿Se ha considerado La presión de grupo que se le vendrá al alumno, cuyos padres decidan que su hijo no este presente en las lecturas bíblicas? Los problemas o sanciones, se le olvida a los precursores de la teocracia no son solo formales; en la escuela, el salón de clases, se manejan códigos desconocidos por los extra grados, de y, en los cuales los maestros, padres y menos el ministerio de educación ejercen algún control. ¿Se ha logrado con el tiempo evitar los sobrenombres en las escuelas o la infiltración de las pandillas? Esta imaginación que pretende decirnos que no habrá sanción o problema para el alumno es un verdadero cisma bíblico ya que es igual ha cambiar: libre albedrío por: el albedrío no libre. Pretender dejar a la voluntad particular si se asiste a no a las “legitimas” lecturas, es predisponerse a la crueldad consigo mismo y luego para con los demás, es identificar a los incrédulos y a los disidentes, de donde surgirá la manía de perseguir.
Desearía unas iglesias menos embarradas en política y con menos voceros políticos. No es un problema de ateísmo, herejía o impureza el mío. ¿No entienden nuestros doctores de las iglesias que se complican las crisis, al pretender regir una dinámica socio cultural con dogmas? Mezclados con la política no darán testimonio coherente con la fe. Solo basta analizar la justificación que de la explotación terrenal se hizo desde los altares por siglos a cambio de un premio en el cielo.
Me adhiero a los que proponen que el desarrollo espiritual del hombre debe igualmente buscarse en la educación y la cultura, y la religión para el individuo igualmente será la posibilidad y libertad de desarrollarse espiritualmente.
Sorprende que sea un militar que este ahora que ha logrado una conversión personal, por lo tanto singularísima a través de la religión; promoviendo el retroceso de uno de los avances del Capitán General Gerardo Barrios, único a mí parecer padre de la patria salvadoreña igual que particular militar de honor: la separación del estado con la iglesia.
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