En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

lunes, 16 de agosto de 2010

POR UN PERSONAJE LLAMADO JOSE MATIAS

Francisco Morazán... continuación

Fin de la Federación


En febrero 1837 se produjeron en Centro América una serie de acontecimientos dramáticos, los cuales encendieron una revolución la cual culminó con el fin de la Federación. Una epidemia de cólera (cólera Morbus)37 azotó el estado de Guatemala dejando aproximadamente 1.000 muertos y 3.000 infectados con el virus. La epidemia golpeó especialmente a los pobres y a los indios en las tierras altas del estado. Ésta se propagó de forma rápida y el gobierno de Mariano Gálvez con la esperanza de aliviar la situación, envió a los médicos disponibles, enfermeras, y estudiantes de medicina y los remedios para su distribución. Pero estas medidas fueron de poca ayuda, porque los indios continuaban muriendo.

En el momento en que apareció el cólera, los indios del distrito de Mita, influenciados por sus sacerdotes, se encontraban furiosos por el sistema de juicio por jurado (incomprensible para ellos), que el Jefe Galvez había introducido.38 La iglesia vio todo esto como una oportunidad de asestarle un golpe al gobierno liberal de Mariano Gálvez. Los sacerdotes locales difundieron el rumor de que el gobierno había envenenado los ríos y arroyos con el propósito de aniquilar a la población indígena.39 Como prueba de ello, mostraban a los indios una reciente concesión de territorio en Verapaz que se había hecho a una empresa de colonización británica.

Los desenfrenados indios repudiaron a sus supuestos asesinos. Con el cólera extendiéndose, tomaron las armas, mataron a la gente de raza blanca y a los liberales, quemaron sus casas, y se prepararon para enfrentar el gobierno de Gálvez quien envió un ejército para tratar de detener la revuelta. Pero las medidas del ejército eran tan represivas, que empeoraron las cosas. En junio, Santa Rosa de Mita se levantó en armas y desde el pueblo de Mataquescuintla surgió un nuevo caudillo de nombre Rafael Carrera y Turcios. El joven Carrera era un analfabeta,41 pero astuto y carismático, un ex-criador de puercos que se había convertido en asaltador de caminos, a quien los rebeldes querían como su líder.

Los sacerdotes anunciaron a los nativos que Carrera era su ángel protector, que había descendido de los cielos para tomar venganza sobre los herejes, los liberales y los extranjeros y para restaurar su dominio antiguo. Idearon varios trucos para hacerles creer a los indios esta ilusión, los cuales fueron anunciados como milagros. Entre ellos, una carta fue lanzada desde el techo de una de las iglesias, en medio de una vasta congregación de indios. Esta carta supuestamente venia de la Virgen María, la cual comisionaba a Carrera a liderar una revuelta en contra el gobierno.

Bajo gritos de "¡Viva la religión!" y "Muerte a los extranjeros!", Carrera y sus fuerzas iniciaron una guerra contra el gobierno.43 Alentados por estos acontecimientos los conservadores se unieron a la revuelta. Mientras tanto, el gobierno de Mariano Gálvez solicitaba ayuda militar al General Morazán.

Para cuando Morazán arribó en ciudad Guatemala, Gálvez ya había abandonado la jefatura del estado. El grupo en el poder le otorgó plenos poderes para enfrentar a Rafael Carrera, asimismo le ofrecieron la presidencia vitalicia, pero Morazán rechazó esta oferta, porque ello estaba en contra de sus principios liberales. Luego Morazán hizo un llamado a Carrera a deponer las armas, pero el líder rebelde se opuso. Carrera fue derrotado y perseguido por Morazán en varias ocasiones, logrando así pacificar el estado. Pero el General nunca pudo apresar al líder indígena, ya que este simplemente se retiraba a las montañas y regresaba para ocupar las posiciones clave tan pronto como las tropas de Morazán salían del estado de Guatemala.

Para 1838 Morazán presidia sobre una federación moribunda. El Congreso trató de revivir el Gobierno Federal otorgándole el control de sus ingresos aduaneros. Pero Honduras, Nicaragua y Costa Rica se opusieron a ello y utilizaron esta excusa para abandonar la Unión. La Federación había muerto. El 1 de febrero de 1839, Morazán había terminado su segundo mandato como presidente constitucional, el Congreso se había disuelto y no había ninguna base jurídica para nombrar a su sucesor.44 Al final, la ignorancia, el poderío de la Iglesia, las amargas luchas internas entre conservadores y liberales, la búsqueda de gloria personal,45 el deseo de España por recuperar su dominio en la región[cita requerida] , y las pretensiones inglesas de expansión[cita requerida], fueron las principales razones de la disolución de la Federación.

Jefe de Estado de El Salvador

Después de concluido su segundo mandato como Presidente de la República Federal, Morazán se quedó sin poder político o militar. El 13 de julio de 1839, sin embargo, el General fue elegido Jefe de Estado de El Salvador.46 Cuando Rafael Carrera y los conservadores de Guatemala se dieron cuenta del nuevo papel que desempeñaba, decidieron declararle la guerra a El Salvador. El General se había convertido en la personificación misma de la Federación, él era el cuerpo y alma de la Constitución de 1824, eliminarlo significaba terminar con cualquier idea o esperanza que había quedado de la Federación.

Por esa razón, sus enemigos no deseaban que estuviera al mando de esa nación, ni de ningún otro Estado centroamericano y se comprometieron a derrotarlo. El 24 de julio de 1839 Nicaragua y Guatemala celebraron un tratado de alianza en contra del gobierno salvadoreño de Morazán.47 Posteriormente, el 24 de agosto del mismo año, el líder guatemalteco Rafael Carrera y Turcios llamaría a los salvadoreños a la insurrección popular en contra de su presidente. Estos llamados provocaron algunos levantamientos, los cuales fueron aplastados sin mucho esfuerzo por el gobierno.

Al no tener éxito de forma interna, los enemigos del General formaron un ejército compuesto por tropas hondureñas y nicaragüenses. El 25 de septiembre de 1839, invadieron El Salvador y se midieron al ejército de Morazán durante la batalla de San Pedro Perulapán.48 El General solo necesitó de 600 salvadoreños para vencer a los más de 2.000 hombres comandados por los Generales Francisco Ferrera, Nicolás de Espinosa y Manuel Quijano y García. Después de la derrota, los humillados generales y sus tropas huyeron con rumbo a los estados vecinos, dejando atrás más de trecientos muertos.

El 18 de marzo 1840 Morazán hizo un último intento por restaurar la Unión. Reunió unos 1.300 hombres y con ellos marchó a Guatemala. Una vez posicionado, Morazán marchó desde el sur, atacando a los hombres de Carrera ubicados en la capital. Pero Carrera le había tendido una trampa, pues había sacado la mayor parte de su propia fuerza fuera de la capital, dejando sólo una pequeña guarnición, muy visible en el interior. De esta manera Morazan y sus hombres acabaron con la carnada, pero luego se vieron asaltados desde todas las direcciones por las fuerzas de Carrera compuestas por unos 5.000 hombres. Fue una batalla notoria por su salvajismo y reveló el lado despiadado de Carrera, cuyos hombres cantaban "Salve Regina", y gritaban "¡Viva Carrera!" y "Muerte a Morazán!"

A la mañana siguiente, Morazán se estaba quedando sin municiones. Luego ordenó un aumento en el fuego desde tres esquinas de la plaza, con el fin de llamar la atención, mientras él y algunos de sus oficiales apenas lograban escapar con con vida rumbo a El Salvador. La victoria de Carrera fue decisiva.34 El 4 de abril de 1840, en junta de notables, Morazán manifestó su renuncia y su resolución a salir del país, pues no deseaba causarle mas problemas al pueblo salvadoreño.

Exilio a Perú

El 8 de abril de 1840, el general Francisco Morazán tomó el camino del exilio. Partió desde el puerto de La Libertad, El Salvador, a bordo de la goleta Izalco acompañado por 30 de sus más cercanos amigos y veteranos de guerra.47 A su arribo en Puerto Caldera solicitó asilo para 23 de sus oficiales, el cual le fue concedido. Siete de ellos continuaron con el viaje a América del Sur en su compañía. Morazán arribó a Chiriquí, y luego pasó a David, Panamá, donde su familia le esperaba. Mientras se encontraba en esta localidad, Morazán fue informado por sus amigos acerca de las terribles persecuciones sufridas por sus partidarios a manos de Rafael Carrera y otros líderes liberales de América Central.

Indignado por estos hechos y por la cadena de insultos y calumnias contra él por algunos miembros de la prensa, Morazán escribió y publicó su famoso "Manifiesto de David" con fecha 16 de julio 1841.52 En este manifiesto Morazan ataca a los serviles a quienes acusa de ser "hombres mezquinos" y abusadores de los derechos mas sagrados del pueblo. Asimismo les recuerda que se opusieron a la independencia de Centroamérica, y sacrificaron la libertad al unirse al imperio de Iturbide.53 Por lo tanto les hace saber que Centroamérica no es su patria, mas si la patria de aquellos que hicieron "resonar el grito de la independencia en todo el Reino de Guatemala... y se sintieron electrizados con el sagrado fuego de la libertad".

Morazán todavía se encontraba en David cuando recibió llamadas de sus colegas liberales en Costa Rica. Braulio Carrillo, gobernador de ese estado, había restringido las libertades individuales, limitado la libertad de prensa, y había derogado la Constitución Política de 1825 que fue sustituida por una nueva carta constitucional, denominada "Ley de Bases y Garantías", donde se declaró a sí mismo "Jefe de Estado Vitalicio de Costa Rica".27 54 Por otra parte, Carrillo también había declarado a Costa Rica un Estado libre e independiente. A pesar de estos hechos, Morazán quiso mantenerse alejado de los asuntos políticos de Centroamérica, y continuó su viaje rumbo a Perú. Una vez en Lima, recibió la invitación del Mariscal Agustín Gamarra para comandar una división peruana, en momentos en que su país estaba en guerra con Chile.55 Sin embargo Morazán se negó, porque se encontró con que esta guerra era muy confusa. Desde hacía más de doce años las disensiones entre las Repúblicas de El Perú y Bolivia —en las cuales se vieron involucrados los Estados de Chile y Colombia— dieron lugar a una serie de guerras con éxitos y fracasos recíprocos, que provocaron funestas etapas de caos entre todas las partes que fueron beligerantes.

En el Perú, Morazán tuvo la fortuna de encontrar buenos amigos con los que compartía los mismos ideales. Entre estos estaban los generales José Rufino Echenique y Pedro Bermúdez.52 Alrededor de 1841, los ingleses comenzaron a intervenir en el territorio de la Mosquitia, ubicado entre Honduras y Nicaragua. Este acontecimiento impulsó a Morazán para poner fin a su auto impuesto exilio en el Perú, y decidió que era hora de regresar a Centroamérica porque lo consideraba un “deber” y un “sentimiento nacional irresistible” no solo para él, sino que para todos “aquellos que tienen un corazón para su patria”. Con el respaldo financiero del general Pedro Bermúdez, partió desde El Callao a finales de diciembre de 1841 a bordo del buque Cruzador. En ese viaje fue acompañado por el General Cabañas y Saravia, y otros cinco oficiales. Él y sus compañeros hacieron una parada en Guayaquil, Ecuador y Chiriquí, Panamá, donde tuvo la oportunidad de reunirse con su familia una vez mas, antes de regresar a América Central.

Jefe Supremo de Costa Rica

El 15 de enero de 1841, el General Morazán arribó en El Salvador. Se puso a disposición de los líderes de América Central para la defensa común contra la intervención de Gran Bretaña. El 16 de febrero de 1842, le hizo saber a sus compatriotas que su regreso era un "deber"56 y un "sentimiento irresistible nacional",56 no sólo para él sino para todos "los que tienen un corazón para su patria."56 No obstante, sus servicios fueron rechazados por los líderes conservadores. Después de estos acontecimientos, extendió un plan militar para derrocar al Jefe de Estado de Costa Rica, Braulio Carrillo. a quienes los costarricenses consideraban un dictador.

En La Unión, El Salvador, Morazán contrató tres embarcaciones mas. Luego viajó a Acajutla, San Salvador y Sonsonate, donde fue capaz de reactivar las fuerzas locales. Desde Acajutla, fue a la isla de Martín Pérez, ubicado en el Golfo de Fonseca. Allí organizó su contingente militar compuesto por unos 500 hombres. El 7 de abril y sin ningún contratiempo, la flota de Morazán era compuesta por cinco buques desembarco en el puerto de Caldera, Costa Rica. Cuando Braulio Carrillo fue informado de su presencia en el país, organizó una fuerza militar bajo el mando del general Vicente Villaseñor. El 9 de abril de 1842, Morazán lanzó una proclama al pueblo de Costa Rica en el que declaró: “Costarricenses: Han llegado a mi destierro vuestras suplicas... Vuestros clamores han herido por largo tiempo mis oídos, y he encontrado al fin los medios de salvaros, aunque sea a costa de mi propia vida.”

Con más experiencia y habilidad política, Morazán evitó un enfrentamiento armado con las fuerzas enviadas por Carrillo. A través de negociaciones, él y Vicente Villaseñor firmaron "El Pacto de El Jocote". El acuerdo preveía la integración de un solo cuerpo militar, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, la expulsión de Braulio Carrillo y otros miembros de su administración, y la instalación de un gobierno provisional bajo el mando de Francisco Morazán. El 13 de abril de 1842, sus fuerzas entraron en la ciudad de San José.

El jefe Carrillo fue persuadido y aceptó el tratado, luego de que se le añadieron algunas modificaciones impuestas por el propio Carrillo. Posteriormente, entregó el mando del gobierno a Morazán y abandonó el país. El primer acto de Morazán fue abrir las puertas del Estado a refugiados políticos costarricenses y centroamericanos, puso de nuevo en vigencia la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica de 1825;58 en sus primeras semanas y con el apoyo de muchos costarricenses, el nuevo gobernante se dedicó a derogar algunas de las leyes emitidas en la época de Carrillo que limitaban el comercio y la propiedad y se dedicó a otras reformas urgentes. Asimismo convocó a una Asamblea Constituyente la cual lo nombró Jefe Supremo del Estado de Costa Rica.

Para el mes de septiembre de 1842, Morazán ya había perdido la mayor parte del apoyo inicial, que lo había llevado al poder en Costa Rica. Según el historiador Gómez Carrillo,28 en los meses subsiguientes, Morazán se concentró en el reclutamiento de personal militar con el fin de restablecer la unión centroamericana.28 A partir de entonces, rumores de la posibilidad de una guerra contra los estados vecinos se propagó. Los costarricenses temían la intervención de Carrera en sus asuntos, especialmente después de que Guatemala rompió relaciones con ellos.60 Además sentían que Costa Rica era un Estado débil e incapaz de sostener una guerra económicamente.28 61 Por estas y otras razones, decidieron conspirar61 en su contra.

Muerte

El 11 de septiembre de 1842 estalló en San José un movimiento popular contra el gobierno de Morazán. 400 hombres encabezados por el portugués Antonio Pinto Soares27 atacaron la guardia de Morazán compuesta por 40 salvadoreños.27 Ante estos hechos, Morazán y sus hombres logran repeler los ataques y se replegaron en el cuartel general. Desde allí le hicieron frente a los insurrectos que según el historiador Montúfar ascendian a mil hombres.

La lucha continuó encarnizada y tenaz. A medida que el conflicto era desfavorable a los sitiados el Capellán José Castro propuso una capitulación a Morazán garantizándole la vida, pero él se negó. Después de 88 horas de lucha, Morazán y sus colaboradores más cercanos decidieron romper el sitio. El general José Trinidad Cabañas con 30 hombres hizo posible la retirada de Morazán y sus oficiales cercanos hacia Cartago.

No obstante, la insurrección se había extendido hasta ese lugar y Morazán tuvo que solicitar ayuda de su supuesto amigo Pedro Mayorga,64 sin embargo, este le traicionó y le brindó facilidades a los enemigos de Morazán para capturarlo junto a los Generales Vicente Villaseñor, Saravia y otros oficiales. 65 El general Villaseñor quiso suicidarse con un puñal y resultó herido gravemente. Cayó al suelo bañado en sangre pero sobrevivió. El general Saravia murió luego de sufrir una terrible convulsión.

Posteriormente una "burla de juicio" se llevó a cabo,64 en la cual Morazán y Villaseñor fueron condenados a muerte por las auto constituidas nuevas autoridades.64 De acuerdo al historiador William Wells: "la junta que emitió esta bárbarica resolución estaba compuesto por ... Antonio Pinto (hecho comandante general en ese momento) el Padre Blanco, el infame doctor Castillo, y dos españoles de apellidos Benavidez y Farrufo".

Después de estos hechos, los condenados fueron trasladados al paredón de fusilamiento65 67 localizado en la plaza central de la ciudad. Antes de llevarse a cabo el acto de ejecución, Morazan le dictó su testamento a su hijo Francisco. En éste, el General estipuló que su muerte era un "asesinato" y además declaró: "Que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible."  Posteriormente le ofrecieron una silla y la rechazó. Al General Villaseñor, quien se encontraba sentado e inconsciente y bajo sedantes, Morazán le dijo: “Querido amigo, la posteridad nos hará justicia” y se persignó.

Según relata el historiador Miguel Ortega, "Morazan pidió el mando de la escolta, y abriéndose la negra levita, y descubriéndose el pecho con ambas manos... y con voz inalterada como quien da órdenes en una parada militar, manda: -Preparen armas; apunten (corrige una punteria); fue... La ultima silaba es apagada por una descarga cerrada. Villaseñor que recibe el impacto de los plomos en la espalda, se va de bruces. Entre el humo de la polvora, se ve que Morazan alza levemente la cabeza y musita: -Aun estoy.. vivo".65 Una segunda descarga acabó con la vida del hombre al cual Jose Martí describió como "un genio poderoso, un estratega, un orador, un verdadero estadista, quizás el único que haya producido la América Central." En 1848, el gobierno de José María Castro, envió los restos de Morazán a El Salvador, cumpliendo uno de sus últimos deseos.

Legado

Francisco Morazán se convirtió en un mártir y un símbolo de la República de Centroamérica. Él dio su vida, aunque sin éxito, tratando de preservar la unión de estos países.

Su imagen se puede encontrar en billetes, logotipos, sellos postales, instituciones, ciudades, departamentos, escuelas y parques, entre otras cosas que preservan su legado. El Salvador fue uno de los primeros países para rendir tributo a Morazán. El 14 de marzo de 1887, la Asamblea Nacional de la República de El Salvador sustituyó el nombre del departamento de "Gotera" con "Morazán", "para perpetuar el nombre del gran líder de la Unión Centroamericana".71 En 1943, Honduras cambió el nombre del departamento de Tegucigalpa a Francisco Morazán. El 15 noviembre de 1887 la ciudad de Tocoy Tzimá se convirtió en "Morazán" en Guatemala, y en 1945,72 Puerto Morazán fue fundado en Nicaragua.73

Alta es la noche y Morazán vigila.

Invasores llenaron tu morada.
Y te partieron como fruta muerta,
y otros sellaron sobre tus espaldas
los dientes de una estirpe sanguinaria,
y otros te saquearon en los puertos
cargando sangre sobre tus dolores.

(Pablo Neruda: Canto General, XXXI)


En el ámbito político la idea de la integración aún se conserva en la mente de muchos centroamericanos. Por ejemplo, el Parlamento Centroamericano, también conocido por la abreviatura "Parlacen" , es una institución política consagrada a la integración de los países de América Central. El Parlacen representa una versión moderna de la histórica República Federal de Centroamérica, aunque sin contar con Costa Rica, pero incluyendo a Panamá y a la República Dominicana.74 En el pasado varios intentos infructuosos se han hecho para restablecer la "Unión" (1851, 1886 , 1921).75

El legado de Morazán está también presente en las artes. La primera obra de registro en El Salvador se titula "La Tragedia de Morazán", escrita por Francisco Díaz (1812-45). que es una dramatización de la vida del Presidente de América Central. Asimismo, en Honduras se escenificó la obra teatral de Luis Andrés Zúñiga Portillo llamada "Los Conspiradores" de 1916, el cual fue un drama histórico que honra las virtudes de Francisco Morazán. En su libro Canto General, Pablo Neruda también rinde homenaje al "caudillo liberal" con un poema a América Central. Estatuas y bustos de Francisco Morazán se puede encontrar en Chile, Panamá, El Salvador, Estados Unidos, España, Costa Rica y Nicaragua, entre otros.

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