Tomado de Contrapunto
Oscar Arnulfo Romero y la verdad
“Saber la verdad ofrece a las víctimas(...) una forma de poner un punto final, recuperar la dignidad y aliviar(...) el dolor por las pérdidas sufridas”, dice Ban Ki-moon
SAN SALVADOR – Todos los 24 de marzo a partir de hoy, y hoy incluido, el mundo celebra y celebrará el "Día Internacional para el Derecho a la Verdad en Relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Víctimas".
El gobierno de Mauricio Funes, el primero de izquierda en El Salvador, lo gestionó ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, y finalmente fue aprobado el año pasado, en homenaje al salvadoreño más universal, el asesinado Arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero Galdámez, quien murió de un balazo certero al corazón que le disparó un francotirador cuyo nombre aún se desconoce, pero se sabe que el escuadrón de la muerte que dirigía el ya fallecido Roberto D´Aubuisson, fue el que planeó el magnicidio.
D´Aubuisson, se ha investigado, no actuó solo. Hubo gente detrás: empresarios, militares y políticos extremistas. ¿Quiénes realmente fueron los autores intelectuales y materiales de este horrendo crimen? Se tienen nociones, pero no se sabe todo. Se debe llegar a la verdad histórica y a la verdad jurídica. Un crimen de la magnitud que se cometió contra Romero no puede quedar impune. No seremos una nación digna y de confianza si este crimen sigue impune.
El gobierno salvadoreño no puede quedarse solamente con las necesarias y urgentes peticiones presidenciales de perdón a las víctimas de las graves violaciones a los derechos humanos. Tiene que ir más lejos y al final. Cuando haya justicia, habrá perdón de la Nación para los victimarios.
Veamos lo que dice con palabras sabias y sencillas el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en su mensaje al mundo en este día:
“Las víctimas de las violaciones graves de los derechos humanos y sus familiares tienen derecho a saber la verdad sobre las circunstancias en que se cometieron esas violaciones, los motivos por los que se perpetraron y la identidad de sus autores.
El derecho a la verdad ha quedado consagrado expresamente en la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, que entró en vigor en diciembre de 2010. También reconocen ese derecho otros instrumentos internacionales, así como leyes nacionales, la jurisprudencia y las resoluciones de órganos intergubernamentales.
Saber la verdad ofrece a las víctimas y a sus familiares una forma de poner un punto final, recuperar la dignidad y aliviar en cierta manera el dolor por las pérdidas sufridas.
Revelar la verdad también ayuda a sociedades enteras a promover la rendición de cuentas respecto de las violaciones.
Y puesto que determinar la verdad en un proceso que suele entrañar investigaciones y testimonios públicos de víctimas y responsables de las violaciones, puede resultar catártico y contribuir a generar una crónica compartida de los acontecimientos que facilite la recuperación y la reconciliación”.
Lo que describe Ban Ki-moon adquiere una connotación inmensa en materia política y en conceptos de respeto a los derechos humanos. De ese tamaño es también la responsabilidad del gobierno salvadoreño si quiere ser consecuente con lo que promueve para el exterior y lo que debe aplicar internamente, de hoy en adelante.
Comencemos por el derecho a la verdad que necesita el mismo caso del asesinato de Romero; de las masacres campesinas, del asesinato de Roque Dalton, de la desaparición de niñas y niños, de los exterminios de Mayo Sibrián, de la masacre de los mártires de la UCA...
http://www.contrapunto.com.sv/editorial/oscar-arnulfo-romero-y-la-verdad
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