El zapato como protesta
Marvin Aguilar
De los grandes obstáculos que una nación puede tener, falta de creatividad es el más grave. Una persona inteligente se nos decía en antropología cultural es la que tiene la capacidad de resolver problemas, que no es más que colocar en exactitud una serie de elementos que están allí, desordenados.
Ser listo es una habilidad que el tiempo deteriora, la inteligencia por contrario con los años se vuelve enorme. Ser miméticos es una rémora en los salvadoreños o, siendo justos de los países del tercer mundo. ¿Es malo imitar lo extranjero? Aun cuando se hace ¿inconscientemente?
Si se hace siempre sí; pero debiera servirnos para un hibrido local, inspirarnos para crear lo propio. Las influencias son necesarias, pero mal terminamos si como nosotros solo copiamos. La formula es clara, solo hay dos maneras de obtener aquello que se llama bagaje cultural: leer o viajar, es lo que permite a las personas desarrollar ideas, creatividad, nuevas tecnologías, novedosas políticas sociales, salud mental, paz social, que la rechifla y el abucheo se vuelva protesta critica.
El shoe-fiti estadounidense
Hace algunos días se organizó una demanda ciudadana que pretendió hacer un llamado a los diputados salvadoreños para que no aumentaran los salarios de los presidentes de las comisiones del parlamento. Por vía de la social media y con el ánimo de un personaje radial: La Choly se llamó a lanzar, colgar o, mostrar zapatos frente de la Asamblea Legislativa. Todo bien.
¿Qué significado tiene el uso del zapato colgado en la cultura urbana posmoderna? Es una expresión de los jóvenes estadounidenses que posee variopintos significados según gustos hayan: punto de reunión de una pandilla, o de jóvenes, venta de drogas. Es pues una moda alternativa de los Estados Unidos.
En la cultura del oriente medio lanzar un zapato o mostrar la suela posee la categoría de insulto grave: desprecio por la persona a quien se le hace. Asociado a la idea que el pie es la parte más baja, por ende sucia del cuerpo humano tiene su origen en un prejuicio cultural, lean Éxodo 3:5 para entender el origen de entrar descalzos a los templos o casas.
Adornar el histórico árbol frente al Palacio Legislativo con papel higiénico como se rumoró se pretendía hacer para el uno de mayo de igual es una tradición de las residencias universitarias estadounidenses y además un recurso utilizado en películas cómicas americanas que buscan con irreverencia posmoderna provocación al decoro.
Ya antes “estrategas” poco informados usaron la figura de don Ramón para exhortar a los salvadoreños a no ceder frente a las extorsiones de las pandillas. Y como bien lo explicó Álvaro Cruz Rojas en El Mundo, el personaje de Chespirito era en realidad un holgazán, que no había estudiado, que nunca buscaba trabajo y que evadía pagar el alquiler de donde vivía y que lleva acumulado de mora 14 meses de renta.
Don Ramón no era pues el mejor ejemplo con el cual los salvadoreños tan trabajadores, los más laboriosos del mundo se sintieran identificados. La campaña yo no pago la renta, apoyado por la silueta del personaje cómico fue un fiasco cultural que denotó ignorancia de sus creadores.
¿Por qué sucede esto? Evidencia tres cosas: que Chespirito es una influencia determinante, insuperable en la vida nacional incluso en algunos poetas. Hollywood a los jóvenes salvadoreños los ha aculturado marcando una distorsionada pauta de conducta cívica. Los noticieros se han convertido en la enciclopedia básica de una generación que denominaríamos con capacidad de influencia, esa que tiene acceso a un micrófono y que convoca motivados en su transculturización al estilo flautista de Hamelin a una cantidad - 0,03% de la población- de buenos muchachos que terminan llevándolos hacia una cueva en donde no se vuelve a saber de ellos.
La democracia necesita de la protesta
Expresar la disconformidad es necesario, y que la hagan los jóvenes es mejor, son ellos los llamados a cambiar este estado de cosas que hacen que ha esto que llamamos patria sea cómo definiría Nicanor Parra: un paisaje de nación. Pero el renacimiento de El Salvador no provendrá de utilizar algo made in USA, México o árabe, la protesta debe ser salvadoreña así que: ¿Por qué no pensar en alguna llamada de atención nuestra, una protesta con la cual todos los ciudadanos nos sintamos identificados, y sea fácil culturalmente sumarse? Seguir con el to copy and to use es crear protestas de clase, que excluyen al pueblo, hay que ilustrarse si se desea salir del oscurantismo.
Quedan en evidencia los organizadores como imposibilitados para pensar algo original y fortalecen a la clase política que ve como pocos alienados apoyan mas allá de la PC en acción la protesta. La calle tiene que tomársela el pueblo pero de nada sirve una gran idea si no hay un hombre que la piense e igual de nada sirve un gran personaje sin ninguna ideología que lo respalde. Esto último le faltó a la protesta del zapato: Ideario nacional.
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