Desfiles y Festivales de Independencia desnudan la parte oscura de algunos inmigrantes
Lialdia.com/ Long Island es una de las zonas de los Estados Unidos donde el avance de la comunidad latina es más evidente. Los representantes de esta minoría en los últimos 10 años ha pasado de no contar con oficiales electos a tener 12 que los representan, un promedio de más de 1 por año obtenidos y sin duda el número seguirá creciendo.
Las calles de Nassau y Suffolk en sus diferentes ciudades, otrora habitadas predominantemente por descendientes de irlandeses, italianos, polacos y otras nacionalidades han ido cediendo paso al avance de la comunidad latina. La comunidad centroamericana es la más populosa entre la minoría hispana, conformando casi el 50% de la totalidad de latinos que habitan la isla.
Septiembre, mes de la independencia de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, México, Chile y Brasil es el marco ideal para mostrar lo mejor de la cultura y el orgullo de estos paises, mismo que permite a sus líderes comunitarios, en aquel caso que existan, demostrar la real integración a la patria de todos, para así más tarde unirse en un esfuerzo común de líderes de otras comunidades para buscar avances trascendentes para los inmigrantes.
En el caso del Desfile Centroamericano de Brentwood, este ha sido tomado por un grupo de personas que lo manejan desde hace unos años. Desafortunadamente, cada año se destacan no por hacerlo mejor y así convocar a mayor cantidad de participantes o espectadores, al contrario, cada año salen a relucir diferencias internas y hasta polémicas sin sentido con otros grupos latinos a quienes forzadamente pretenden someter a sus caprichos protagónicos.
El Salvador es el único país que cuenta con una sede diplomática en Long Island, hecho que años atrás sirvió para impulsar a esta comunidad a ir avanzando a nuevas posiciones, apoyados por sus autoridades a través del arte de la diplomacia, cuya función principal es ganar amigos para su país y sus nacionales, cosa que por las diferentes polémicas que salen a luz pública y otras que se manejan a nivel de rumor, hacen dudar que ese soporte principal todavía catapulte como antes a una comunidad entonces unida o al menos con mucho menos fracturas que en la actualidad.
Los organizadores, recogiendo experiencias del año pasado y para evitar cometer errores como el de no prever un día alterno por lluvia, para el desfile de este año iniciaron a trabajar con mucha anticipación, siendo así que el 10 de noviembre de 2011 presentaron la aplicación al Town de Islip donde Salcony y Boquin Unidos Inc., solicitaron el permiso correspondiente para realizar el pomposo desfile cívico.
Obtuvieron una respuesta positiva de las autoridades ediles el 20 de Abril de 2012, dejando como responsabilidad de ambas organizaciones autorizadas, el dar aviso a las autoridades de salud del condado y al departamento de policía. Además las autoridades del “town” confirmaron textualmente en la aprobación emitida que Boquin Unidos Inc., es la garante de la poliza de seguros que cubre el evento y además la única responsable por cualquier incidente que ocurra durante el mismo.
De acuerdo a lo manifestado por la Junta Directiva de Boquin Unidos Inc., hasta hace unas semanas todo seguía igual a lo pactado, se celebraría un desfile sin fines de lucro y tal como lo destacaron en su momento el consulado y fuentes allegadas al mismo, sería un evento de la comunidad. Sin protagonismos ni ventajas comerciales.
Los voceros de Boquín Unidos dicen que su sorpresa fue mayúscula cuando recibieron de parte de terceros, volantes de publicidad no autorizada por ellos, y más tarde vieron en la televisión de El Salvador anuncios del Festival y al cual se le sumaba un festival musical que nunca fue platicado en la “mesa” organzidora del consulado. Lo que mayor impacto les causó es que publicitaban el desfile del cual ellos, Boquin Unidos Inc., eran los únicos responsables legalmente y que además en la publicidad distribuída se agenciaban la propiedad del mismo dos organizaciones: Salcony y el Club 20-30,( vea la portada) cuando éste último ni siquiera es parte legal de dicho evento.
Ante la sorpresiva situación se dirigieron al consulado para tratar de averiguar qué estaba pasando obteniendo una respuesta prepotente de un sujeto de nombre Carlos Siguenza que se identificó como miembro del 20-30, diciéndoles que la publicidad estaba así porque ellos la habían pagado, sin darles cuenta de lo recaudado ni de quien los autorizó a recibir fondos y publicitar el festival.
En virtud de la inesperada respuesta se asesoraron con un abogado que les recomendado deslindarse legalmente de ambos eventos y considerar seriamente entablar una demanda legal a los abusadores de su buena fe.
Al escuchar lo narrado por los personeros de Boquín Unidos Inc., pensamos que lastimosamente con actitudes bravuconas y arteras dificilmente se avanzarán en la tan ansiada unidad de nuestra comunidad y el ejemplo de los que se proclaman sus líderes solo refleja que las malas costumbres empresariales y corruptas que operan en latinoamérica han sido importadas por algunos y muy dificiles de olvidar para otros.
Será interesante escucha la explicación al respecto de las autoridades consulares, que gozan del calificativo protocolario de “honorables” de cómo esta conducta cabe o es permitida dentro de sus instalaciones, estando obligada dicha instancia a conducirse con la transparencia más rigurosa posible, porque es la entidad en que la numerosa cantidad de nacionales representados por ellos confían como sus más fieles defensores ante los abusos constantes que les acechan de extraños y que nunca se esperaría de los propios .
Solo queda esperar que estos inconvenientes se soluciones de una vez por todas, para no esperar cada año el mismo espectáculo bochornoso, que lo único que hace es restarle brillo a la celebración y causar entre las demas comunidades cierto escozor, por provenir de la mayor minoría del condado, la misma que debería dar con su ejemplo, una lección ejemplarizante de civismo y amor por la patria, pero de verdad, no solamente en el discurso, sino en la acción.
Y como colorario: lastimoso espectáculo el del consulado. Por ahí no es el camino.
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