Lindas promesas versus editoriales tendenciosos
Marvin Aguilar
Somos víctimas de grandes ilusiones ópticas que nos
presenta una distorsionada realidad. Las actuales generaciones según mi
experiencia como docente no están estudiando para desarrollar su intelecto sino
para salir de la pobreza.
Miseria en la que el sistema actual de cosas –no saben nuestros jóvenes- esta
empecinado no cambie. La paradoja entonces es que si no tenemos inteligentsia no sabremos cómo
enfrentarnos a la indigencia espiritual y material.
Esta distorsión intencionada de la realidad está
basada en situarnos lo rural o la cultura tercermundista como absolutamente
atrasada, primitiva y anti tecnológica busca privilegiar la “economía libre”
sobre la educación.
Un caso llamativo en nuestro país es cuando
editorialistas neofascistas abordan la realidad cubana planteándonosla como
algo trágico por el simple hecho de no que tienen los grandes beneficios del
capitalismo que tiene el primer mundo y del cual algunas migajas nos caen a nosotros.
Errores aparte de la revolución cubana su gasto por
persona en salud es de $236. En EE.UU. $5,274 y ambos tienen las mismas
esperanzas de vida y mortalidad infantil. Así según la OMS los cubanos están en
lugar 36 y los estadounidenses en el 76.
Pero las argumentaciones inmediatas al no saber
manejar las cifras mundiales son: nadie desea emigrar a Cuba y todos desean
irse a EE.UU. en Venezuela el papel higiénico es escaso y por lo menos en El
Salvador tenemos en abundancia a pesar que buena parte en país aún utiliza
papel periódico en su baño.
Este habitual ejemplo que no pretende defender a Cuba
si demuestra que hemos fijado nuestro concepto de felicidad y prosperidad no en
el desarrollo humano; en nuestra realidad socio-económica las cosas son más
importantes que las personas.
Así el hiperconsumo actual derivado de una secuela de
consumo de años anteriores es según nosotros el mejor ejemplo de que vivieron
mejor nuestros padres que bisabuelos, abuelos y desde luego nosotros vivimos
mejor que todos ellos juntos aunque nuestros riñones no sirvan y nuestros niños
estén obesos.
Pero pesar de las creencias actuales de vida mejor con
el actual estado de cosas ¿nuestros nietos vivirán mejor que nosotros? ¿Tendrán
ellos mejor trabajo que el nuestro? ¿Nos damos cuenta que hemos comprometido el
futuro de los que vienen por el presente modo de vida?
Estudiábamos en antropología la metáfora del titanic:
¿por qué murieron la mayor cantidad de pasajeros del barco? Porque el número de
botes salvavidas no era suficiente para salvarlos a todos. Pero si se hubieran
destruidos los camarotes de primera clase y usado la buena madera de su
construcción para improvisar plataformas salvavidas hubiesen muerto menos.
Los salvadoreños hemos instalado en nuestras mentes
una idea perversa: todo debe cambiar sin
afectar mis intereses. Pero es imposible mejorar la vida de la mayoría sin
afectar algunos sectores que tienen más o cuando menos controlan las formas de
vida la población. Y eso no es comunismo o terrorismo es una necesidad propia
de una nación súper poblada en relación al territorio como la nuestra cuya
realidad no es un cuento de hadas.
Temerosos del cambio real, uno que resuelva los
problemas estructurales del país los conservadores mediáticos presenta a las
opciones ideológicas alternativas como “pajas
mentales” imposibles para nuestra idiosincrasia, esto con intención de desprestigiarlas socialmente y, para
desanimarlas ante la población las silencian dándoles un espacio y trato
injusto en los mass-media de su propiedad.
Pero al contrario a los que nos hablan de respuestas
de solución exitosas de violencia en colonias que no pueden mencionar para no
ofender a sus habitantes y que buscan quedar bien con todos se les vende como los expertos en todas las
necesidades más sentidas de la población siendo estos –según sus analistas- desde luego los llamados a gobernarnos.
Asistimos perplejos a ver como los pobres celebran los
grandes avances de crecimiento mal sano a pesar de que ellos jamás o muy poco
podrán utilizar esos bienes y servicios que nos hacen vivir mejor que los
cubanos o los venezolanos.
No me mal interpreten. No estoy aquí promoviendo
ningún sistema político en particular, estoy defendiendo un nuevo modo de vida
que puede resumirse en los siguientes postulados:
La primacía de la vida social frente a la lógica de la
producción, consumo y competitividad que confronta esa lógica hacia dentro de
la familia en donde todo es de gratis y cooperativo.
El ocio creativo frente al ocio consumista. Es mejor
una barbacoa familiar el campo o la
playa para pasar el tiempo libre.
El reparto del trabajo si deseamos que las familias no
se desintegren debido a la precariedad laboral.
Reducción del tamaño de muchas de las infraestructuras
productivas, administrativas y de transporte.
Lo local frente a lo global. Nanotecnología,
democracia directa, voto por rostro para todas las formas de elección, así como
la autogestión.
Sencillez y austeridad voluntaria.
No nos engañemos no son difíciles de cumplir. Lo
contrario es dejarles regalos de veneno a las futuras generaciones. De ninguna
manera el despilfarro como señal de buena vida, prestigio, bondad es una
herencia - si permiten en letras de un
hereje el símil: cristiana-.
La gran dificultad de nuestras clases dirigentes y sus
corifeos editorialistas es que no ven el bosque porque tienen los arboles
enfrente. Cuando se hacen veteranos políticos ven el bosque, pero ya no
distinguen las hojas. Así nos va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario