Leer al general Munguía Payes produce la misma sensación como cuando uno se sube por vez primera a un taxi londinense.
En el artículo 212 de la Constitución salvadoreña se establece cual es la misión de las fuerzas armadas: la defensa de la soberanía del Estado y de la integridad del territorio y, auxiliar a la población en casos de desastre natural. Nada más.
Las otras variantes como son: utilizar el ejército para mantener la paz interna, no será iniciativa de los militares, sino es exclusiva potestad del presidente de la república. De igual solo los órganos legislativo, judicial y desde luego el ejecutivo podrán en aras de sus competencias constitucionales hacer uso de las fuerzas armadas para hacer cumplir la carta magna. Deben esperar que sea el poder político quien tome la decisión política de hacer respetar la constitución.
En EDH del viernes 23 de abril de 2010, el general David Munguía Payés dijo lo siguiente: "Nosotros vamos a respetar en todo momento la voluntad soberana del pueblo y vamos a ser leales al gobierno que sea electo legítimamente por el pueblo salvadoreño", agregó, pero no duda en decir a continuación que si hubiera situaciones que llevaran a violar la Carta Magna "la Fuerza Armada haría que se cumpliera con la Constitución en el marco que ella misma le da".
¿Cómo debemos entender estas palabras? ¿Qué si el FMLN como gobierno decide entrar a ALBA, habrá golpe de estado? ¿En base a que la fuerza armada hará que se cumpla la Constitución, sin antes esperar la solicitud de los órganos competentes? Como vera señor ministro de la defensa, sus palabras pueden ser interpretadas de variadas formas. Incluso como advertencias; ya que el contexto refleja potestad y unilateralidad por parte del ejército. Y esto como máximo huele a pasado, y como mínimo a Honduras.
Desde luego es así ¿por qué, cómo afecta el socialismo del siglo XXI al sistema de libertades que establece nuestra constitución; y que sería esto lo que provocaría que las fuerzas armadas entren en acción para cumplir y hacer cumplir la constitución?
¿Qué dice el socialismo del siglo XXI?
¡Basta de tanto ir y venir con el socialismo del siglo XXI! ¿Alguien por aquí lo ha leído? Luego ¿lo ha comparado con la realidad venezolana, ecuatoriana, boliviana y nicaragüense? Básicamente dicha teoría rusa que fue retomada luego por Heinz Dieterich descansa sobre cuatro ejes primarios: el desarrollismo democrático regional; la economía de equivalencias; la democracia participativa y las organizaciones de base.
Estas ideas estimado ministro están repartidas en nuestra Constitución, ya que son en cierto sentido políticas liberales, y la nuestra es una constitución de espíritu liberal, mancillada algunas veces con tintes teocráticos. ¿Entonces como va nuestro ejército a determinar cuándo se esté violando la constitución con el socialismo del siglo XXI, si sus postulados ya están recogidos en nuestras leyes?
La discusión –ministro- entonces esta errada. Se vuelve política, y de eso usted no debe opinar. Se lo impide la constitución que usted respeta.
Me gustaría citar aquí al ex presidente Arturo Molina, quien pensó en uno de los momentos críticos de su administración en disolver la Asamblea Legislativa y gobernar por Decretos Ejecutivos. Concluyó: jurar, no volver siquiera a mencionar o debatir esa salida a la crisis que enfrentó su transformación agraria, ya que esta medida hubiera requerido la intervención de sus compañeros de armas. ¿Se comprende la lección histórica?
No es el socialismo lo que debe preocuparnos, sino la torpeza de la derecha en modernizarse.
Es de menester decir que tanto en Venezuela como Nicaragua, sus líderes han estropeado la teoría del socialismo del siglo XXI y, van camino al desastre. Hugo Chávez: es un gorila, de izquierda, pero primate al fin. Ortega es el tipo que se robo una revolución. Análisis aparte merecen Evo Morales y el caso ecuatoriano. A favor del socialismo boliviano se decanta la lucha noble de los pueblos originarios y una derecha racista, torpe, incapaz de ver más allá de sus regionalismos. Y Correa se presenta como el educado del grupo, católico ferviente, pragmático, pero anteponiendo el nacionalismo. El mandatario de Ecuador, es el derechista del grupo. Ha desarmado ideológicamente a la derecha vieja y cansada ecuatoriana.
La realpolitik nos dice que definitivamente en El Salvador Medardo Gonzales y su sobrino, Leonel González, Sigfrido Reyes, Ramiro y toda la delantera actual del FMLN no pueden llevar a feliz practica esto del socialismo del siglo XXI. ¿Por qué?
Porque tal empresa demanda dirigentes de alma grande. Para nuestra mediocre vida legislativa está bien que cierta izquierda piense con el hígado. Pero para echar andar el socialismo habrá que ver entonces si este hígado es estrecho o no. Luego, una clase de izquierda, que por que ve algo deduce que lo ve todo tampoco podría. Finalmente un grupo de tiranitos y sicofantas llevaría el socialismo del siglo XXI a una catástrofe.
Pero no me cabe duda que lo intentaran. ¿Y si el pueblo según las encuestas les dan esa oportunidad? No deberemos culpar al pueblo. El salvadoreño es como la naturaleza: se defiende de quienes lo destruyen, es decir de los políticos.
José Barba Caballero presidente de Cambio Radical en Perú sostenía en una entrevista en el programa de Jaime Bayly algo sobre las estrategias que pueden utilizar los partidos, están pueden ser presentarse como: exitoso, victima, revolucionario; lo correcto en la actualidad es que se sabe y de eso parten las campañas dentro de los cuartos de guerra de los partidos que: la gente no vota por programas ni ideas, sino por antipatías o simpatías, por fobias o por miedos. Lo anterior que ya está agotado nos ha llevado a la polarización nacional; todo candidato está obligado a mentir, adular al pueblo, a venderle teoría barata, jugar con las esperanzas populares. ¿Entonces cuál es ahora la estrategia?
La lucha ahora no es política, sino contra la política. De allí que la estrategia deberá ser: hacer lo que nunca ha hecho político alguno en la historia del país: decir la verdad, siempre y en todo momento la verdad, aún cuando esta sea inoportuna decir la verdad.
Nadie la utiliza, porque se supone que al pueblo no le gusta la verdad. Pero en determinadas circunstancias y dependiendo de la calidad del político no hay estrategia más poderosa que la verdad y táctica más arrolladora que más verdad.
Basta de creer que el pueblo es menor de edad y por eso se evita el tema sexual, igual se piensa que el pueblo es tonto y se le ocultan cosas para evitar la histeria nacional. Si alguien entra en la política y pierde siendo autentico, pues pierde bien, pierde diciendo la verdad, que es como piensa.
Sobre los disfraces que son las ideologías, que se ponen los políticos, derecha, izquierda, centro. La mejor ideología debe ser el respeto a este pueblo que lleva consigo sangre indígena e ibérica. Estoy seguro que cuando a un pueblo se le respeta, este de igual respeta al político y, es entonces que este mismo pueblo puede imaginarse a alguien como dirigente. Así es la relación pueblo-líder hoy.
El paradigma que debemos derrotar: arrogancia, creerse elegidos, olvidarse de la fragilidad humana, hasta llegar a convertirse en ególatras. Parece ser que un dios bromista los hubiera tocado para que se transformen en mesiánicos, y se les olvida que la vida tarde o temprano nos hace a la orilla. No se trata de ganar, apropiarse del poder, de lograr el éxito mundano; sino de ética, dejarle un aporte por fin valido a la política nacional. Decir lo que se piensa y luego que la población elija.
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