Kill switch to internet
Marvin Aguilar
Silenciarnos cuando debemos protestar nos acostumbra a la cobardía. La World Wide Web ha permitido democratizar la información, hacer del conocimiento un bien que permite a un número mayor de letrados interpretar mejor la información debido a la cantidad de fuentes con que se cuentan, no solo, consultar entre diversos usuarios faculta saber qué hacer con la información. Engañar es ahora difícil.
El debate sobre las ideas, donde se construye la ideología esencial, que en la calle se convierte en discurso dominante se ha venido haciendo, controlando desde los medios. Quien controló los media impuso su lógica. Internet cambió esa dinámica. Esa variación de reglas pone nervioso al poder, porque ese señorío esta rápidamente pasando a manos de la gente.
Sólo en El Salvador se estima un total de 1, 200,000 usuarios en red y continua aumentando. Una clase política que privilegiara la alfabetización tecnológica del pueblo lucharía por volver internet un acceso gratis en toda la nación, abaratar aun más las computadoras móviles, los Smartphone para que la información fluya rápida, veraz. Pero lo que se pretende implementar desde Estados Unidos es legislar para controlarnos, buscando un pretexto para poder apagar en un momento dado el internet cuando el stablishment se vea directamente amenazado.
Pensar versus entretenerse
La diferencia entre internet y televisión es que el primero permite seleccionar lo que nos interesa, nos podría llegar a educar, tiene el potencial de convertirse en un transformador humano impresionante, el segundo se convirtió en lo que un grupo de personas ha decidido que consumamos con el objetivo de dominio social, crea un mundo ficticio, haciendo verdadero todo lo que vemos a través del televisor, que para el caso salvadoreño es un miembro nuevo de la familia.
El 85% de las noticias que se producen en el mundo están controladas por una serie de empresas con una misma ideología. Ellos han impuesto la doctrina de lo que no se ve o no se publica no existe: yo dueño de los grandes medios no te otorgo voz, pues no puedes decir tu idea. Ante demandas populares el doble lenguaje sirve para seguir con apariencia democrática convenciendo a las personas de mantener, pesar de grandes desigualdades un sistema que reserva decisiones para unos pocos.
Internet puede derrocar gobiernos, desmontar mentiras, cambiar la historia y, todo ello sin el consentimiento de los medios tradicionales de comunicación. En la actualidad ya no son ellos quienes tienen el monopolio de la agenda periodística, cada vez queda claro su manejo de las notas, criticados por la mayoría continúan siendo fuente obligada de consulta –tal como se comprueba en los records de sitios web más visitados en el país- pero se aplica el axiomático discernimiento y un obligado filtro que mina su credibilidad-poder.
Un medio digital trabaja para el público, el tradicional lo hace para una empresa, esta le exige en sus escritos no solo una determinada capacidad técnica sino además una posición ideológica, sino posee ambas son despedidos. Este cambio de realidad es clave del éxito en los nuevos medios: los digitales. Además siendo más económica la distribución en red la independencia de las viciadas maneras de hacer periodismo es factible.
Existe en algunos trasnochados la idea de un sistema opresivo hacia el ciudadano que va desde lo social a lo económico, esto solo es posible con el monopolio del discurso, en El Salvador este se impuso desde tres pilares fundamentales: Dios, Patria, Capitalismo. Nadie puede salirse de ese paradigma porque de inmediato se le acusa de ateo, antipatriota y subversivo.
En La Página los lectores han podido comprobar para gusto o disgusto que no existen vacas sagradas ni temas tabú. Que imponemos el debate con violencia, si se quiere, pero ¿acaso Jesús cuando fue al templo no irrumpió con furia, brusquedad y agresión? El poder deviene de cuanto más acceso tenga la población a los nuevos medios y que tan propietarios de ellos se sientan, es decir aquí no ser unidireccionales, el nuevo medio es multidireccional, es liberal democrático. Pertenece más al cibernauta que a grupos de poder anacrónicos. Simple nanotecnología aplicada al periodismo.
Un atentado cibernético para justificar la intervención
Daniel Estulin en su libro Desmontando Wikileaks predice un auto sabotaje de magnitudes similares a las del 11 de septiembre en NYC, aplicado a la red para de esa manera instalar un kill switch en internet y apagarlo.
Eso es la ley SOPA o PIPA estas facultarían de medios legales para bloquear el DNS o dominio de los sitios que fueran detectados como infractores, además de intervenir en motores de búsqueda, publicidad o sistemas de pago que faciliten el funcionamiento de los mismos. Es por ello que sitios como Google, Yahoo, Facebook, Twitter, PayPal, eBay, YouTube y todas las plataformas que utilicen sus servicios, así estos sean blogs, se verían afectados por el planteo legal y contarían, en consecuencia, con menores márgenes de libertad y movimiento.
Aducen luchar contra la piratería, seguridad, pero es control estatal sobre un bien de la humanidad, cerrarnos los ojos: cuando molestemos demasiado, al exigir transparencia, justicia, en el momento que nos harte el sistema y deseemos cambiarlo, indignarnos. Es nada más y nada menos que la instalación de la dictadura en la WWW, que busca “moderar” los contenidos que los usuarios suban o descarguen, censura que hasta el momento no existe.
Al poder siempre le asusto cuando la gente salió a las calles, ahora de igual tiemblan al saber que cada vez es difícil ocultar, disimular y que llegados a las urnas el reclamo será contundente. Por eso desde aquí apoyamos los apagones por la libertad de expresión que nos ha otorgado el internet a muchas voces que nunca los oscuros detentadores del poder - ese que le han robado al pueblo embrutecido- nos hubiesen permitido. Si están a favor hagan circular este texto.
Prensa Digital Un foro virtual, abierto al dialogo constructivo que nos permita conocer el pensar y sentir de sus miembros en torno a una temática que consideramos responde a una realidad concreta. Somos inmigrantes. Y hoy por hoy, vivimos en Long Island, NY. USA.
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