Miércoles Enero 11, 2012
El mural de Catedral Metropolitana titulado “La Armonía de mi Pueblo” nació como una expresión artística dedicada a la paz. Ni mi arte ni mi tristeza valen más que la paz y la armonía. Si mis palabras no construyen, prefiero guardar silencio. He visto con preocupación posturas de irrespeto a la Iglesia y expresiones de violencia, las cuales rechazo categóricamente. Ante los últimos acontecimientos, he optado por apartarme de todo asomo de discordia. A partir de hoy, nos excusamos mi familia y yo de participar en discusiones sobre el tema del mural de Catedral destruido hace unos días.
Si mi postura y la de mi familia estimulan de alguna manera la confrontación, prefiero cerrar inmediatamente este triste capítulo de mi vida. Nuestro respeto por la Iglesia Católica y su Jerarquía sigue siendo el de siempre, legítimo y sin reservas.
Agradezco el ofrecimiento de diálogo de Monseñor Escobar Alas, agradezco la Comisión que nombró y aprecio sus palabras de conciliación. En vista que el diálogo anunciado aún no ha iniciado, vemos oportuno apartarnos del tema. Lo mejor que podemos hacer como familia es alejarnos de una controversia que está robando la paz y la armonía.
Agradezco todas las manifestaciones de apoyo, pero pido por favor a todos los que creemos en el arte que aportemos dignidad y contribuyamos la convivencia pacífica. Invito a los artesanos y artistas a seguir pidiendo de forma pacífica el respeto y dignidad que merece el arte.
Confío en que la Iglesia y la Secretaría de Cultura de la Presidencia (responsable de velar jurídicamente por el patrimonio nacional) encontrarán la solución correcta a la destrucción de un bien público. Pienso que el mural más importante para nuestro país es el que cada uno erige en su corazón. Ese mural debemos construirlo cada uno de nosotros, con solidaridad, tolerancia y respeto hacia nuestro prójimo. Deseo genuina armonía y que todo esto se resuelva en paz.
Muchas Gracias.
Fernando Llort
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