Hinds contra los BRICS
Marvin Aguilar
Hace 25 años la derecha económica le daba un
discurso al ala política: los dragones
asiáticos. Ese fue el modelo vendido a los electores salvadoreños. Para eso
se dijo y no, que había que vender los bienes estatales, dolarizar y firmar el
TLC con EE.UU.
Aquella idea de que el Estado es el problema y no la
solución la historia ahora nos permite ver su falsedad cuando la intervención
estatal dentro del proceso de desarrollo en Asia fue crucial.
¿Por qué criticar hoy el entusiasmo de la izquierda
salvadoreña con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que buscan
multipolarismo en el mundo si la derecha antes justificaba la mentira de no
intervención estatal en el mercado con los dragones asiáticos: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur?
Desde la prehistoria el humano enfrentó dos formas de
pensar: nómadas (izquierda) y sedentarios
(derecha). Es inherente a la persona tener dos posibles campos de razonamiento.
Ambas ideas con avances y retrocesos deben
acostumbrarse la una a la otra y reconocerse como válidas para no polarizar,
ideologizar, predisponer y llevar a la guerra a sus seguidores. Quienes confunden
deseos con realidades para azuzar un apocalipsis económico diario van contra
natura.
Pendiente está la explicación de parte de estos
economistas del establishment porque aquellas promesas nunca llegaron. La
teoría del rebalse no inundo a los sectores pobres ni como educación
tecnológica, salud y menos con salarios decentes que fue lo que las elites
económicas asiáticas concretaron para elevar los índices económicos en sus
países.
La reactivación económica en bocas de la izquierda o
la derecha salvadoreña es una incertidumbre. Si partimos de esta conclusión
veremos que la relación entre la economía defendida por Hinds y el pueblo ha
sido siempre de sobre entendidos cuando se anuncian las medidas “sugeridas” por
el FMI o BM; de malos entendidos cuando los ajustes golpearon solo a pobres; de
desentendidos cuando de pagar la deuda social se trata.
La esperanza
fue CAFTA.
Citizen.typepad.com sostenía hace algunos días a
propósito del drama humanitario de niños en la frontera méxico-estadounidense: la crisis centroamericana deja al
descubierto las promesas vacías del CAFTA. No olvide Hinds que 3,500
menores allí son salvadoreños.
¿Por qué? Porque se dijo que su firma sería la mejor
arma que detendría la inmigración, droga y pandillas. Basta un repaso rápido a
nuestra realidad para darnos cuenta que aquello resultó por sus desequilibrios
al subvencionar productos estadounidenses y desigualdades sociales por la
concentración de la riqueza en los países del área una mentira económica.
El empleo generado por el CAFTA no ha sido el esperado
y menos ha resuelto los problemas de 50,000 empleos anuales que demandaría El
Salvador. Por el contrario el llamado triángulo norte de Centroamérica:
Honduras, El Salvador y Guatemala llega a importar hasta un 78% de productos
agrícolas estadounidenses.
El CAFTA fue aprobado por ARENA en un madrugón el 2004
contrario a Costa Rica que realizó un referéndum. Nicaragua –destino de las inversiones de la elite
salvadoreña- que al ingresar a ALBA
dejó de lado su apuesta económica del CAFTA no tiene mayores emergencias
sociales.
Si los BRICS no crecen como afirma Hinds es debido a
que interdependientes
todas las principales economías, el mundo desarrollado no compra, ya que
están en procesos de recuperación económica que no terminan de cuajar.
Pensar que el primer mundo está bien porque solo se
tienen en cuenta las variables clásicas del PIB y se deja de lado distribución
de la renta, bienestar, pobreza, igualdad, sostenibilidad y solidez en sus
instituciones es pensar que solo él sabe inglés. Países nombrados modelo
podrían parecernos Estados fallidos. La mayoría en el planeta le cuesta cada
vez más subsistir y hay un 1% mundial que es más rico, esto no es exclusivo de
El Salvador.
Los BRICS son el 40% de la población mundial y un
cuarto del PIB mundial y están camino del desarrollo en formas diversas por sus
propias características.
Pero lo cierto es que los BRICS representan una opción
al discurso tradicional y predominante (el eje ruso-chino) y son potencias en
sus áreas de influencia (Brasil-Sudáfrica-India) y eso permitiría nuevos
mercados para El Salvador, esto desde luego activaría a cualificar nuestra
población y productos suceso que no aconteció con el CAFTA.
La mezcla de proteccionismo y liberalismo que vemos al
analizar cada país de los BRICS nos da una idea clara de que los absolutos no
existen y menos en economía. Desde luego ser creativos en pactos sociales
materia en la que tenemos experiencia luego de la firma de la Paz en 1992 nos
da una ventaja frente a los BRICS que no tienen la democracia, igualdad de
derechos, condiciones laborales favorables a los empleados en su agenda
nacional.
De acuerdo, fue Jim O’Neill de Goldman Sachs quien
denominó a estos países como BRICS pero no olvidemos que eso es una mala
costumbre anglosajona de encerrar en un solo término a sociedades complejas y
cambiantes, así denominaron al “milagro alemán” o los dragones asiáticos en su
momento.
Corolario:
Leyendo a Hinds no puedo dejar de pensar en la
responsabilidad política de los economistas de derecha en el lastre económico
nacional ya que la elite siempre se negó a la diversificación de las
inversiones al apostarle a un solo producto añil en los primeros años de la
república; café en la época contemporánea; servicios ahora.
Hay una deuda pendiente y quizá hasta una necesidad de
reparación histórica ya que así por lo menos nos quedaría claro que para ellos
el mundo no comenzó en junio de 2004 y sabríamos entonces el motivo de que
nuestra mano de obra siempre fue obsoleta para el mundo: solo se les enseñó hacer una cosa.
El problema estimado ingeniero Hinds no es que las
matemáticas tengan ideología, el problema con los números los tuvo la rancia
derecha el pasado marzo cuando inclusive llamó al ejército a estar atentos.
Lo que parecen sus apuestas económicas es que se basan
en el inmovilismo para mantener el poder de unos pocos y peor –visto lo sufrido- aún están lejos de
ser la única salida a nuestros problemas económicos.
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