En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

domingo, 2 de junio de 2013

El aborto un debate pendiente

El aborto un debate pendiente
Marvin Aguilar

Cuando los grupos nacional religiosos reformaron de la mano de los diputados la Constitución para prohibir el aborto en todas sus formas se cuidaron de no hacer algo vital para la democracia pero inútil con un pueblo inculto: debatir.

Fue esa misma Asamblea Legislativa que hizo diputada honoraria a la virgen María luego de hacerla entrar en solemne procesión al Salón Azul. Reinaba el oscurantismo medieval en El Salvador.

Cuando el presidente liberal Rafael Zaldívar sancionó el decreto que legalizaba el divorcio violando la palabra dada a la curia de que no lo haría justificó su marcha atrás diciendo que: él jamás cometería divorcio, pero que dejaba abierta la puerta para quien deseara cometerlo. Días después un terremoto sacudió San Salvador; el arzobispo señaló que aquel seísmo era un castigo de Dios porque los políticos aprobaron el divorcio.

100 años han pasado de esa lucha que perdió la fe. Nadie creo que yo, en su sano juicio alegaría la prohibición del divorcio para proteger la familia ahora.

Despenalizar el aborto terapéutico o restablecer las normas establecidas antes de la reforma inconsulta de la Constitución por parte del fanatismo religioso salvadoreño que ha manipulado las creencias de los buenos creyentes no significa obligar a abortar a todas las mujeres embarazadas como malintencionadamente se escandaliza, menos establecería un aborto salvaje con pinzas destruyendo fetos sangrientos como las películas que se empeñan en mostrarnos para hacernos parecer asesinos.

En la vida dos momentos son tristes: nacer y morir.  
En mi familia hemos tenido un hermano Down que falleció a los 20 años y un padre que sufrió Alzhéimer hasta sus 92 años. Pesar que estoy a favor del aborto y de la eutanasia jamás pasó por nuestra familia la idea de hacerlos morir.

Por eso entiendo el sufrimiento familiar al que no todos están preparados anímicamente, económicamente, sicológicamente. Igualmente veo como muchas familias “cristianas” se avergüenzan de esos familiares vergonzantes.

La anormalidad incluso pasa por la homosexualidad o los embarazos no deseados. Familias que huyendo del escándalo envían a vivir a San Francisco o España a sus hijos gais o hacen abortar en EE.UU. o Europa a sus hijas que sin estar casadas se embarazaron.
Mi padre, un campesino gallego, trabajador, liberal que le encantaba que lo acusaran de comunista cuando ayudó a Miguel Charlaix a crear al carnaval de San Miguel me enseñó una lección de vida: solo viviremos una vez, la vida nos traerá problemas, no nos inventemos más nosotros.

Toda nación es colectiva.
Thomas Malthus pesar de haber sido silenciado tenía razón. No nos sirve de nada tener muchos salvadoreños que terminaran poniéndonos a la mayoría manos arriba ¿ejemplo? Las pandillas.
Son 2, 000,000 millones que se reproducen sin ningún control de calidad, pobres. Parafraseando a Alberto Masferrer podría escribir: Hijos de padres que padecen y odian y, aspiran a la venganza contra 200,000 que atesoran y gozan y, que por necesidad o ceguera se defienden y sostienen con represión.

Puede ser motivo de hilaridad que exista liberales-conservadores pero es terrorífico que estos se pasen por donde les alumbra el Sol las leyes elementales de la democracia por imponer sus creencias eso estimados no está dentro de las normas éticas de cualquier tipo de liberal.

Los liberales de cualquier estirpe están siempre obligados a respetar el disenso y darle espacio a lo diferente con leyes diversas y legislación igual para los iguales. Imponer no es de liberales es de hipócritas o fanáticos.

Bueno es que haya familias que apoyemos nuestros familiares que nacen o terminan con grandes imposibilidades de toda índole. Pero injusto es hacer que todas las familias carguen con responsabilidades para las cuales el Estado –en donde todos nos lavamos las manos- no los ha preparado.

Monseñor Gregorio Rosa tenía razón. Todos hemos terminado usando a Beatriz para hacernos oír. Pero en un país en donde se le olvida al stablishment que lo hacemos todo entre todos y, que la comida mía que obtengo del trabajo de los otros es diarreica si esos otros mueren de hambre por ignorantes pudiendo no serlo; cuando la estática y no la dinámica ha sido la forma de gobernar no es extraña que la violencia sea verbal, sicológica o física se convierta en la única manera de resolver nuestros conflictos.

Todos debemos pedir perdón a Beatriz y las mujeres que morirán en nombre de Dios en El Salvador. 


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