El Papa no ha muerto, ¡viva el Papa!
Marvin Aguilar
Benedicto 16 siempre gozó de mi simpatía, es una
persona intelectual, conocedora de la realidad mundial y de la revolución
tecnológica. Josep Ratzinger posee esa cualidad de los intelectuales: saber que viene y como terminará todo.
De allí que al perder el suspenso que permitiría el
resurgimiento de una nueva fe católica, de dirigir una institución que necesita
cambiar y que el grupo conservador católico: legionarios, Opus Dei, Comunión y Liberación plagados de suciedad y delitos según palabras del
propio Papa, al impedirle llevarla a cabo terminaron derrotándole físicamente.
Los motivos son de salud, efectivamente cansancio. Por eso haya terminado por
decidir retirarse de ese bullicio propio de una ramera de Babilonia a un
claustro. No es una derrota a Benedicto 16, es un mensaje muy duro, como solo
haría un intelecto grande.
Dimisión de
película
Nanni Moretti, cineasta italiano escribió, produjo y
dirigió el 2011 Habemus Papam, una
comedia dramática que vistos los acontecimientos actuales puede ser una
realidad pasmosa.
El propio Moretti actuó como el sicoanalista ateo que
es llamado para atender al Santo Padre que acaba de ser elegido por los
purpurados nuevo jerarca de los catolicos.
La película describe muy bien los entresijos
habituales que desde la prensa se tejen sobre los papables, sus hojas de vida,
pensamientos teológicos y afiliaciones políticas antes de que se inicie el
conclave que deberá elegir al nuevo Papa.
Una vez da comienzo el proceso de elección los
cardenales ruegan a Dios para no ser elegidos. Luego de algunos intentos
resulta electo el cardenal Melville. El director refleja aquí un difícil
decisión que solo puede estar relacionada con el momento tortuoso que vive la
iglesia católica con los escándalos de pedofilia, corrupción bancaria, perdida
de fieles y conservadurismo y que son los retos del nuevo Papa.
El jefe interino del Vaticano le pregunta: ¿acepta su
elección canónica como Sumo Pontífice? Después de dudarlo, responde sí.
Todo bien, hasta que llega el momento de presentarlo a
una multitud de fieles que en la plaza San Pedro esperan impacientes.
Nuntio Vobis gaudium magnum ¡Habemus Papam! Dicho
esto, el nuevo Papa sufre una crisis de pánico. Magistralmente el director
refleja la sorpresa colectiva de una acción insólita que significa anunciar un
Papa que no se presentará ante sus fieles.
Para quienes sostengan que todo puede ser catalizado
por una experta, oportuna y diligente oficina de comunicaciones y prensa, el
director contrasta esta salida hacia adelante tan predecible y tradicional que
resulta imposible ocultar como innegable el sentimiento de abandono que embarga
la acción de pánico papal dentro de
una solida institución como lo es la iglesia católica romana. Pareciera que
Dios ha abandona su iglesia, y eso nos transmiten las siguientes secuencias
dentro del filme.
Aquí es donde vemos el cameo del director que como
sicoanalista – el mejor de Italia-
pretende entender la crisis por la que atraviesa el recién electo Papa.
Revelador es la profesión que confiesa un Papa vestido
de civil que comienza a recuperar por la calles de Roma el tiempo perdido, soy actor responde a otra sicóloga que
lo trata por recomendación del otro psicólogo.
Poder, impunidad, renovación que es representada
durante el campeonato de vóleibol que se organiza entre cardenales para superar
el tedio que causa la desaparición del Papa.
La renuncia es desde luego algo inusual, hace 600 años
no sucedía. Finalmente el Papa se presenta ante la multitud y la expectante
prensa que ha imaginado las miles de historias posibles detrás de este
acontecimiento.
Habla en un emotivo discurso, triste, pero con lealtad
franca. Habla con sinceridad, que es lo que menos hoy en día se practica en
todos los estamentos sociales incluidos sus representantes esparcidos por el
mundo.
Por la edad, ya no tengo fuerzas para ejercer el
ministerio petrino, ha dicho Josep Ratzinger.
El problema de la dimisión de Benedicto 16 es desde
luego de salud. Se llama cansancio; Ha de resultar extenuado convencer a los
conservadores religiosos de hacer alguna reforma que pueda recuperar la fe a
muchos catolicos que la han abandonado.
Carlo María Martini, mí admirado cardenal de Milano lo
advertía – después de haber renunciado al
tratamiento terapéutico de mantenerlo con vida- cuando murió: la iglesia se
ha quedado atrás 200 años.
Un progresista intelectual rector de la Universidad
gregoriana, famosa por ser el cerebro de la iglesia y facultad de Papas,
abogaba por una revolución que debía comenzar con el Papa y los obispos.
Fiel y obediente, conocedor incluso del peligro que
corre decidió recluirse de la realidad, esa que incluso él siendo obispo de
Roma, Cabeza del Colegio Episcopal, Vicario de Cristo, jefe de Estado y
Soberano del Vaticano, sucesor de Pedro, Siervo de los siervos de Dios, Santo
Padre y Sumo Pontífice no pudo cambiar, debido a la intransigencia de las
facciones conservadoras católicas que terminaron enfermándolo.
No somos escandalosos cuando decimos que el aún Papa
Benedicto 16 podría morir pronto. Sor María Gómez Valbuena acusada en Madrid
por el robo de niños, ante su inminente condena, un día antes de declarar
enfermó del corazón. Cinco días después el convento de la caridad de las hijas
de San Vicente de Paúl anunciaba su muerte y, que su entierro ya había sido
llevado a cabo. Se desconoce su tumba.
Comparto el
tráiler del filme Habemus Papam
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