Livio Rosario, concejal de Hempstead, dice: “Festival y Desfile no pueden seguir generando gastos a la Villa”
Por: Francisco Manrique/Especial para LTH
framan73@gmail.com
Es insólito lo que viene sucediendo en la Villa de Hempstead que, como todos los gobiernos locales, vienen pasando por una crisis presupuestal pero que, irónicamente, deben afrontar gastos de organizaciones ajenas al gobierno, como es la organización del Festival del Día del Salvadoreño Americano y del Desfile Centroamericano, que se llevan a cabo en agosto y septiembre respectivamente.
En este contexto, Livio “Tony” Rosario, concejal de la Villa de Hempstead y único hispano en esa función, dijo a La Tribuna Hispana USA que no es posible que la Villa tenga que gastar más de 70 mil dólares en pagos de sobre tiempo a la policía local, que brinda seguridad a dichos eventos, mientras que los organizadores solo aportan unos 15 mil y, a veces, ni siquiera esa cantidad, ya que aducen que solo tienen pérdidas, según el funcionario.
“Ellos vienen y tramitan un permiso temporal con el cual buscan a sus patrocinadores y luego, cuando tienen que pagar al final del evento, dicen que solo han tenido pérdidas y pagan solo una parte de lo que se les fija como concepto de permiso. Esto se tiene que acabar, porque no es posible que usemos dinero de los impuestos (que pagan los residentes locales) para solventar actividades que solo benefician a un grupo organizador y no a toda la comunidad”, enfatizó Rosario, quien aclaró que su declaración es a título personal, pero que no descarta llevar el tema a discusión al concejo de la villa (Board of Trustees) porque está generando una brecha en la economía de la Villa, en momentos que se viven muchas restricciones, como de servicios y empleos, a consecuencia de la crisis económica por la que atravesamos.
“Cómo podemos explicar a la comunidad que el dinero de todos se está gastando y no recibimos nada a cambio de los organizadores, cuando vemos que solo se están beneficiando unos cuantos, eso no es justo”, agregó el concejal Rosario.
Consultamos también a la oficina del alcalde Wayne Hall, quien nos confirmó que el costo por funciones de seguridad y pagos por horas extras, sobrepasan los 35 mil dólares, para cada evento, señalando también no saber si las utilidades o ganancias que arroja el Festival del Día del Salvadoreño Americano, organizado por cuatro agrupaciones, son utilizados en beneficio de la comunidad o para el lucro de pocas personas.
“Frecuentemente discutimos asuntos de nuestra comunidad y convocamos a todas las organizaciones de Hempstead y, que yo sepa, nunca he visto participar a ninguno de los organizadores que hacen el Festival o el Desfile, con lo cual demuestran lo mucho que les interesa la Villa”, comentó irónicamente Rosario.
De los directivos de las cuatro organizaciones que realizan el Festival del Día del Salvadoreño Americano, se sabe que sólo uno de ellos vive en Hempstead y de los otros uno tiene casa en otro estado.
framan73@gmail.com
Es insólito lo que viene sucediendo en la Villa de Hempstead que, como todos los gobiernos locales, vienen pasando por una crisis presupuestal pero que, irónicamente, deben afrontar gastos de organizaciones ajenas al gobierno, como es la organización del Festival del Día del Salvadoreño Americano y del Desfile Centroamericano, que se llevan a cabo en agosto y septiembre respectivamente.
En este contexto, Livio “Tony” Rosario, concejal de la Villa de Hempstead y único hispano en esa función, dijo a La Tribuna Hispana USA que no es posible que la Villa tenga que gastar más de 70 mil dólares en pagos de sobre tiempo a la policía local, que brinda seguridad a dichos eventos, mientras que los organizadores solo aportan unos 15 mil y, a veces, ni siquiera esa cantidad, ya que aducen que solo tienen pérdidas, según el funcionario.
“Ellos vienen y tramitan un permiso temporal con el cual buscan a sus patrocinadores y luego, cuando tienen que pagar al final del evento, dicen que solo han tenido pérdidas y pagan solo una parte de lo que se les fija como concepto de permiso. Esto se tiene que acabar, porque no es posible que usemos dinero de los impuestos (que pagan los residentes locales) para solventar actividades que solo benefician a un grupo organizador y no a toda la comunidad”, enfatizó Rosario, quien aclaró que su declaración es a título personal, pero que no descarta llevar el tema a discusión al concejo de la villa (Board of Trustees) porque está generando una brecha en la economía de la Villa, en momentos que se viven muchas restricciones, como de servicios y empleos, a consecuencia de la crisis económica por la que atravesamos.
“Cómo podemos explicar a la comunidad que el dinero de todos se está gastando y no recibimos nada a cambio de los organizadores, cuando vemos que solo se están beneficiando unos cuantos, eso no es justo”, agregó el concejal Rosario.
Consultamos también a la oficina del alcalde Wayne Hall, quien nos confirmó que el costo por funciones de seguridad y pagos por horas extras, sobrepasan los 35 mil dólares, para cada evento, señalando también no saber si las utilidades o ganancias que arroja el Festival del Día del Salvadoreño Americano, organizado por cuatro agrupaciones, son utilizados en beneficio de la comunidad o para el lucro de pocas personas.
“Frecuentemente discutimos asuntos de nuestra comunidad y convocamos a todas las organizaciones de Hempstead y, que yo sepa, nunca he visto participar a ninguno de los organizadores que hacen el Festival o el Desfile, con lo cual demuestran lo mucho que les interesa la Villa”, comentó irónicamente Rosario.
De los directivos de las cuatro organizaciones que realizan el Festival del Día del Salvadoreño Americano, se sabe que sólo uno de ellos vive en Hempstead y de los otros uno tiene casa en otro estado.
Organizadores guardan silencio
La Tribuna Hispana USA ha sido uno de los pocos medios críticos de este tipo de prácticas y hemos denunciado siempre la poca transparencia en estas actividades, en el que se utiliza a una comunidad en beneficio propio so pretexto de promover sus valores culturales y diversidad.
Por ello, pedimos a Nelson Hernández, uno de los organizadores más visibles del Festival del Día del Salvadoreño Americano, que nos concediera una entrevista para que responda una serie de interrogantes al respecto, solicitud que fue postergada en varias oportunidades, incluso poniendo como condición que estén presentes quienes representan a las otras tres organizaciones, lo que nos pareció pertinente, pero que finalmente, hasta el cierre de nuestra edición, no respondió más a nuestras llamadas telefónicas.
Hubiera sido interesante nos expliquen cómo un evento que se hace desde hace seis años, sigue originado pérdidas para sus organizadores y ¿por qué se insiste en seguir haciéndolo a pesar de todo? También, si los ofrecimientos de becas estudiantiles se han hecho realidad en alguna oportunidad y a ¿quién o quiénes ha beneficiado? O el informe de cuentas claras a la comunidad ofrecido cuando recién se iniciaron; así como el famoso Fondo para el Inmigrante Indocumentado, que anunciaron pomposamente en el lanzamiento del 1er Festival del cual fuimos testigos. Ahora sabemos que solo fueron promesas.
Otra de las interrogantes que surgen es que de las cuatro organizaciones convocantes, dos de ellas, NYSLA y el Centro Cívico Salvadoreño, no figuran en el registro de organizaciones sin fines de lucro del estado de Nueva York; es decir no existen como tal.
Y otra de las perlas que encontramos es que Empresarios por el Cambio, creado en mayo del 2007, viene ofreciendo a los patrocinadores del festival un “Tax Deductible” cuando tiene revocado el 501(c)3 (el estatus que el IRS a las organizaciones No Lucrativas) por no haber presentado durante tres años consecutivos el reporte anual de sus actividades al IRS (según la página www.guidestar.org que reporta acerca de todas las agencias no lucrativas).
Lo que significa que dicha organización no presenta reportes al IRS desde que recibió la acreditación del IRS en el 2008. La fecha de revocación es del 15 de mayo del 2010 y hasta hoy no sabemos si esta situación ha sido saneada (otra de las preguntas que teníamos para los organizadores); lo que sí es cierto es que en sus cuentas de patrocinadores figuran conocidos bancos, líneas aéreas y otras empresas que, por lo general, exigen el certificado de deducción de impuestos (Tax Deductible). ¿Cómo funcionan entonces? Esa era una de las preguntas claves que buscamos nos respondieran, pero hasta ahora solo hemos recibido un silencio ensordecedor.
La Tribuna Hispana USA ha sido uno de los pocos medios críticos de este tipo de prácticas y hemos denunciado siempre la poca transparencia en estas actividades, en el que se utiliza a una comunidad en beneficio propio so pretexto de promover sus valores culturales y diversidad.
Por ello, pedimos a Nelson Hernández, uno de los organizadores más visibles del Festival del Día del Salvadoreño Americano, que nos concediera una entrevista para que responda una serie de interrogantes al respecto, solicitud que fue postergada en varias oportunidades, incluso poniendo como condición que estén presentes quienes representan a las otras tres organizaciones, lo que nos pareció pertinente, pero que finalmente, hasta el cierre de nuestra edición, no respondió más a nuestras llamadas telefónicas.
Hubiera sido interesante nos expliquen cómo un evento que se hace desde hace seis años, sigue originado pérdidas para sus organizadores y ¿por qué se insiste en seguir haciéndolo a pesar de todo? También, si los ofrecimientos de becas estudiantiles se han hecho realidad en alguna oportunidad y a ¿quién o quiénes ha beneficiado? O el informe de cuentas claras a la comunidad ofrecido cuando recién se iniciaron; así como el famoso Fondo para el Inmigrante Indocumentado, que anunciaron pomposamente en el lanzamiento del 1er Festival del cual fuimos testigos. Ahora sabemos que solo fueron promesas.
Otra de las interrogantes que surgen es que de las cuatro organizaciones convocantes, dos de ellas, NYSLA y el Centro Cívico Salvadoreño, no figuran en el registro de organizaciones sin fines de lucro del estado de Nueva York; es decir no existen como tal.
Y otra de las perlas que encontramos es que Empresarios por el Cambio, creado en mayo del 2007, viene ofreciendo a los patrocinadores del festival un “Tax Deductible” cuando tiene revocado el 501(c)3 (el estatus que el IRS a las organizaciones No Lucrativas) por no haber presentado durante tres años consecutivos el reporte anual de sus actividades al IRS (según la página www.guidestar.org que reporta acerca de todas las agencias no lucrativas).
Lo que significa que dicha organización no presenta reportes al IRS desde que recibió la acreditación del IRS en el 2008. La fecha de revocación es del 15 de mayo del 2010 y hasta hoy no sabemos si esta situación ha sido saneada (otra de las preguntas que teníamos para los organizadores); lo que sí es cierto es que en sus cuentas de patrocinadores figuran conocidos bancos, líneas aéreas y otras empresas que, por lo general, exigen el certificado de deducción de impuestos (Tax Deductible). ¿Cómo funcionan entonces? Esa era una de las preguntas claves que buscamos nos respondieran, pero hasta ahora solo hemos recibido un silencio ensordecedor.
Clientes insatisfechos
Pero aún hay más. Los voluminosos paquetes publicitarios que se ofrecen a los patrocinadores pareciera que al final no “todo lo que brilla es oro”, bajo el rimbombante nombre de Patrocinios de platino, oro y plata, en el que aseguran publicidad masiva en medios de prensa de la ciudad, radio y televisión, además de otros atractivos, que por lo general son difíciles de verificar su impacto por parte de los potenciales patrocinadores y dejan su desarrollo más bien a la buena fe de los organizadores.
Una muestra de ese desencanto es el caso de “Las Arepas de Mamá”, un conocido restaurant de comida latina de Hempstead, cuyo propietario, José García, dice que se siente muy defraudado con los organizadores del Festival Día del Salvadoreño Americano, ya que nunca recibió nada de lo que le ofrecieron.
“Aquí vino el señor Saúl Linares y me prometió una serie de beneficios como patrocinador del evento. Al final quedamos en que les iba a pagar 4 mil dólares y le di como adelanto la suma de 2,800 dólares, acordando que el balance pendiente se los daría el día del evento. Unos días antes se apareció con unos panfletos para repartirlos en mi negocio, pero después de eso no recibí nada más de lo ofrecido; es decir para mí no me dieron absolutamente nada”, nos refiere García quien dijo sentirse estafado.
“Creo que a los organizadores les falta seriedad para que no exploten la buena fe de los empresarios, ante ofrecimientos que no van a poder cumplir. Ante mi queja con ellos, dijeron que iban a resarcirme, pero unos meses después se apareció un tal señor Guerrero, a nombre de los organizadores, quien pretendió que le pague lo adeudado como condición, lo que no acepté”, dijo.
Pero aún hay más. Los voluminosos paquetes publicitarios que se ofrecen a los patrocinadores pareciera que al final no “todo lo que brilla es oro”, bajo el rimbombante nombre de Patrocinios de platino, oro y plata, en el que aseguran publicidad masiva en medios de prensa de la ciudad, radio y televisión, además de otros atractivos, que por lo general son difíciles de verificar su impacto por parte de los potenciales patrocinadores y dejan su desarrollo más bien a la buena fe de los organizadores.
Una muestra de ese desencanto es el caso de “Las Arepas de Mamá”, un conocido restaurant de comida latina de Hempstead, cuyo propietario, José García, dice que se siente muy defraudado con los organizadores del Festival Día del Salvadoreño Americano, ya que nunca recibió nada de lo que le ofrecieron.
“Aquí vino el señor Saúl Linares y me prometió una serie de beneficios como patrocinador del evento. Al final quedamos en que les iba a pagar 4 mil dólares y le di como adelanto la suma de 2,800 dólares, acordando que el balance pendiente se los daría el día del evento. Unos días antes se apareció con unos panfletos para repartirlos en mi negocio, pero después de eso no recibí nada más de lo ofrecido; es decir para mí no me dieron absolutamente nada”, nos refiere García quien dijo sentirse estafado.
“Creo que a los organizadores les falta seriedad para que no exploten la buena fe de los empresarios, ante ofrecimientos que no van a poder cumplir. Ante mi queja con ellos, dijeron que iban a resarcirme, pero unos meses después se apareció un tal señor Guerrero, a nombre de los organizadores, quien pretendió que le pague lo adeudado como condición, lo que no acepté”, dijo.
El Desfile Centroamericano
De otro lado, el tradicional Desfile Centroamericano que organiza Central American Parade Inc., cuya presidenta es la salvadoreña Martha Montero, desde hace varios años, no está exenta de quejas y observaciones.
Creado a mediados de los 80’s, el Desfile respondió a la iniciativa de un grupo de líderes comunitarios y organizaciones, con la finalidad de apoyar una amnistía para los inmigrantes indocumentados centroamericanos (en particular de El Salvador que, en aquella época vivía una guerra civil).
Pasado el tiempo se volvió una gran manifestación cultural de las comunidades centroamericanas que viven en Long Island, en el que fueron muy evidentes los conflictos de sus dirigentes por tomar el control, debido a los patrocinios y la venta de espacios en el festival, que se hacía después del desfile que festeja la Independencia de Centroamérica el 15 de septiembre de cada año. Incluso en una oportunidad llegaron hasta los tribunales dos organizaciones que se disputaron el control del desfile, quedando la que actualmente la organiza, aunque no con los bríos de antaño ni la convocatoria de miles de asistentes.
De otro lado, el tradicional Desfile Centroamericano que organiza Central American Parade Inc., cuya presidenta es la salvadoreña Martha Montero, desde hace varios años, no está exenta de quejas y observaciones.
Creado a mediados de los 80’s, el Desfile respondió a la iniciativa de un grupo de líderes comunitarios y organizaciones, con la finalidad de apoyar una amnistía para los inmigrantes indocumentados centroamericanos (en particular de El Salvador que, en aquella época vivía una guerra civil).
Pasado el tiempo se volvió una gran manifestación cultural de las comunidades centroamericanas que viven en Long Island, en el que fueron muy evidentes los conflictos de sus dirigentes por tomar el control, debido a los patrocinios y la venta de espacios en el festival, que se hacía después del desfile que festeja la Independencia de Centroamérica el 15 de septiembre de cada año. Incluso en una oportunidad llegaron hasta los tribunales dos organizaciones que se disputaron el control del desfile, quedando la que actualmente la organiza, aunque no con los bríos de antaño ni la convocatoria de miles de asistentes.
¿Promoviendo la “Salvadoreñidad” o una oportunidad de negocio?
Como se sabe, el Festival Día del Salvadoreño Americano, se celebra en la Villa de Hempstead desde hace seis años, teniendo como base la Resolución de la Cámara de Representantes HR 721, iniciativa de la congresista Hilda Solís, que declara el 6 de agosto como Día del Salvadoreño Americano, dado el 18 de julio del 2006, reconociendo los esfuerzos y el trabajo de esta gran comunidad en los Estados Unidos.
El primer Festival en Hempstead se realizó en el 2007 en el que participaron de otras agrupaciones que ahora no figuran, incluso algunos conocidos líderes comunitarios que tampoco hoy están entre quienes la organizan actualmente. Entonces, ofrecimientos como becas estudiantiles y ayudas a organizaciones culturales y cívicas, se constituyeron como la bandera de una gran celebración que iba a atraer a miles de salvadoreños celebrando un día especial, añorando también las Fiestas Agostinas que se celebran en El Salvador por estas fechas.
Quienes lo vienen realizando desde entonces se han constituido en un Comité Organizador, conformado por Nelson Hernández, representando a Empresarios por el Cambio; Juan Carlos Molina por Red de Comunidades Salvadoreñas; Francisco Guerrero por la academia de fútbol NYSLA; y la señora Nubia López por el Centro Cívico Salvadoreño, quienes en la práctica son los propietarios del evento.
Este Festival se comercializa todo el año, contando incluso con representantes de ventas exclusivos, quienes trabajan permanentemente mercadeando y consiguiendo a los patrocinadores, como el conocido salvadoreño Saúl Linares, quien reconoció a este redactor que trabaja para la organización a tiempo completo.
La página web www.festivalsalvadoreño.com no dice mucho acerca de los organizadores, ni tampoco nombra específicamente a ninguno de los responsables, aunque hasta hace algunas semanas figuraba en una de las secciones que parte de lo recaudado era utilizado en un proyecto de granjas en El Salvador, sin mayores detalles, lo que en la actualidad ha sido removido sin explicación. (Esta era otra de las preguntas que buscábamos nos respondieran).
Lo que si abundan en detalles es sobre los paquetes publicitarios que ofertan a los patrocinadores que fluctúan entre 5 y 20 mil dólares cada uno, en el que se les ofrecen, banners, posters, avisos en diarios y revistas, televisión y radio; además de miles de volantes previos al evento. A esto hay que agregar las decenas de kioscos que se comercializan y en los que se ofertan no solo comida y bebidas, sino también diversos productos nostálgicos, así como servicios de diversa índole dirigidos al mercado de salvadoreños que residen en Long Island, lo que se estima en ingentes ingresos para los organizadores que ese día hacen su “agosto”.
Como se sabe, el Festival Día del Salvadoreño Americano, se celebra en la Villa de Hempstead desde hace seis años, teniendo como base la Resolución de la Cámara de Representantes HR 721, iniciativa de la congresista Hilda Solís, que declara el 6 de agosto como Día del Salvadoreño Americano, dado el 18 de julio del 2006, reconociendo los esfuerzos y el trabajo de esta gran comunidad en los Estados Unidos.
El primer Festival en Hempstead se realizó en el 2007 en el que participaron de otras agrupaciones que ahora no figuran, incluso algunos conocidos líderes comunitarios que tampoco hoy están entre quienes la organizan actualmente. Entonces, ofrecimientos como becas estudiantiles y ayudas a organizaciones culturales y cívicas, se constituyeron como la bandera de una gran celebración que iba a atraer a miles de salvadoreños celebrando un día especial, añorando también las Fiestas Agostinas que se celebran en El Salvador por estas fechas.
Quienes lo vienen realizando desde entonces se han constituido en un Comité Organizador, conformado por Nelson Hernández, representando a Empresarios por el Cambio; Juan Carlos Molina por Red de Comunidades Salvadoreñas; Francisco Guerrero por la academia de fútbol NYSLA; y la señora Nubia López por el Centro Cívico Salvadoreño, quienes en la práctica son los propietarios del evento.
Este Festival se comercializa todo el año, contando incluso con representantes de ventas exclusivos, quienes trabajan permanentemente mercadeando y consiguiendo a los patrocinadores, como el conocido salvadoreño Saúl Linares, quien reconoció a este redactor que trabaja para la organización a tiempo completo.
La página web www.festivalsalvadoreño.com no dice mucho acerca de los organizadores, ni tampoco nombra específicamente a ninguno de los responsables, aunque hasta hace algunas semanas figuraba en una de las secciones que parte de lo recaudado era utilizado en un proyecto de granjas en El Salvador, sin mayores detalles, lo que en la actualidad ha sido removido sin explicación. (Esta era otra de las preguntas que buscábamos nos respondieran).
Lo que si abundan en detalles es sobre los paquetes publicitarios que ofertan a los patrocinadores que fluctúan entre 5 y 20 mil dólares cada uno, en el que se les ofrecen, banners, posters, avisos en diarios y revistas, televisión y radio; además de miles de volantes previos al evento. A esto hay que agregar las decenas de kioscos que se comercializan y en los que se ofertan no solo comida y bebidas, sino también diversos productos nostálgicos, así como servicios de diversa índole dirigidos al mercado de salvadoreños que residen en Long Island, lo que se estima en ingentes ingresos para los organizadores que ese día hacen su “agosto”.
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