La Patrona Nacional de El Salvador
Marvin Aguilar
Crecí escuchando campanas de catedral llamando a misa.
Los coros ya sea por las mañanas o noches silenciosas del callado centro de San
Miguel se dejan escuchar. Como de niño todo se ve enorme, la curiosidad por
aquel edificio y poder que representaba despertó siempre mi deseo de saberlo
todo.
La historia
oficial:
En 1962 la curia migueleña edito un libro bajo
investigaciones de Joaquín Cárdenas, sostienen: que en 1682 unos mercaderes de
las riberas hacia la mar del sur vieron en la playa una caja de madera que
había sido posiblemente arrojada por las fuerzas del agua. Dichos parroquianos
trataron de abrirla pensando que procedía de un barco naufragado y que poseía
mercaderías valiosas.
Aquellos no pudiendo destaparla desistieron de su
intención y la abandonaron. Días después otros
mercaderes con las mismas conclusiones e iguales resultados decidieron
mejor prestar una burrita a un vecino
del lugar y conducirla hasta la ciudad.
El recorrido tardó varios días debido al peligro de asaltos
y desfiladeros amenazantes. Finalmente llegó a San Miguel de la frontera el 21
de noviembre, poblado que ya contaba con
un siglo de fundación.
El animal de carga al estar frente a la iglesia
parroquial, lugar que ocupa hoy catedral
se echo a tierra provocando entonces la apertura de la caja encontrándose para
sorpresa en su interior una imagen con niño.
La noticia se corrió por todo el pueblo de inmediato,
haciendo que las revueltas fratricidas
en que se encontraba inmersa la población terminaran pronto. Entonces con la
intención de perpetuar aquel acontecimiento se le dio la advocación de Virgen
de La Paz.
La ausencia del registro sobre nombres de aquellos mercaderes que trasladaron la imagen;
inconsistencias en las fechas usadas;
lugares que no coinciden con el mapa
de la época; eventos no datados nos
permite decir que esta historia es imposible que sea cierta.
Todo respondió a una intención con necesidad 282 años
después de explicarse el por qué de la fiesta de noviembre, por qué está
dedicada a la imagen de la Virgen de La Paz y siendo la ciudad de un pais que
no guarda archivos coloniales porque a nadie le sirve tanto papel viejo había
que redactar una epopeya.
La versión oficial que transcribimos carece de fuentes
históricas de todo tipo, esto la hace insostenible. Huelga decir que igual
narrativa se dice de Santa Úrsula patrona de Jicalapa, La Libertad que posee
incluso la danza del cajón para recordar su hallazgo en el mar.
Verdadera
identidad, origen e historia de la Reina de La Paz:
El investigador costarricense José Antonio Fernández
en su libro Pintando el Mundo de Azul nos
hace concluir que las fiestas de noviembre en San Miguel colonial antes de ser
relacionadas con la Virgen de La Paz eran una actividad comercial por el final
de la temporada en los obrajes de añil que comenzaban en febrero y cerraban en
noviembre.
Nuestra ciudad fue la más especializada productora
añilera en El Salvador colonial que a su vez fue el mayor productor de la tinta
azul en Centroamérica de allí que el ciclo productivo de la riqueza local
determinó la feria de noviembre que servía para los intercambios o ventas de
productos entre mercaderes, hacendados y campesinos de todo el reino.
La otra feria importante que se registra en San Miguel
de la frontera era miércoles de ceniza, fecha que comenzaban los
abastecimientos y arreglo de cuentas para el inicio de temporada en los
obrajes. Luego vendrá la del 8 de mayo.
Con una festividad económica importante y un ataque
constante de piratas anglo-francos a la bahía de Conchagua hoy Golfo de Fonseca
entre los años de 1680-1710, una población en su mayoría afro descendiente e
indígena con minoría española era cuestión de tiempo para que la cosmovisión
criolla obligada a enmarcar todo en el orden católico produjera un nuevo
milagro que sustituyera al fundacional del
Arcángel San Miguel.
Ocurriendo uno de esos ataques los vecinos españoles
de la ciudad organizaron milicias con afro descendientes para ir a defender un
pueblo ribereño indígena llamado Amapala, villa que había sido ocupada,
destruida e incendiada antes de la huida de los corsos quedando de entre los
escombros una imagen de la virgen María.
Si la actual imagen de la Reina de La Paz provino de Amapala, ¿qué sabemos de esa villa? Para
1593 este señorío indígena situado en la costa del Golfo de Fonseca tuvo el
convento franciscano de Santa María de
las Nieves atendiendo a los creyentes del archipiélago de la Petronila,
Conchagua y Meanguera.
Siguiéndole el rastro a esta pista podemos encontrar
un panorama más completo en el libro de Pedro Escalante Arce: Crónicas de Cuscatlán-Nequepio y del Mar del
Sur.
La ataques frecuentes, hostiles y peligrosos de
corsarios a playas salvadoreñas que terminaban en destrucción de los pueblos
como sucedió a manos de bucaneros franceses con Amapala y su iglesia motivó a
los franciscanos abandonar el lugar y trasladarse provisionalmente a San Juan
Yayantique en 1689 bajo la decisión de fray Francisco de Zuaza.
Finalmente llegaron a San Miguel dejando allí la talla
piadosa de madera. Existe la nomina que consigna los frailes y relación jurada
de los religiosos de la provincia franciscana del Santísimo Nombre de Jesús en
lo relativo a la guardianía de Nuestra Señora de las Nieves en el convento de
Amapala de 1690.
Ellos debieron tener conocimiento sobre el traslado de
la imagen Amapala-Yayantique–San Miguel que terminó llamándose Virgen de La Paz
eran: padre predicador y guardián de la
imagen Fray Pablo de Montúfar,
criollo. Doctrinero padre predicador Fray Juan
de San Pablo gachupín, hijo de la provincia de Castilla. Compañero
predicador Fray José de Chávez gachupín
hijo de la provincia de San Miguel.
Creer desde la
verdad o mentira.
La imagen de la Reina de La Paz, patrona católica de
El Salvador es mulata y esto tiene dos explicaciones la primera dada en el
libro de Joaquín Cárdenas de 1962 que sostiene que en junio de 1903 un rayo
cayó en la iglesia de San Francisco provocando un incendio que afectó el
camerín de la Virgen quemando las vestiduras ennegreciendo y ampollando el
retoque que fue imposible corregir.
Un segundo que podemos concluir es que debido a los
saqueos, incendios y vicisitudes que las imágenes sufrieron hasta su llegada
final una ha Conchagua, otra hacia la ciudad miguelense terminaron con ese tono
de piel mulato perfecto para que su feligresía se identificara con ella, que es
en su mayoría la que poseían los habitantes mestizos del oriente colonial: Lencas Kakawira y afro descendientes.
La Virgen de La Paz no posee ningún origen milagroso o
predestinado. Pero hay algo portentoso que cada año desde que era niño observo
maravillado, sucede desde 1920 todos los 21 de noviembre por las tardes: una
infinidad de personas en procesión con solo su fe acompañan la imagen por las
calles de la ciudad.
La fe nos enseñan en antropología no mueve montañas.
Pero moviliza algo mucho más importante: las
personas. Allí encuentro el verdadero milagro de la Reina de la Paz, que no
es poco.
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