Cuando la derecha legalizó al comunismo
Marvin Aguilar
Murió Adolfo Suarez, político español surgido de las
falanges franquistas que entre otras cosas en la Semana Santa de 1977
sorpresivamente legalizó al Partido Comunista Español.
¿Su merito? Comprender que construir la democracia
española, llevar a realidad la reforma política que necesitaba una nación que
venía del nacional catolicismo más oscuro y de un dictador amigo de Hitler y
Mussolini pasaba por incluir a los comunistas.
Y así fue, bajo su gobierno la monarquía se convirtió
en constitucional siendo respaldada por La Pasionaria y Santiago Carrillo por
un lado y Manuel Fraga por el otro.
Sentó las bases del rompimiento del antagonismo y de
solo existir para ser contrario del otro. Construir una identidad, ideología
nueva de derecha así como la renunciación de la republica para la izquierda y
dar paso al eurocomunismo. Luego del intento de golpe de Estado que enfrentó
con una elegancia impecable el miedo no fue más arma electoral o estratégica
para mantenerse en el poder.
Mi padre siempre me insistía que si deseaba
comprendernos debía mirar hacia España. Toda nuestra estructura social,
política y económica había sido para bien o para mal heredada de allá y no hubo
independencia patria que destruyera esos lazos.
Era lógico. Siendo las civilizaciones pre colombinas
silenciadas y menospreciadas y los afro-descendientes meros piezas de Indias
predominó en los genes de las clases dirigentes esa manera de hacer las cosas,
la española.
La reforma de
la derecha salvadoreña
La muerte de Suarez hace recordar su papel en la
transición española ya que pone de manifiesto que cuando la derecha cambia
logra hacer avanzar al pais.
Y eso, es un ejemplo para las facciones más
conservadoras de El Salvador que ven en concesión alguna a la izquierda,
incluso en el derecho a existir que tiene o gobernar una debilidad o,
entreguismo de la patria.
Existen estos dirigentes solo para ser el contrario
del otro. Se han quedado entonces sin ideología ya que una vez desaparezca su
enemigo ellos no tendrán razón de seguir existiendo.
El ateísmo –por
ejemplo- no es misión de ARENA combatirlo, eso debe ser labor de las
iglesias o religiones llevarlo a cabo y el comunismo no es el objetivo de la
existencia de la derecha, sino el bien del pueblo su desarrollo, crecimiento.
Dejar al FMLN ideológicamente en paz y pensar en que
se hará por la población debe ser la razón de ser de la derecha. No entenderlo
es no desear salir del circulo vicioso de las extremas que ven en la oposición
visceral al adversario una manera segura de llegar al poder tarde o temprano.
Pero no se dan cuenta que una vez lleguen al poder el
otro hará exactamente lo mismo para arrebatarles ese poder. Boicotearse
mutuamente da réditos políticos, es posible pero en nada ayuda a los ciudadanos
salvadoreños en mantener las luchas por el poder de unos pocos en detrimento de
los muchos. De allí el origen de la decepción en los políticos de todo tipo que
reina en el ambiente.
Por momentos parece ser que los dirigentes de la derecha
no escuchan bien las voces del pueblo que les habla en claves que demandan
inteligencia social entenderlas.
El siguiente párrafo que La Página publicaba de una
entrevista al publicista e ideólogo arenero Roberto Ávila es una muestra de lo
decepcionante que pueden llegar a ser los políticos salvadoreños: “Y
ya hay antecedentes: acordémonos que George W. Bush en su segunda vuelta perdió
y pidió abrir las urnas de Miami para que se contara voto por voto y así fue
que ganó.”
¿Ganó Bush a Gore en 2000? ¿Existe la segunda ronda
electoral en EE.UU.? Desconocer la historia es uno de los errores más
recurrentes dentro de la política nacional y eso es también la causa de que se
sigan cometiendo las mismas equivocaciones patrias. Dan pena ajena cuando es la
derecha que recurrentemente se evidencia como en este caso inculta.
Corolario:
La política es como la vida, las disposiciones
mentales son entonces vitales. Adolfo Suarez – el ejemplo que traíamos a cuenta- renuncia de la política en 1991, reconociendo
que era el único responsable de la derrota de su partido.
Pero no es el único caso. Roberto d`Abuisson renuncia
a dirigir ARENA, sabiendo que los EE.UU. no apoyarían la llegada al gobierno de
una derecha liderada por él. Deposita en Alfredo Cristiani el poder, alguien
que llegaba no solo de afuera sino además de otro partido.
Ahora toca a los ex presidentes y argollas doradas
hacerse a un lado. Las rectas finales no son deshonrosas si se hacen con la
convicción que los tiempos demandan y seguros de mejores épocas para todos y,
no debiese importar que haga el FMLN; pero por ahora parece que la derecha
salvadoreña no comprende lo inesperado: que
al negarse a hacer buena política – apartándose- librará en 2015 una lucha de
enanos no de gigantes.
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