NUESTROS GOBIERNOS Y SUS ESTILOS
POLITICOS
Seis años atrás, luego de una eventual
tertulia politiquera, un par de fanáticos encendidos que se adjudicaban el
abanderamiento de la inteligencia, me inspiraron correr a mi computador para escribir
un artículo que titulé “Políticas Barrocas”.- Este fue publicado en un rotativo
matutino y hoy lo he desempolvado para darle nueva vigencia…
En aquel entonces pensé que nuestro
país pasaba por una fase transitoria de poca reflexión, dicho síntoma me
parecía efecto directo a la saturación de ornamentos que el Ejecutivo en turno,
coloco a todo lo referente a sus acciones gubernamentales y que por su misma
saturación comenzó a parecer increíble.
Aquel lapsus, producto de la
desmesurada distorsión de la realidad, potenció el crecimiento de conclusiones
erradas e hizo cada vez más probable la posibilidad de
ver en el sillón de casa presidencial a un representante de la izquierda.
Aquel
exceso de adornos a la gestión y figura del presidente Saca; el mal manejo de
la información sobre los efectos internos de una crisis mundial; el inicio de
movimientos al interior de ARENA para descalabras sus cimientos y apoderarse de
su patrimonio político; más la aparición de un elocuente y popular candidato Funes
sin un rival del mismo calibre, acercaban la posibilidad de convertirnos
en un país distinto, en donde un giro copernicano nos haría de la noche a la
mañana un estado prepotente e improductivo, con mayores radicalismos…
Hoy
con brevedad, completaré aquel recorrido histórico posterior al grotesco
gobierno de la Democracia Cristiana y el
“Comunitarismo para un mundo mejor”; y la destrucción del país, producto de una
guerra interna en la que murieron muchos de nuestros hermanos...
…En
1989, nuestro país inició su etapa de “renacimiento” en donde el presidente
Cristiani, con la firma de los Acuerdos de Paz, el fomento de la
institucionalidad, el respeto al estado de derecho y el libre mercado, inició la
reconstrucción y el desarrollo económico, político y social, en un nuevo
ambiente democrático.
Esta
etapa renacentista que se prolongó por un período más con el presidente
Calderón Sol, continuo con la reconstrucción de la infraestructura, el fomento
la inversión y la consolidación a la independencia de poderes reafirmando el
republicanismo y el carácter democrático.- Así, se facilitó un tercer período
presidencial, en donde el presidente Flores bajo un estilo “manierista”, en la
toma de decisiones, alteró el formato tradicional de los mandatos anteriores complicando
la interpretación de sus acciones.
Esa
deformación en el concepto de gobernar que se atrevió a desafiar los efectos de
la impopularidad, puso en riesgo la continuidad en el poder, situación que dio
paso a la adopción de un candidato más comercial, logrando un cuarto período
presidencial, en donde el presidente Saca desde su candidatura, lleno de
personalismos la campaña y posteriormente sello su mandato con un estilo
barroco en donde prevaleció la auto adulación y el excesivo manejo de la
información.
Este
“barroquismo político”, se convirtió al final de su periodo en una señal de decadencia
partidaria, situación que adormeció a muchos areneros, y facilitó la efectividad de una satanizada
crítica a la continuidad de partido gobernante, abriendo las puertas a la nueva
oferta de cambio, ésta vez en voz de otro popular, elocuente y también
comercial candidato Funes.
Si
bien en los gobiernos anteriores al período Saca se hizo mucho por el país, el
nuevo entorno desfavoreció su correcta percepción; el excesivo adorno a su
persona, una dictadura al interior de ARENA, el desgaste de sus principales voceros
y la crisis económica mundial, generaron síntomas de rechazo e indiferencia que
no fueron tratados a tiempo.
La
historia hizo las suyas, y los que creemos en la prosperidad bajo el concepto
de libre mercado y la independencia de poderes, tuvimos que aceptar ser gobernados con una línea diferente que
indicaba cambios sustanciales a los que sería difícil dar el beneficio de la
duda.
Pasaron
ya casi cinco años, el radicalismo inmediato que esperábamos no se dio como
tal, sin embargo el presidente Funes con mayor peligro permitió instalar los
cimientos para la ingobernabilidad, la antidemocracia, el incremento de la
pobreza pero muy especialmente una actitud anárquica, condiciones necesarias
para la instauración de un régimen socialista extremo.
Durante
este gobierno el manejo de la información y sus comunicaciones continuaron con
el estilo “barroco” del presidente Saca, reafirmándose de tal manera, que hoy
no puedo llamarlo sino una auténtica manifestación de un estilo “rococó”.
Este
estilo de gobernar, que hacía parecer al gobierno anterior como “políticamente
decadente”, se prolongó durante este gobierno, sumando la oferta de una serie
de “cómodos beneficios”, que a paso acelerado convierten a nuestra gente en un
grupo de holgazanes conformes con su nuevo y holgado estatus de “pobres bien
asistidos”.
La
realidad cercana promete un período más de mentiras adornadas y respuestas
inmediatas a todo aquello que las contradiga.- La consolidación de la pobreza,
el asistencialismo, la burocracia y el resentimiento social, nos indica que
para luchar por parecer un buen gobierno, nos espera continuar soportando una
etapa más de puro Rococó…
A
pocos días del evento electoral que marcará nuestro futuro, con un panorama sombrío
para la oposición, no queda más que esperar un verdadero cambio en la forma de
interpretar la realidad y esperar un resultado sorpresivo que nos devuelva el
optimismo.- Sin embargo sea cual sea el resultado, la derecha necesita una
conceptualización diferentes que transmitan la verdad con una efectividad que
burle los ornamentos del socialismo y logren sacudir la pereza intelectual que
envuelve a nuestro pueblo.
Las
virtudes dialécticas de la izquierda son reales y efectivas, el ejemplo que
tenemos con el presidente Funes es innegable, tan así que parece quedará en la
historia como el único candidato que ganara dos elecciones seguidas; sin
embargo no hay mal que por bien no venga, así los vientos de cambio en la
administración de la derecha tienen que forzar una nueva etapa, en donde el “neoclasicismo
político” sea el estilo del nuevo liderazgo.
ARENA
debe ser administrada para generar credibilidad y oportunidades reales que
logren una mayoría parlamentaria significativas, con figuras de respeto, que
puedan ejercer una verdadera oposición y desplace de nuestra historia política
el Barroquismo que ahora nos aturde.
José A. Retana / erretana@live.com / DUI 02324978-8 / tel.
7871-1597
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