Romero
Marero Airport.
Por
Moris Herrera, Abogado despatriado i escritor migueleño. Bcn, 26-III-´14.-
El ánimo nomenclátor de los tiranos es
demencial. Por ello los romanos idearon la Ley Damniato Memoriae, institución
jurídica que condenaba a borrar las obras y nombres de los gobernantes que por
sus conductas se convertían en déspotas y enemigos del Estado. Por ello es que
el pueblo y senado romano (S.P.Q.R.) destruyó el legado de Nerón, Calígula. Los
alemanes hicieron lo mismo con Adolf Hitler. En España se hizo con Francisco
Franco. En nuestra madre patria Nicaragua no encontraremos muchos vestigios de
Somoza.
Para los ciudadanos equilibrados de los 2
El Salvador y 2 San Miguel (uno de izquierdas y otro de derechas) cambiar el
nombre del Aeropuerto Internacional de Comalapa por el de Monseñor Romero, es
tan solo otra forma de angustiar y atormentar a la Cristiandad, pues algunos
pensamos que Monseñor Romero mismo -jamás nunca- hubiese permitido que la sola
referencia de su nombre fuese utilizado por la izquierda radical para destruir
con ignominia la tranquilidad de esas mansas almas de derecha que radicales
terroristas pastorean con infamia, y que hoy nada pueden hacer por más
venganzas que les influyan. Sin fanatismos políticos, la figura de Romero es
admirable, sobre todo por aquella humildad y firmeza propias de los
provincianos y campesinos de San Miguel aún en un salvaje sistema plutocrático.
Después de 3 décadas de vivir matándonos y
despedazándonos como malditos, en nuestros ríos de sangre, hemos de entender
que los 84 Tiranos que gobiernan desde la Asamblea Legislativa son seres
irracionales. Los Presidentes son psicópatas bipolares que dicen una cosa y
hacen otra (uno se atrevió a decir que trabajaría por los más pobres de los más
pobres). Los Alcaldes, coyotes hambrientos. Los Señoritos Mareros, tan solo son
otra organización criminal que compite con la mayoría de Políticos por nuestra
sangre y entrañas. ¿Os imagináis a Monseñor Romero conduciendo como un
desequilibrado un Ferrari o una lujosa motocicleta BMW?. Podría seguir
describiendo los Círculos del Infierno en los que malvivimos, pero no me
alcanzaría su preciado tiempo lector, para narrar este Reino de la Locura en el
que las Mafias nos han metido y que también hemos permitido.
Es deber de la Generación Perdida
testificar los daños que nos hacen estos matadores, que encima tienen la
ceguedad de hacerse llamar cristianos o de adorar a la Virgen de Guadalupe
mientras nos comen vivos.
Ya se sabe que es traumático ser
salvadoreño y que es una áspera carga nacer en la tierra de San Miguel Grande,
porque es duro vivir como reo de los Hijos de Lucifer y ver que la verdadera
causa de la destrucción de nuestras almas es la acumulación de riquezas de la
manera más fácil, deshonrosa y rápida, a costa de nuestro sudor y trabajos
forzados que como inmigrantes realizamos en todo el mundo conocido. Es
apocalíptico mirarles escalar posiciones sin tener los valores ni la estatura
moral para ello y menos después de una Guerra injusta (en la Historia ha habido
Guerras consideradas justas).
Nuestros líderes políticos han descubierto
desde 1979 que somos presas fáciles de someter, pues han sabido explotar en
nuestro corazón la envidia y el odio al prójimo y se nos ha enseñado
sistemáticamente a la mitad de la población a tratar como el estiércol a la
otra mitad y viceversa. Y así los valores que se transmiten en la familia, que
ha sido el primordial objetivo de división y por lo cual han desaparecido
nuestras virtudes tradicionales, también así sucede en nuestras cofradías
cruelmente cristianas, en nuestras vecindades y comunidades inicuas, en
nuestras tormentosas relaciones de pareja. ¿Es normal que un niño de 3 años sea
asesinado por su padrastro?, ¿Es lógico que nuestra juventud sea culturalmente
alcoholizada y desconozca totalmente la práctica de la moderación?. Ese país no
merece llevar el nombre de El Salvador y tampoco nosotros el de San Miguel. Es triste
reconocerlo, porque en nuestros orígenes los americanos propiamente dichos (no
anglosajones, no irlandeses, no ibéricos), fuimos gente pacífica que no poseía
la capacidad de fabricar armas de fuego y hoy las compramos como si fuesen
tortillas. Sacrificios hacia nuestros Dioses aparte, éramos gente inocente para
quienes el Cacao y el Maíz lo era todo. Sociedades tiernas llenas de seres
humanos nacidos en el Paraíso, todo cambio hasta que conocimos la Peste por el
oro, el alcohol destilado y la pólvora.
Acaso, ¿os podéis imaginar a un hombre
santo y sabio incrementando el odio entre su pueblo?. ¿Quienes son estos
demonios, que utilizan el nombre de Monseñor Oscar Arnulfo Romero para sentirse
bienaventurados?, ¿Que Dios mueve a estos caníbales para que hagan estragos en
la salud mental de los salvadoreños y migueleños?. En el día del juicio final
les veremos y conoceremos todos sus tratos carnales con Leviatán.
La nomenclatura reciente de la base aérea
no es un reconocimiento a la figura universal de ese único hijo de San Miguel,
es tan solo otra bofetada política de esos locos a los que hemos facilitado un
poco de poder e a los cuales -la
Trinidad lo sabe- nunca hemos hecho mal alguno. Todo lo contrario, les alimentamos
como si fuesen enviados del Cielo y de ellos, de la Guerra Fría y de los
Señoritos Mareros tan solo hemos recibido muerte, robos, violencia, vejaciones,
cargas tributarias y por lo cual se merecen que el Diablo les lleve su alma.
Utilizan el nombre de Jesús y el de
Monseñor Romero como papel higiénico mientras se enriquecen con lo que no les
pertenece. El Aeropuerto será desde hoy para muchos un palo inquisidor, al
igual que para unos lo es admirar una estatua o el nombre de Roberto
D´abuisson, al igual que para otros lo es mirar una estatua o la foto de
Shafick Handal. De todos estos males que sin motivo alguno hemos merecido, en
verdad juro que no existe peor castigo para la memoria que nacer en San Miguel
y ver harto grabado en los muros de la 3a Brigada de Infantería Militar, el
nombre de aquel antropófago que fue el Gral. Domingo (paradójicamente del latín
Dominicus, de Dios) Monterrosa Barrios, pues la imaginación hace lo suyo en un
niño de la Guerra y el sueño de la razón reproduce monstruos y pesadillas en
las que se ven guerreros poseídos por el Príncipe de las Tinieblas, que cogen
niños por sus cabezas para tirarlos a la hoguera, al igual que hoy hacen los
Señores Mareros cuando destripan y queman mujercitas ante la cobardía de las
Iglesias (Jesuitas incluidos) y Tiranos. ¿Qué hubiese hecho y dicho Monseñor
Romero ante la carnicería de mujeres que impunemente ejecutan ejércitos de
niños manipulados por el Maligno?
Esta es la fama que como cristianos -los
salvadoreños y migueleños por extensión- tenemos en USA, Canadá, el resto de
América y en las embajadas de Europa, donde se ríen de nuestras religiones y
manías macabras. ¿Acaso nuestra psicosis nos impide ver que a los políticos e
incluso a ciertos curas y pastores evangélicos, los valores cristianos les
importan una mierda?. Y por uno, por tan sólo un hombre justo que ha pasado por
nuestros pueblos, hemos de permitir que los Tiranos le utilicen mientras se
hinchan en banquetes por todos nosotros pagados (?).
Es hora que los pueblos mayenses y nosotros
los lencas empecemos a leer matemáticas sin tan judíos o palestinos nos
creemos, para así derrotar a los demonios medievales que tenemos en la cabeza.
Es hora que nos instruyamos en conocer la doble naturaleza del hombre, en cómo
controlar nuestros monstruitos interiores, como dominar la ira, porque como
humanos poseemos limitaciones y contrario a Monseñor Romero, vivimos
preocupados por lo tangible, el Sistema nos influye en la necesidad de ver,
tocar y sentir las cosas materiales, vivimos atrapados por las cosas mundanas a
ritmos frenéticos en los que ningún pseudo-enviado de Dios puede llevarnos por
el buen camino. El problema no solo son nuestros pastores, también somos
nosotros mismos.
Al igual que los de mi generación perdí la
inocencia con los años, cuando empecé a tener conciencia que la Paz no llegaría
nunca, llegué incluso a detestar la Esperanza porque a aquellos niños se nos
alimentó a pensar por años en ella, así como en las buenas voluntades de
nuestros dirigentes, y por más espera que hicimos, ya hemos hecho alrededor de 40
años y nunca llega la bendita Paz. He vuelto a considerar la Esperanza como
valor, hasta hace unos días que leí de un activista sirio que ninguna guerra
-en la Historia del Mundo- ha sido eterna, solamente falta coraje y valores
para revertir el caos y construir sobre las ruinas. Quisiera tener la esperanza
que el Profesor tenga el valor de promover una fuerte Ley de Control de Armas y
una Ley de la Memoria Histórica para que se borre todo vestigio del Reino de la
Locura, cosa imposible porque iría contra algunos de sus colegas envenenados,
lo escribo sobre todo por aquello de haber afirmado que había nacido por
segunda vez y que hoy era un Hombre de Paz, pero como lamentablemente es más
fácil vivir del cuento y engañar al pueblo tosco, confesemos nuestros pecados y
preparémonos para presenciar las clases del Profesor Ciruela, que quiere
enseñar la Paz cuando la Guerra fue su escuela.
Licenciado Mauricio Herrera, has hecho un exquisito análisis de nuestra realidad, mental, economica y social. Pero estos artículos no llegan a los destinatarios, seguimos siendo los que alimentamos sus cuentas quienes los que leemos y sentimos. Enhoragüena hermano. Espero que este artículo se reproduzca tantes veces como pueda, para que se convierta en un motivo de tertulias y análisis serios.
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