En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

domingo, 21 de septiembre de 2014

La re búsqueda del cine salvadoreño

La re búsqueda del cine salvadoreño
Marvin Aguilar

Septiembre es oportuno para hacer patria desde las artes. Así esta semana del 23 al 27 se desarrolla el Festival Ícaro El Salvador en donde se exhibe en San Salvador, San Miguel y Santa Ana lo mejor -según la academia- del cine de Centroamérica y desde luego de nuestro país.

Es por ahora la única competencia donde se juntan el esfuerzo del gremio audiovisual nacional que obtienen al ser seleccionados la oportunidad de representar al país en el Festival Ícaro en Guatemala; una especie de Oscar centroamericano.

Ya desde hace algún tiempo y, en distintos niveles  Audiovisuales UCA, Dirección de Cine y Audiovisuales y ASCINE y la Escuela Mónica Herrera han estado apoyando el inicio, la sostenibilidad, profesionalización, desarrollo hacia la industrialización del arte cinematográfico salvadoreño.
Muy poco desde el establishment se ha comprendido que la nueva bandera nacional es el audiovisual, ya que detrás de las artes vendrá el turismo y después los negocios. Jamás fue al contrario, República Dominicana es un buen ejemplo.

Catalunya al co-producir Vicky Cristina Barcelona bajo la dirección de Woody Allen apostó por esa idea. Desde luego el nacionalismo y ánimo independentista catalán juega en favor de un cine regional que puede mejorar el turismo o inversiones en la ciudad condal. El alcalde de Nueva York igualmente se expresó sobre Sex and the City como la mejor publicidad para visitar NYC sin gastar el ayuntamiento un centavo.

Esta sombra miope de falta de rentabilidad del cine salvadoreño debido a que nuestras producciones no se parecen a Hollywood es otra demostración de cómo nuestras elites y público son, además de insensibles en lo social, incultas.

El cine hollywoodense posee su propio estilo, imitarlo como a mi juicio pretendió hacer el filme sobreviviendo Guazapa es una desafortunada y perdida oportunidad de haber reflejado con diferente creatividad a la mostrada como el eslabón último de la guerra (soldados y guerrilleros: pueblo) son víctimas de poderes muy por encima de ellos.

Gabriel García Márquez al crear el concepto: Nuevo Cine Latinoamericano dio las pautas en lenguajes, temáticas y estéticas; sin perjuicio de usar las tecnologías del primer mundo dentro de las cuales puede girar nuestro cine, el salvadoreño.

El paleo-cine nacional.

El teatro fue la cuna del cine. En El Salvador en la actualidad la alternativa del cine es el teatro. Roberto Salomón pretendiendo estudiar mejor el fenómeno de las audiencias desarrolló hace algún tiempo un taller-conferencia que determinó que nuestro público prefería las comedias ante los dramas.

Entre pensar o reírse el salvadoreño prefiere lo último. Y esto que es beneficioso para los políticos conlleva el peligro que la producción audiovisual o artística en aras de rentabilidad termine privilegiando aquel género sobre otros.

Incluso el miedo de algunos cineastas es que se identifique al cine nacional con los clichés cómicos salvadoreños que irrumpen como rio desbocado, arrasándolo todo a su paso en el interminable largo metraje de Clak Films: La Re-búsqueda.

¿Debe sorprendernos que la cultura de hacer todo una jodarria sea la única manera de ganancias económicas en un país cuyos videos nacionales más visto en YouTube son los de Fernanfloo y Littleviejo? No. Porque al salvadoreño la realidad nacional, lo que debiese pensar por patriotismo para salir adelante como ciudadano le aburre. Un cine serio se topará con la incomprensión del público y la falta de patrocinadores. Pero realizar Tal para Cual, la película, será un éxito taquillero solo comparable al filme de los Bukis.  

Todo es válido en la sociedad pos-moderna, de acuerdo, pero los cineastas dispuestos hacer dinero con el audiovisual deberían mejor explorar la tele novela o series de televisión cómicas y por decencia al arte no darle carpeta roja a un género cinematográfico –que además de mal contenido- es obligado entender que no será motivo de premios por parte de alguna Academia o Festival en el mundo que se considere respetable.

Otra cosa es la compra-venta de premios en internet que permitan a noveles directores, actores y productores sedientos de ego y despistados periodistas a publicitar un trabajo como que alguien en algún lado le gusto tanto para premiarlo y que, conociendo el malinchismo nacional se agolpeen entonces las audiencias en las taquillas de los cines.

Hay dos formas de ver una película: desde el entretenimiento o como crítico.  De allí que todos están en su derecho de embarazar a la mujer que se deje y considerar su hijo un niño prodigio, incluso el público de ir a verla, reírse y ser un éxito taquillero que ¿demande una segunda parte?

Desde la crítica no es posible que se le llame a eso cine salvadoreño cuando el documental es lo que mejor hacemos actualmente en el país. Intentar la ficción es prioritario y en ese empeño está el Oscar Salvadoreño André Guttfreund pero debe antes pasarse por la rigurosa academia que preparé guionistas y actores para poder ir al exterior y representarnos. Sin eso, todo será la nada. 

Corolario: 

Si podemos hacer un símil -mediando el puritanismo salvadoreño sobre el desnudo- con el desarrollo del cine mexicano podríamos decir que La Re búsqueda es nuestra versión de las producciones de ficheras o sexi comedias de los setentas y ochentas de aquel país, que, si bien tenían un éxito taquillero y de audiencia del que canal seis de El Salvador puede dar fe, representan un cine de baja calidad.

México aunque superó con Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Alfonso Arau, Alejandro González Iñarritu ese bache no está vacunado contra su rebrote. No se aceptan devoluciones de Eugenio Derbez es un ejemplo de que las audiencias se desatienden de la realidad por sublimar un mundo mejor en lugar de cambiar o cuestionar el entorno.

Que una comedia tenga éxito económico y de audiencia es comprensible en un continente que creció viendo a Chespirito y que ha decidido establecerse en esa zona de confort visual.
Pero que, en el afán de hacerse cineasta se intente hacer de una publi-película un filme, es meterse a esa lógica perversa de los patrocinadores que deseaban que el product placement fuera el protagonista del trabajo.

Los cameos pueden ser arma de dos filos. Algunas son exitosos por oportunos y creativos como Hitchcock pero en otras como en la secuencia del alcalde de Apopa son un insulto de La Re-búsqueda a la inteligencia humana ya que vende –dinero de por medio- indirectamente la idea de que los municipios gobernados por un partido político son los mejores del país.
La Re-búsqueda será como otros loables, heroicos intentos de hacer cine en nuestro país una película para analizar en el futuro, material de estudio para saber cómo no deben hacerse las cosas o como se hicieron de mal al principio.  
   

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