En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

sábado, 8 de noviembre de 2014

Romero y ARENA

Romero y ARENA
Marvin Aguilar

Siempre en todas las estampitas de los santos se escribe una pequeña biografía de su camino a los altares. En Florencia, Italia mientras estudiaba el San Sebastiano de Bazzi en la Galería Palatina del Palacio Pitti, leía sobre él en las viñetas que se vendían en la ciudad renacentista: santo, venerado por la iglesia fue soldado del ejército romano jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana, una vez el emperador Diocleciano se dio cuenta que era cristiano y él negarse a dejar de serlo lo mandó matar.

Miren, si no es una paradoja el discurso de la ultra derecha que en San Miguel, mi pueblo durante la infancia miraba como guardaban ante los cateos de los soldados las fotos del arzobispo y ahora estará de seguro junto a la Reina de la Paz, en catedral.
Miren, si no es para ponerse a pensar que aquel cura al que la derecha declaró que debiesen practicarle un exorcismo porque hablaba de Derechos Humanos será la figura más cercana –según dogma católico- a Dios que tendrá El Salvador.

Haz patria mata un cura ¿recuerdan?
Hay un silencio ensordecedor que emana desde la derecha en este tema: ¿estuvo involucrado o no el fundador de ARENA en el asesinato de Romero? Jamás han contestado de forma contundente, categórica y a la luz de la historia y tiempo esa pregunta.

¿Estará ese mediocre COENA a la altura del momento histórico? Es impostergable, necesario y ante la inminente canonización de Arnulfo Romero que los sectores conservadores reconozcan aquella fatídica participación del Mayor d'Aubuisson en la muerte del Santo y, en caso de no ser así que demuestren entonces lo contrario, que expliquen de una vez por todas y saquen de esta parte de la historia oscura a ARENA.

La hermana – pesar del repudio familiar- de Roberto d'Aubuisson Arrieta ya ha reconocido el pecado de su hermano y debido a eso se ha entregado a la protección del legado de Romero desde la fundación que tramita la canonización del Santo.
No entiende ARENA que el silencio da carta de verdad a las versiones que hasta ahora sostienen que fue el fundador de ARENA quien ordenó la muerte de Romero.

El silencio de la derecha es un reconocimiento de culpa, el silencio es falsedad: al estar imposibilitados de pedir perdón no son católicos cristianos reales, el silencio es cargar además del estigma de partido de ladrones, también de haber matado un Santo. ¿Cómo imaginan los verán las futuras generaciones?

Stalin pesar de ser ateo durante el asedio nazi a Moscú hizo volar sobre la ciudad el icono de Santa María de Kazán, protectora de Rusia, había que animar al pueblo soviético, detener la avanzada alemana, darle esperanza al pueblo de que no estaban solos.

Yo, igualmente que no he sido bendecido con el don de la fe, me alegro por los católicos y me enorgullece que sea migueleño, seremos quizá pueblo de algún abogado del diablo que un famoso escritor al estilo de Morris West  haga alguna vez.

Al historiar los acontecimientos y haber conocido al mayor d'Aubuisson – posición que me permite escribir este texto- creo que tiene un significado monumental la candidatura del hijo del fundador de ARENA en 2015 para la alcaldía de Santa Tecla, año precisamente de la canonización de Romero, una elección poética, ya que bastará, dice la semiótica estalinista llenar de fotos de Romero la ciudad, de justicia divina. Si pierde Roberto d'Aubuisson hijo, habrá sido por la intercesión de un Santo, si aclarasen la verdad tal vez habrá descanso en las almas de muchos y la sombra del Santo no los perseguirá más.

Corolario:

¿Qué dirán las estampitas de San Romero? 

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