La infalibilidad del COENA
Marvin Aguilar
La iglesia católica posee un dogma: Dios asiste al
Papa en sus decisiones debido a ello esta preservado de cometer cualquier
error. Por eso nadie puede discutir, solo acatar y obedecer incondicionalmente
la doctrina.
Esto que fue establecido desde 1870 solo aplica a la
fe y la moral deja la salvedad que en sus asuntos personales el Papa pueda
equivocarse.
Pero un domingo de cuaresma Juan pablo II el Papa tan
adorado por la derecha pidió perdón por los pecados pasados y presentes de la
iglesia.
Reconociendo que la iglesia aunque había sostenido
bajo solemne definición pontificia sus decisiones se había equivocado.
Los pecados fueron cometidos al servicio de la verdad;
la intolerancia y violencia contra disidentes; guerras de religión, cruzadas;
la inquisición.
Los pecados de ex comuniones, persecuciones y
divisiones de la iglesia.
Los pecados contra Israel: desprecio, hostilidad y
silencio.
Los pecados contra el amor y la paz de los pueblos
indígenas y originarios en donde no se respetó su cultura y no se evangelizó en
acorde con sus costumbres, tradiciones y creencias.
Pecados contra la dignidad humana y unidad de género
humano hacia las mujeres, razas y etnias.
Pecados contra los Derechos Humanos: pobres,
neo-natos, injusticias económicas y sociales. La marginación.
La arrogancia
arenera
Pues bien, aquí al contrario el COENA no es culpable
de ese goteo desertor que enfrenta el partido ARENA desde hace un año. Los
culpables son el FMLN, GANA, Tony Saca, el hombre del maletín negro, ALBA,
todos menos el COENA que siendo infalible mejor que el Papa romano no ve hacia
adentro ninguna responsabilidad.
Olvida el COENA que los disensos son morales y hacen mejores consensos pero no
ese, cuando el equipo del candidato presidencial negocia el apoyo a la elección
de Gregorio Sánchez Trejo ¿con qué objetivo? ¿Tratamiento especial en
auditorias en la Alcaldía de San Salvador? ¿Qué diferencia existe entonces con
lo que se crítica del bloque?
ARENA nuevamente enseña cómo hacer las cosas el FMLN: el pecado no es problema sino el escándalo
que hace la izquierda cuando desea pecar. ARENA lo soluciona con ir a misa
el domingo.
¿Con qué proyecto superior está comprometida ARENA
entonces si cada vez que se marcha un dirigente nos enteramos de que han
cambiado todo para que las cosas sigan siendo siempre iguales?
El COENA debe dejar de pensar como políticos y
comenzar hacerlo como ingenieros, esta dirigencia ha demostrado a la saciedad
que no saben cómo resolver problemas imposibilitados de ver el bosque no pueden
ver la evidencia y no pueden basarse en los hechos objetivos: se han equivocado en muchas cosas y han
ofendido a cantidad considerable de personas.
No es malo equivocarse lo irresponsable es no intentar
hacer algo, por eso el partido hay que compartirlo no aislarlo. Porque cuando
más se amplifica una idea se innova todos se apropian de ella y así adquiere
fuerza.
El COENA se nos presenta como una víctima, pero ya ese
papel de tonto bueno está rompiendo el contrato sicológico entre votantes y
partido. Por eso cuando dicen que son abiertos, felices, que el partido es una
fiesta, que esperan ganar en primera vuelta, que estamos mal, que este es el
peor gobierno; (¿y el de Tony Saca ya
no?) se olvidan que somos lo que hacemos no lo que tenemos intención de
hacer.
Procrastinación
arenera
El COENA empecinado en ganar las elecciones
presidenciales 2014 ha resistido el inicio de una verdadera nano-democracia
hacia el interior de ARENA esperan una refrenda con los votos y así están resistiendo hasta vencer sin darse cuenta
quizá hacia a donde están llevando al partido.
Solo podemos concluir que esta ARENA no está preparada
a regresar al poder, ya que solo buscan desahogar la pérdida de 2009, demostrar
que son los predestinados a dirigir la patria; patadas de ahogado o resaca de
poder tomen la que más gusten.
Las disidencias en un año y las que puedan venir en
uno de los tres escenarios posibles después de febrero 2014 cuando un Tony Saca
fortalecido este en segunda ronda enfrentando al FMLN les hará darse cuenta que
estaban embarcados en un proyecto que era grande y que ellos con su presbicia
lo confundieron con un turno de colegio.
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