Patadas a los huevos del Diablo
Marvin Aguilar
¿Cómo terminamos metidos los salvadoreños en las
elecciones de Venezuela? Hay una causa fundamental: la acumulación de
publicaciones y acusaciones contra el chavismo y ALBA El Salvador desde EDH y
ANEP en donde hasta ahora seguimos sin conocer la trama maléfica de la que se
acusa a la izquierda latinoamericana que sigue ganando elecciones. Leamos mi
tesis:
1ª intención venezolana; dejen de joder. No se
puede acusar sin que medie mala intención a las empresas chavistas de
narcotráfico o lavados de activos. Venezuela ha ayudado a Colombia y EE.UU. en
la captura y deportación de 20 narcotraficantes.
Guatemala con su propuesta de despenalizar la
droga, Uruguay y Bogotá legalizando el uso de la mariguana han emprendido
caminos alternativos para enfrentar el problema médico-social de drogo
pendencia.
El Salvador se ha terminado convirtiendo en el
punto de transferencia de dólares del narcotráfico de la región en donde
capitales de empresarios y narcos comparten paraísos fiscales. ¿Qué país está
más expuesto a servir a los intereses del crimen organizado? No basta hablarnos
solo del avión que se estrella deben darnos la ruta de vuelo.
Las declaraciones desde Caracas de un complot de
la ultraderecha salvadoreña es una advertencia que pueden jugar duro y sucio
cuando deseen y desde luego un guiño solidario al FMLN.
2ª intención venezolana; si lo hay – el complot- y, sabemos quiénes son pero no
lo diremos solo queremos que sepan que ya los tenemos ubicados.
Si en El Salvador hay una derecha anticomunista
con capital y suficiente ideología para mandar hacer asesinatos o desordenes a
Venezuela no es algo que haya que dudar; ya se hizo en Cuba junto a Posada
Carriles, el punto es ¿qué tan animados o interesados puede estar la ultra
derecha salvadoreña en hacerlo hoy en día cuando los servicios de inteligencia
del bloque ALBA pueden ubicarlos, controlarlos, neutralizarlos y de ser
necesario eliminarlos? La denuncia suena igual a un prefacio de lo que pueden
desatar.
3ª intención: necesitamos humos y espejos. El
nombre de Roberto D’Abuisson era perfecto para la trama mediática fue el
símbolo adecuado para desprestigiar al partido ARENA en donde generalmente la
ultra derecha se refugia políticamente.
Es evidente que el diputado D’Abuisson no hizo
esa llamada que presentó el gobierno chavista, incluso es posible que su
reacción haya estado calculada, vista las facilidades con las que ingreso y dio
declaraciones en Venezuela, pero el objetivo de reality show quien lo haya pensado lo logró.
El morbo que tiene la discusión pública sobre la
voz de alguien es tan banal y prosaica al debate serio sobre un complot de
asesinato o desestabilización de una nación que ponernos aclarar porque se nos
cae el pelo, somos altos, bajos, morenos, blancos, obesos o tenemos voz de
castrati o barítono lo que persigue es provocar y poner la nota humorística
para desde allí desviar el tema una vez hayan pasado las elecciones.
El rol de
los medios de comunicación.
La primera de tantas de las virtudes del
conocimiento es tener la habilidad de enfrentarse a los mitos. Se nos dijo aquí
que datamerica una empresa
encuestadora argentina realizó un sondeo en donde resultó que el candidato
Enrique Capriles llevaba una ventaja de 5 puntos sobre Nicolás Maduro y esto
habría sido el detonante para que Caracas inventara el complot de asesinato y
desestabilización por personas de la ultraderecha salvadoreña en conjunto con
algunos neocons estadounidenses.
EDH recogió esta información de ABC un diario
ultra conservador de España y declarado enemigo del chavismo.
¿Podemos confiar en un muestreo hecho vía telefónica
en zonas escogidas de Venezuela? Pesar del resultado electoral ajustado – del que haremos aparte un articulo-
del pasado domingo se demostró que aquellos datos eran sesgados, y que tenían
una única finalidad: crear confusión y
desanimo al chavismo desde un repunte de la oposición.
La relación de los medios de comunicación con el poder
sea este de derecha o izquierda se da a través de pagos, acuerdos,
pactos, favores, obsequios, colaboracionismo de periodistas, niveles de
silencio frente a problemas nacionales, autocensura sin queja, retiro de
programas TV o radio, de columnistas que puedan molestar al stablishment de
turno, silencio, publicación de anécdotas que no serian noticia en otro
contexto y otras que la malicia humana invente.
Los medios salvadoreños deberán hacer o se les
realizará desde la historia en algún momento una auto-revisión de su papel en
la construcción de El Salvador. Y la pregunta no será sobre todas las
atrocidades que se hicieron desde la prensa sino la clásica: ¿Por qué nadie
dijo algo?
A los medios por soberbia les cuesta asumir sus
responsabilidades sobre cómo por conveniencia ideológica inventan datos, omiten
haciendo que lo subjetivo sin horizonte impere sobre lo objetivo promisorio.
Por escribirlo de manera amable.
Pero hemos llegado a un punto en que una buena
parte de salvadoreños, no todos aún pueden
y les agrada hacer diferencia entre personas listas y personas tontas que no es
poco y pienso esto porque algunos medios en su lucha anticomunista pareciera
que rechazan la inteligencia aunque de igual podría ser al contrario.
Dar
lecciones de lo que no hacemos.
Necesitamos superar el país que tenemos porque ya
no resiste tanta mentira, polarización, narco política, narco iglesias, narco
bancos, pobreza espiritual y crisis de fe y mentiritas de un capitalismo
cristiano. Bien se dice que las naciones progresan de madrugada, cuando sus
líderes duermen.
Pero lo inexplicable es que los medios claudiquen
en su compromiso de formar y hacer crecer a los ciudadanos en donde por la
pauta publicitaria predominen los intereses de los lobbies, las
intermediaciones político-empresariales y los patrocinios interesados que
hablan mejor en la oscuridad ya que allí se fragua mejor la mentira.
Desde luego siempre saldrá mejor y fácil escribir
más sobre las mentiras ya que la verdad se parece a una novela, prosa trágica
para nuestro caso, tragicomedia cuando de nuestros políticos se trate. La
verdad salvadoreña arrojaría que no solo el Rey va desnudo sino que todos
nosotros jamás hemos tenido ropa. Por eso nos volvimos expertos en disimular.
Y nuevamente los medios que cambiaron su función
de (in)formadores por la de panfletarios se observan como Lacan escribió: piensan donde no son para luego ser donde no
piensan. Pretendiendo hacer que los otros, deseen lo de ellos venden a
políticos cansados y enfermos como si de viagra patriótica se tratase cuando en
realidad su significante es nada, vacio, ausencia de arte total.
Los mejores aliados del socialismo del siglo XXI
es aquella derecha que miente.
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