En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

viernes, 4 de junio de 2010

EL SALVADOR Y EL REINO DEL REVES

Siendo un niño, allá por la segunda mitad de la década de los setenta, recuerdo que uno de los primeros libros que llegó a mis manos fue uno que mi madre trajo de Chile, después de vivir en ese país varios años mientras mi padre estudiaba su postgrado en Economía.

En sus páginas estaba la letra de una canción titulada “El Reino del Revés”, de la autora argentina Maria Elena Walsh.

La biografía en Wikipedia de esta escritora y compositora suramericana afirma que sus obras revolucionaron la manera en que se entiende la relación entre la poesía y la infancia.

Mi contacto con “El Reino del Revés” me transportaba a un mundo en el que la fantasía y la imaginación se mezclaban con la realidad de esos turbulentos años en El Salvador, donde un niño un poco despierto podía percibir que el mundo de los mayores estaba patas arriba e iba de mal en peor.

A principios de los ochenta mataron a mi padre y luego vino la guerra.

A mis casi 40 años, la canción, desconocida para muchos de mi generación, me sigue siempre resonando en la cabeza, y en los últimos meses más que nunca, principalmente la estrofa que dice: “Me dijeron que en el Reino del Revés, nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos y dos, son tres”.

Pido prestado el pedacito de canción para plantear que últimamente en nuestro país estamos viendo cosas que, pese a la siempre cotidiana dosis de realismo mágico guanaco, me hacen pensar que ya somos ciudadanos del Reino del Revés.

Un reino donde 300 agentes de la policía brindan seguridad a una marcha de mareros, donde un menor apuñala a otro por el trofeo de una camisa, donde los presidentes son populares mientras el país va de mal en peor, donde un grupo de 20 malos bachilleres impiden que 50 mil puedan estudiar, donde instituciones y funcionarios se tiran la pelota evadiendo sus responsabilidades, donde las leyes y algunos de sus aplicadores protegen a los menores asesinos, donde los niños cobran la renta de los delincuentes, donde los alumnos intimidan y amenazan a sus maestros….en fin, en el Reino del Revés “nada el pájaro y vuela el pez”.

Y es que el detonante para escribir este post fue la insólita noticia del pasado tres de marzo, cuando pandilleros y sus familiares marcharon por las calles de San Salvador mientras 300 agentes a pie o utilizando motos, patrullas y hasta helicópteros los escoltaban.

Un periódico consignaba en sus páginas que algunos policías expresaban su descontento al ver como los pandilleros fumaban marihuana y manchaban las paredes frente a sus narices, sin poder hacer nada debido a órdenes “superiores”.

El mensaje para la sociedad es desconcertante: “Así cuidan a los que nos extorsionan” dijo alguien. Y yo agregaría: “Con razón ya nadie respeta a la policía”.

Pero les cuento que en el Reino del Revés "cabe un oso en una nuez, usan barba y bigote los bebés y un año dura un mes”.

El problema es que no son meses sino años los que ya llevamos en esto.

Decir que toda la responsabilidad es del actual gobierno seria mentir, pero la verdad es que desde que Mauricio Funes llegó al poder la cosa se ha puesto peor.

No sé que está esperando para despedir al Ministro de Seguridad y al Director de la PNC, hacerse asesorar mejor y cumplir lo que prometió.

Las últimas encuestas coinciden en que muchos salvadoreños apoyan al Presidente Funes, pero que la situación económica y la delincuencia nos ahogan a todos.
En pocas palabras, lo que la gente dice es: lo poco que gano, me lo están robando.

Manuel Melgar, Ministro de Seguridad y Justicia de este Reino del Revés le dijo la semana pasada al Rector de la Universidad Nacional que mejor debería sentarse a negociar un desalojo con los encapuchados que se tomaron el campus puesto que la PNC no tenia vela en ese entierro.

Es como decirle a la población que mejor debería negociar con los mareros que le cobran renta porque la PNC no tiene nada que ver con ese problema.

Sé que es una lógica muy superficial, pero la actitud del Ministro me dio esa impresión. Si bien es cierto el Rector fue parte de esos grupos de choque y ahora no tiene boca con que hablar, se sintió abandonado por la institucionalidad del país, al igual que muchos.

Presidente Funes, por favor actué ya y ponga las cosas en orden. Utilice su inmenso capital político antes de que este se erosione y desaparezca producto de la desilusión de la gente, antes de que nuestro país se convierta en un Estado fallido. Antes de que sigan pasando más cosas incongruentes que solo deberían existir en la poesía infantil y en la fantástica imaginación de Maria Elena Walsh….porque solo ahí existe “un perro pequinés que se cae para arriba y una vez, no pudo bajar después”.

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