En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

sábado, 7 de agosto de 2010

NOTAS SOBRE EL CHE

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Fusilamientos en La Cabaña

Publicado: Viernes, 30/3/2007 - 1:25

La disposición de Guevara cuando viajó con Castro de México a Cuba a bordo del Granma queda reflejada en una frase de una carta a su mujer redactada el 28 de enero de 1957, poco después de desembarcar, y publicada en su libro Ernesto: Memorias del Che Guevara en Sierra Maestra: "Aquí, en la selva cubana, vivo y sediento de sangre".

Pero la "fría máquina de matar" no demostró todo el alcance de su rigor hasta que, inmediatamente después de la caída del régimen de Batista, Castro lo puso al frente de la prisión de La Cabaña. San Carlos de la Cabaña era una fortaleza de piedra utilizada para defender La Habana de los piratas ingleses en el siglo XVIII; más tarde se convirtió en un barracón militar. Guevara presidió, durante la primera mitad de 1959, uno de los momentos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor de la Universidad Interamericana de Bayamón, en Puerto Rico, que perteneció al organismo a cargo de los procesos judiciales sumarios en La Cabaña, me contó hace poco que el Che dirigía la Comisión Depuradora. "Se regía por la ley de La Sierra, tribunal militar, de hecho y no jurídico, y el Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es, sabemos que: Todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario. Mi función era de instructor. Es decir, legalizar profesionalmente la causa y pasarla al ministerio fiscal. Se fusilaba de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutó a siete hombres".

Javier Arzuaga, el capellán vasco que consolaba a los condenados a muerte, habló conmigo recientemente desde su casa de Puerto Rico. Este ex cura católico que ahora tiene 75 años y que se define como "más cercano a Leonardo Boff y a la Teología de la Liberación que al antiguo cardenal Ratzinger", recuerda que había alrededor de 800 prisioneros en un espacio donde no cabían más de 300: antiguos militares y policías de Batista, algunos periodistas, unos pocos hombres de negocios y comerciantes. El tribunal revolucionario estaba compuesto por milicianos. Guevara presidía el tribunal de apelaciones. "Nunca anuló ninguna condena. Después de que yo me fuera, en mayo, ejecutaron a muchos más, pero yo personalmente fui testigo de 55 ejecuciones".

¿Cuántas personas fueron asesinadas en La Cabaña? Pedro Corzo da una cifra de unos 200, similar a la ofrecida por Armando Lago, un catedrático de economía jubilado que ha elaborado una lista con 179 nombres como parte de un estudio sobre las ejecuciones en Cuba que le ha llevado ocho años. En cables secretos enviados por la Embajada estadounidense en La Habana al Departamento de Estado en Washington se hablaba de "más de 500" ejecuciones. Félix Rodríguez, un agente de la CIA que formó parte del equipo encargado de dar caza al Che en Bolivia, me contó que se enfrentó al Che tras su captura recriminándole las "más o menos 2.000" ejecuciones de las que fue responsable a lo largo de su vida. "Me dijo que eran todos agentes de la CIA y no discutió la cifra", recuerda Rodríguez. Las cifras más altas podrían incluir ejecuciones llevadas a cabo en los meses después de que el Che dejara de estar al mando de la prisión.

Lo que nos devuelve a Carlos Santana y su chic vestimenta Che. En una carta abierta publicada en El Nuevo Herald el 31 de marzo de este año, el gran músico de jazz Paquito DRivera criticaba a Santana por su atuendo en los Oscar. Y añadió: " Uno de estos cubanos fue mi primo Bebo, preso allí precisamente por ser cristiano. Él me cuenta siempre con amargura cómo escuchaba desde su celda en la madrugada los fusilamientos sin juicio de muchos que morían gritando ¡Viva Cristo Rey!".

El ansia de poder del Che tenía otras formas de expresión, además del asesinato. Escribiendo sobre Pedro de Valdivia, el conquistador de Chile, Guevara reflexionaba: "Pertenecía a esa clase especial de hombres que la especie produce de vez en cuando, en quienes el anhelo de poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento padecido para lograrlo parece natural". Podría haber estado describiéndose a sí mismo. En cada etapa de su vida adulta, su megalomanía se manifestó en una urgencia depredadora por arrebatar a otras personas sus vidas y sus posesiones, y por abolir su libre albedrío.

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