En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

jueves, 11 de octubre de 2012

ASISTENCIA MASIVA Y PACIFICA EN LA ELECCIONES DE VENEZUELA. POR RODRIGO AGUILAR.


ASISTENCIA MASIVA Y PACIFICA EN LA ELECCIONES DE VENEZUELA. POR RODRIGO AGUILAR.
El presidente de Venezuela Hugo Chávez,  fue reelecto  con el voto de siete millones cuatrocientos cuarenta y cuatro mil ochenta y dos personas, cifra  que representa el 54.42% del electorado venezolano;  de esta manera se impuso a su más cercano contendiente Henrique Capriles, candidato de la oposición que logró obtener, seis millones ciento cincuenta y un mil quinientos cuarenta y cuatro votos, que representan el 44.97% de quienes ejercieron el sufragio.

La diferencia entre ambos candidatos fue, Un Millón Doscientos Noventa y Dos Mil Quinientos Treinta y Ocho votos; cifra muy amplia, que evidencia, que la mayoría del pueblo venezolano se encuentra satisfecha con el sistema de gobierno, desarrollado por el mandatario de ese país.

Este proceso electoral, demostró al mundo una realidad diferente a la planteada por algunos medios de comunicación, que unidos a la oposición; montaron una campaña negativa en torno a la figura de Hugo Chávez, difundiendo la idea que ese día  iban a tener lugar actos violentos e incluso plantearon la posibilidad de un fraude electoral.

Estas afirmaciones quedaron desvirtuadas,  con la asistencia masiva y pacífica de más de quince millones de personas que representan el 80.94%  de los electores habilitados para ejercer el sufragio; un alto porcentaje de votantes, que convirtió ese evento en una verdadera fiesta cívica y democrática, que legitimó la permanencia del presidente Chávez en el poder.

Cabe destacar, que la asistencia masiva a las urnas demuestra, que la  mayoría de la población  venezolana tiene confianza en el sistema electoral y en las autoridades que tienen a su cargo la organización y realización de las votaciones en ese país; porque de lo contrario si el electorado desconfiara hubiera tenido lugar un alto nivel de abstencionismo.

Otro aspecto relevante de esas elecciones, es que los principales contendientes dieron una muestra de madurez política, por un lado Henrique Capriles candidato opositor, reconoció públicamente su derrota pero ofreció continuar trabajando por su país; por su parte el candidato reelecto Hugo Chávez felicitó a la oposición por reconocer la verdad y los invitó al diálogo, al debate y al trabajo conjunto.

Sin  lugar a duda, la victoria del oficialismo venezolano es producto de los cambios estructurales que el presidente Chávez ha introducido en su país durante catorce años de gestión; porque aunque los sectores conservadores califican de populista su administración, los millones de personas que reciben los beneficios directos ven con buenos ojos esta gestión, demostrando con su voto su aprobación.

El Salvador,  tiene mucho que aprender de este ejercicio democrático; en primer lugar, la mayoría de la población debemos perder el miedo a ser un pueblo con  una identidad propia; no dejándonos sorprender por falsos rumores, ni por expectativas negativas generadas por aquellos sectores que pretenden volver al poder; valiéndose de sus recursos económicos y su acceso a determinados medios de comunicación que sirven como instrumentos ideológicos, para minar la libertad de pensamiento de nuestra población, generando inestabilidad, ansiedades y temor basados en hechos que nunca llegan a ocurrir.

Pero, también la clase política debe tomar en cuenta la poca credibilidad de la que gozan y el desencanto de los electores salvadoreños, que se ven reflejados con el alto nivel de abstencionismo en cada proceso electoral, que ronda aproximadamente en el cincuenta por ciento, lo que significa que la mayoría de los votantes desaprueba las acciones de los políticos en general y desconfía del sistema electoral.

Por esa razón las cúpulas partidarias, de todas las corrientes ideológicas, que han impuesto la partidocracia, deben tomar en cuenta que la mayoría de la población, demandamos partidos políticos fuertes y transparentes, con dirigentes capaces interpretar la voluntad popular y de anteponer los interés de la colectividad frente a los intereses particulares.

Esta realidad, bebería llevar a todos los dirigentes políticos, a reflexionar en la frase de Winston Churchill: El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.-

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