En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

lunes, 19 de noviembre de 2012

La Patrona Nacional de El Salvador


La Patrona Nacional de El Salvador
Marvin Aguilar

Crecí escuchando campanas de catedral llamando a misa. Los coros ya sea por las mañanas o noches silenciosas del callado centro de San Miguel se dejan escuchar. Como de niño todo se ve enorme, la curiosidad por aquel edificio y poder que representaba despertó siempre mi deseo de saberlo todo.

La historia oficial:
En 1962 la curia migueleña edito un libro bajo investigaciones de Joaquín Cárdenas, sostienen: que en 1682 unos mercaderes de las riberas hacia la mar del sur vieron en la playa una caja de madera que había sido posiblemente arrojada por las fuerzas del agua. Dichos parroquianos trataron de abrirla pensando que procedía de un barco naufragado y que poseía mercaderías valiosas.

Aquellos no pudiendo destaparla desistieron de su intención y la abandonaron. Días después otros mercaderes con las mismas conclusiones e iguales resultados decidieron mejor prestar una burrita a un vecino del lugar y conducirla hasta la ciudad.

El recorrido tardó varios días debido al peligro de asaltos y desfiladeros amenazantes. Finalmente llegó a San Miguel de la frontera el 21 de noviembre, poblado que ya contaba con un siglo de fundación.  

El animal de carga al estar frente a la iglesia parroquial, lugar que ocupa hoy catedral se echo a tierra provocando entonces la apertura de la caja encontrándose para sorpresa en su interior una imagen con niño.

La noticia se corrió por todo el pueblo de inmediato, haciendo que las revueltas fratricidas en que se encontraba inmersa la población terminaran pronto. Entonces con la intención de perpetuar aquel acontecimiento se le dio la advocación de Virgen de La Paz.

La ausencia del registro sobre nombres de aquellos mercaderes que trasladaron la imagen; inconsistencias en las fechas usadas; lugares que no coinciden con el mapa de la época; eventos no datados nos permite decir que esta historia es imposible que sea cierta.

Todo respondió a una intención con necesidad 282 años después de explicarse el por qué de la fiesta de noviembre, por qué está dedicada a la imagen de la Virgen de La Paz y siendo la ciudad de un pais que no guarda archivos coloniales porque a nadie le sirve tanto papel viejo había que redactar una epopeya.

La versión oficial que transcribimos carece de fuentes históricas de todo tipo, esto la hace insostenible. Huelga decir que igual narrativa se dice de Santa Úrsula patrona de Jicalapa, La Libertad que posee incluso la danza del cajón para recordar su hallazgo en el mar.

Verdadera identidad, origen e historia de la Reina de La Paz:

El investigador costarricense José Antonio Fernández en su libro Pintando el Mundo de Azul nos hace concluir que las fiestas de noviembre en San Miguel colonial antes de ser relacionadas con la Virgen de La Paz eran una actividad comercial por el final de la temporada en los obrajes de añil que comenzaban en febrero y cerraban en noviembre.

Nuestra ciudad fue la más especializada productora añilera en El Salvador colonial que a su vez fue el mayor productor de la tinta azul en Centroamérica de allí que el ciclo productivo de la riqueza local determinó la feria de noviembre que servía para los intercambios o ventas de productos entre mercaderes, hacendados y campesinos de todo el reino.
La otra feria importante que se registra en San Miguel de la frontera era miércoles de ceniza, fecha que comenzaban los abastecimientos y arreglo de cuentas para el inicio de temporada en los obrajes. Luego vendrá la del 8 de mayo.

Con una festividad económica importante y un ataque constante de piratas anglo-francos a la bahía de Conchagua hoy Golfo de Fonseca entre los años de 1680-1710, una población en su mayoría afro descendiente e indígena con minoría española era cuestión de tiempo para que la cosmovisión criolla obligada a enmarcar todo en el orden católico produjera un nuevo milagro que sustituyera al fundacional del Arcángel San Miguel.  

Ocurriendo uno de esos ataques los vecinos españoles de la ciudad organizaron milicias con afro descendientes para ir a defender un pueblo ribereño indígena llamado Amapala, villa que había sido ocupada, destruida e incendiada antes de la huida de los corsos quedando de entre los escombros una imagen de la virgen María.

Si la actual imagen de la Reina de La Paz provino de Amapala, ¿qué sabemos de esa villa? Para 1593 este señorío indígena situado en la costa del Golfo de Fonseca tuvo el convento franciscano de Santa María de las Nieves atendiendo a los creyentes del archipiélago de la Petronila, Conchagua y Meanguera.

Siguiéndole el rastro a esta pista podemos encontrar un panorama más completo en el libro de Pedro Escalante Arce: Crónicas de Cuscatlán-Nequepio y del Mar del Sur.  

La ataques frecuentes, hostiles y peligrosos de corsarios a playas salvadoreñas que terminaban en destrucción de los pueblos como sucedió a manos de bucaneros franceses con Amapala y su iglesia motivó a los franciscanos abandonar el lugar y trasladarse provisionalmente a San Juan Yayantique en 1689 bajo la decisión de fray Francisco de Zuaza.

Finalmente llegaron a San Miguel dejando allí la talla piadosa de madera. Existe la nomina que consigna los frailes y relación jurada de los religiosos de la provincia franciscana del Santísimo Nombre de Jesús en lo relativo a la guardianía de Nuestra Señora de las Nieves en el convento de Amapala de 1690.

Ellos debieron tener conocimiento sobre el traslado de la imagen Amapala-Yayantique–San Miguel que terminó llamándose Virgen de La Paz eran: padre predicador y guardián de la imagen Fray Pablo de Montúfar, criollo. Doctrinero padre predicador Fray Juan de San Pablo gachupín, hijo de la provincia de Castilla. Compañero predicador Fray José de Chávez gachupín hijo de la provincia de San Miguel.

Creer desde la verdad o mentira.

La imagen de la Reina de La Paz, patrona católica de El Salvador es mulata y esto tiene dos explicaciones la primera dada en el libro de Joaquín Cárdenas de 1962 que sostiene que en junio de 1903 un rayo cayó en la iglesia de San Francisco provocando un incendio que afectó el camerín de la Virgen quemando las vestiduras ennegreciendo y ampollando el retoque que fue imposible corregir.

Un segundo que podemos concluir es que debido a los saqueos, incendios y vicisitudes que las imágenes sufrieron hasta su llegada final una ha Conchagua, otra hacia la ciudad miguelense terminaron con ese tono de piel mulato perfecto para que su feligresía se identificara con ella, que es en su mayoría la que poseían los habitantes mestizos del oriente colonial: Lencas Kakawira y afro descendientes.

La Virgen de La Paz no posee ningún origen milagroso o predestinado. Pero hay algo portentoso que cada año desde que era niño observo maravillado, sucede desde 1920 todos los 21 de noviembre por las tardes: una infinidad de personas en procesión con solo su fe acompañan la imagen por las calles de la ciudad.

La fe nos enseñan en antropología no mueve montañas. Pero moviliza algo mucho más importante: las personas. Allí encuentro el verdadero milagro de la Reina de la Paz, que no es poco.                      

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