En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

lunes, 26 de noviembre de 2012

Prepotencia, radicalización y estancamiento político en El Salvador



Prepotencia, radicalización y estancamiento político en El Salvador

Luis E. Montes

Luis E. Montes



Imaginémonos que nombres como Jesse Helms, Ronald Reagan, Geraldine Ferraro o Ted Kennedy fuesen todavía las figuras políticas más citadas actualmente en los medios de Estados Unidos. ¿Qué diría eso del país y actual generación? ¿Dónde quedó el relevo generacional? ¿Falta de figuras nuevas e/o ideas nuevas en la política?
Eso es precisamente el caso en El Salvador. A más de 20 años de haber finalizado la guerra y ya con más de una década del siglo XXI, aparentemente el tiempo se ha detenido en el país con menos extensión territorial de América. Las mismas personas que estaban a cargo de los partidos políticos en 1992 están hoy al mando en el 2012. Si bien los temas que se discuten públicamente son diferentes a los de hace 20 años, la estrategia que se emplea desde ambos polos es la misma. Tristemente hay poca o nula evolución.
Es aún más penoso leer los titulares generados por muchas de estas figuras históricas, mejor dicho dinosauricas. Recientemente, leíamos que el actual presidente del partido de oposición y expresidente del país entre los años 1989 a 1994 decía: "Yo me voy a ir cuando yo quiera [de la presidencia del partido]". Esa actitud en una empresa de su propiedad no fuese mayor problema pero estamos hablando del principal partido de oposición del país. Acaso, ¿no habrá una figura más joven dentro de ARENA con la capacidad y entereza moral de tomar las riendas?
En días más recientes leíamos las declaraciones del actual presidente del país, Mauricio Funes, sobre la decisión de su administración de arbitrariamente renombrar una nueva carretera. El nombre es lo de menos lo que si es de atención es la actitud de Funes para "justificar" el cambio. Simplemente lo resumió: "Le guste o no le guste a quien sea, este se llamará de ahora en adelante bulevar Monseñor Romero." Esto a pesar que el Ministerio de Obras Públicas, encargado de la obra, realizo toda una campaña de publicidad para consultar al público el nombre. De acuerdo a los resultados, el nuevo nombre no figuraba en los 3 primeros seleccionados. Funes a pesar de ser alguien mucho más joven que los otros políticos en mención no ha mostrado mayor variación en su comportamiento. El común denominador con los demás ha sido la prepotencia.
Por si esa justificación para aferrarse al poder y prepotencias no fuesen suficientes insultos al grosso de los votantes salvadoreños cuya edad promedio es de 24 años, la misma semana una diputada aún con mucho poder que casi triplica esa edad al ser entrevistada por un medio radial justificaba la necesidad de mantener a esos anacronismos políticos en el centro de la acción diciendo: "Que no me vengan a decir que los jovencitos van a sacar adelante un partido político".
Al parecer las nuevas generaciones salvadoreñas están esperando que el poder les sea "heredado" pero como el estudio de la historia demuestra "el poder no es algo que se da, se debe tomar".
¿Cuántos más insultos están dispuestos a tragarse antes de forzar el relevo generacional? Más claro no lo pudo haber dicho Cristiani. Ni él en ARENA ni la cúpula sexagenaria del FMLN, regalarán el poder. Si quieren tomar Estados Unidos como referencia, el presidente Obama les tuvo que quitar el poder a los Clinton con el voto de los jóvenes. ¿Qué tal si hubiese esperado?
Pero hay que ser inteligentes, no se puede cometer el error de poner a caras nuevas con ideas más retrogradas que los mismos viejos. Miren el caso de los republicanos "jóvenes" en Estados Unidos como Eric Cantor y Paul Ryan. Si bien son funcionarios públicos cuyas edades están por debajo de los 50 años, son personas que pregonan ideas de los 1950s en materia social y 1980s en materia económica y política exterior.
El electorado cada vez más jóven los ha rechazado decididamente a nivel nacional. Infortunadamente en El Salvador, la mayoría de caras jóvenes que han sido impuestas en posiciones dirigenciales partidarias dejan mucho que desear en términos de preparación. La meritocracia que hizo alarde Funes en su discurso inaugural no aplica ni en el gobierno ni en los partidos políticos. Su discurso es semejante a las ideas de la nueva moda "chic" -los libertarios: muy bueno en papel y para "cafecitos" pero nada de práctico.
La política salvadoreña demanda de acción de los jóvenes.

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