En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

lunes, 20 de agosto de 2012

El vicepresidente de El Salvador hace campaña en Nueva York



El vicepresidente de El Salvador hace campaña en Nueva York
Como muchos suburbios de la ciudad de Nueva York, Freeport, en Long Island, perdió varios de sus habitantes —incluyendo policías y bomberos— durante los ataques del 11 de septiembre de 2001. Más de 340 personas del Condado de Nassau, al que pertenece el pueblo, murieron en el acto terrorista.
Luego del horroroso evento, llegaron muchos mensajes de condolencia de democracias alrededor del mundo, con algunas excepciones. Una ocurrió días después de los ataques cuando el partido de izquierda salvadoreño Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) convirtió una manifestación callejera en una celebración de la masacre. El líder de dichas festividades, que incluyó el incendio de la bandera estadounidense, fue un ex comandante de la guerrilla respaldada por la Unión Soviética con el nombre de Salvador Sánchez Cerén.
No es sorpresa entonces que muchos residentes del Condado de Nassau se pusieran furiosos cuando se enteraron hace unas semanas de que sus políticos estaban homenajeando a Sánchez Cerén en su propio pueblo como parte de la celebración del Día del Salvadoreño. La controversia que desató puso a los anfitriones de Sánchez Cerén en Nueva York a la defensiva para intentar reparar el daño con el argumento de que no tenían ni idea quién era realmente su invitado de honor.
Más interesante es lo que la reacción negativa implica para la carrera política de Sánchez Cerén, quien en la actualidad ocupa la vicepresidencia del país y es el favorito para ser el candidato presidencial del FMLN en 2014.
Los analistas políticos dicen que debido a que hay tantos salvadoreños viviendo en Estados Unidos, cualquier candidato a la presidencia tiene que demostrar que su gobierno tendría buenas relaciones con los estadounidenses. Esto estaba sin duda en la mente de Sánchez Cerén cuando programó su visita. Sin embargo, dado lo que ahora dicen los políticos nacionales y locales sobre él, parece que le salió el tiro por la culata.
El 8 de agosto, las cosas salieron de maravilla en el Condado de Nassau para el agitador del FMLN quien se especializó en aterrorizar a los civiles durante la guerra civil de El Salvador en los años 80. El alcalde demócrata de Freeport, Andrew Hardwick, le hizo un reconocimiento como la "persona salvadoreña-estadounidense del año". El jefe del Condado de Nassau, el republicano Ed Mangano, aplaudió, junto con el candidato republicano al Congreso Fran Becker, durante una ceremonia en la que Sánchez Cerén recibió una bandera estadounidense decorada con los nombres de las víctimas del 11 de septiembre. Mangano también le dio la "llave" del condado. Para completar, después de una reunión con el presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, Peter King, el salvadoreño se tomó una foto con el congresista republicano.
Esa foto y otras del día del evento no tardaron en ser publicadas en el sitio web de Sánchez Cerén, mostrando lo que parecía ser la aprobación de la clase política estadounidense. Pero la historia pronto se cayó.
Se puede creer de alguna forma que los políticos de Long Island (con excepción de King) no sabían la verdad sobre su invitado de honor y fueron blancos fáciles de una maniobra porque sólo estaban pensando en los votos. De acuerdo con el censo de 2010, hay más de 47.000 salvadoreños o salvadoreños-estadounidenses viviendo en el Condado de Nassau.
La oficina de Mangano me dijo que Rafael Flores recomendó que Sánchez Cerén fuera honrado. Flores, quien encabeza la Asociación Salvadoreña Americana de Long Island, es hermano de Herberth Flores, subdirector de asuntos de minorías de Mangano.
Rafael Flores me dijo en una entrevista telefónica la semana pasada que no sabía sobre los antecedentes de Sánchez Cerén y declinó comentar cuando le pregunté si se arrepentía de la invitación. Mangano fue más directo en un comunicado de prensa: "Si la administración hubiera sabido que la organización seleccionó a un individuo con estos principios (Mangano) ciertamente no habría extendido una forma de reconocimiento ni habría asistido al evento".
La oficina de Hardwick ofreció disculpas a la comunidad "si lo que se está diciendo es verdad" y Becker me dijo por teléfono que "habría corrido tan rápido como le fuera posible" del evento si hubiera sabido sobre el pasado de Sánchez Cerén.
No obstante, son los comentarios de King los que probablemente socavarán más la campaña del vicepresidente salvadoreño. El congresista me dijo la semana pasada en una entrevista telefónica que acordó ver a Sánchez Cerén como si hubiera "acordado ver a Arafat". El representante describió la reunión como poco placentera y aseguró que le dijo a Sánchez Cerén que no le gusta su postura antiestadounidense y no aprueba el actual intento del FMLN de quitarle independencia al poder judicial. "Notará que no estoy sonriendo en la foto", afirmó King.
A su regreso a El Salvador, Sánchez Cerén movilizó a sus bases en una megacelebración por el cumpleaños 86 de Fidel Castro. Pero el intento de maquillar su imagen para hacerlo parecer un amigo de EE.UU. ya había empezado a colapsar.
Escriba a O'Grady@wsj.com

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