En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

miércoles, 4 de julio de 2012

Esa boca, Presidente


Esa boca, Presidente

pOR FEDERICO HERNÁNDEZ AGUILAR*Martes, 3 de Julio de 2012
Es penoso tener que decirle, señor Presidente, que en los últimos tres años, al referirse públicamente a quienes no piensan como usted, su boca ha sido un surtidor de verdades, medias verdades y mentiras enteras. Increíblemente, sin embargo, en las dos semanas recién pasadas ha batido usted todos los récords de prepotencia y descaro que había alcanzado, llevándose de encuentro no sólo la dignidad de su alta investidura, sino la letra y el espíritu de la Constitución, esa misma que usted juró cumplir y hacer cumplir.
La Corte Centroamericana de Justicia tiene tanta jurisdicción para ejercer el control constitucional de El Salvador como autoridad tendría un chino para declarar el espesor ideal de una pupusa. Los mejores y más prestigiosos abogados con que cuenta nuestro país han sido especialmente exhaustivos al aclarar cuáles son las atribuciones de este tribunal regional y en qué materias específicas. Razonar lo contrario es igual a admitir que los salvadoreños cedimos una porción de nuestra soberanía institucional cuando nos adherimos a la CCJ, lo cual es inconcebible.
No me extraña que Sigfrido Reyes pretenda defender semejante cosa. El actual Presidente de la Asamblea Legislativa ha llamado negro a lo blanco hasta para acreditar las extravagancias culinarias de los diputados, que en su período han rebasado todos los límites del cinismo. Tampoco podemos esperar argumentos coherentes de los legisladores de GANA o del CN. Imagínese: desde tirotear policías hasta golpear mujeres, estos señores han encarnado la podredumbre moral y política de la que nuestra ciudadanía está cada vez más harta.
Pero de usted, señor Presidente, de nuestro mandatario, sí que esperábamos muchos ciudadanos un comportamiento a la altura de su responsabilidad histórica. Deseábamos verle del lado de la decencia, de la defensa de nuestra soberanía constitucional, de la robustez ética que hace la diferencia entre un simple gobernante y una estadista. Pero no ha sido así. Por el contrario, lo que hemos obtenido de usted, hasta la fecha, es un muestrario de esa incontinencia verbal que ha caracterizado su breve trayectoria política, agudas dosis de malsana subjetividad, razonadas sinrazones "jurídicas" y nuevos motivos para avergonzarnos del hombre que quizá nunca logre entender qué significa ser nuestro mandatario.
Instantes después de aseverar que no iba a meterse en el pleito, viene usted y otorga una hipoteca presidencial a nombre de la Corte Centroamericana de Justicia, emitiendo un juicio que favorece a la partidocracia por encima de nuestras leyes. Otra vez, pudiendo ser el estadista que el país reclama, usted decide acuerpar, con palabras y acciones, el último golpe de la desfachatez política contra el Estado de Derecho. Y eso lo convierte en cómplice, aunque se enoje, de este atentado.
Nos avergüenza usted, Presidente. Las palabras que anteayer salieron de su boca, en el programa de Nacho Castillo, para atacar a la junta directiva de ANEP y para deslizar una desatinada acusación contra el magistrado Florentín Meléndez, no son dignas de alguien que lleva ya tres años a la cabeza del Poder Ejecutivo. Perdone que se lo diga sin tanta ceremonia, pero con semejante conducta lo único que consigue es rebajarse usted, como persona, y colocar en muy mal predicado a la Presidencia de la República.
Recuerde que el respeto de los ciudadanos por la figura del Presidente pasa también por el respeto que el propio mandatario tenga de su rol. Creo que nunca entenderé del todo por qué se ha pasado usted la mayor parte de su periodo presidencial respondiendo a casi cada cosa que se dice de su gobierno. Tal vez sea algo relacionado con su personalidad --lo que me abstengo de afirmar, porque no soy psicólogo--, pero también es probable que esté vinculado con la idea que usted tiene del poder. Y si es así, Presidente, le suplico, en nombre del país, que se controle. Comenzando por la boca.
* Escritor y columnista
de El Diario de Hoy.





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