En una cita bibliográfica, Violeta Bonilla (1926-1999) expresa sobre el significado de la figura: “Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas”

martes, 25 de octubre de 2011

CONSEJOS PARA DRAGONIANTES MI GENERAL ESTAFY DE AQUÍ O DE ALLA.

En broma y en serio: en tiempo de elecciones, quiere usted ser un presidente, diputado o alcalde?
Cortesía de Patada y Mordida, el Lunes, 24 de octubre de 2011, 11:04.
http://www.facebook.com/#!/notes/patada-y-mordida/en-broma-y-en-serio-en-tiempo-de-elecciones-quiere-usted-ser-un-presidente-diput/168638849892232

Si usted quiere ser un presidente, diputado o alcalde, no hable en favor de controlar el precio de los medicamentos, de los intereses de las cartas de crédito, del impuesto a la renta; no hable de fidelidad a la Constitución, al país; no hable de defensa del obrero, del empleado y del niño. No. Si usted quiere ser presidente, diputado o alcalde, exclame por todas partes: "Soy un ladrón, he robado. He robado todo lo que he podido y desde siempre".

Así se expresa un aspirante a diputado en una novela de Octavio Mirbeau, "El jardín de los suplicios". Y si usted es aspirante a candidato a presidente, diputado o alcalde, siga el consejo y exclamé por todas partes:

"He robado y seguiré robando!".

La gente se enternece frente a tanta sinceridad.

Y ahora le explicaré: todos los sinvergüenzas que aspiran a chuparle la sangre al país y a venderlo a empresas extranjeras, todos los sinvergüenzas del pasado, del presente y del futuro, tuvieron la mala costumbre de hablar a la gente de su "honestidad". Ellos eran "honestos". Ellos aspiraban a desempeñar "una administración honesta". Hablaron tanto de honestidad, que no había pulgada cuadrada en el suelo donde se quisiera escupir, que no se escupiera de paso a la honestidad. Embaldosaron y empedraron a la ciudad de honestidad.

La palabra honestidad ha estado y está en la boca de cualquiera que exclama que el país necesita gente honesta. No hay prontuariado con antecedentes de fiscal, presidente y ministro que no haya hablado y siga hablando de "honradez". En definitiva, sobre el país se ha desatado tal catarata de honestidad, que ya no se encuentra un solo ladrón que sea auténtico. No hay malandrín que alardee de serlo. No hay ladrón que se enorgullezca de su profesión. Y la gente, el público, harto ya, no quiere saber nada de candidatos.

Ahora, yo que conozco un poco a nuestro público y a los que aspiran a ser candidatos a presidente, diputado o alcalde, les propondré el siguiente discurso. Creo que sería de un éxito definitivo!

He aquí el texto del discurso.

Señores:

Aspiro a ser presidente, diputado o alcalde, porque aspiro a robar en grande y acomodarme mejor. A componerme yo, mi familia y mis amigos.

Mi finalidad no es salvar al país de la ruina en la que lo han hundido las anteriores administraciones de compinches sinvergüenzas; no, señores, no es ese mi elemental propósito, sino que, íntima y ardorosamente, deseo contribuir al trabajo de saqueo con que se vacían las arcas del Estado, aspiración noble que, ustedes tienen que comprender, es la más intensa y efectiva que guarda el corazón de todo hombre que se presenta a candidato a presidente, diputado o alcalde.

Robar no es fácil, señores. Para robar se necesitan determinadas condiciones que, creo, no tienen mis rivales. Ante todo, se necesita ser un cínico perfecto, y yo lo soy, no lo duden, señores. En segundo término, se necesita ser un traidor, y yo también lo soy! Saber venderse oportunamente, no desvergonzadamente, sino "evolutivamente". Me permito el lujo de inventar el término que será un sustitutivo de traición, sobre todo necesario en estos tiempos en que vender el país al mejor postor es un trabajo arduo, porque tengo entendido, damas y caballeros, que nuestra posición, es decir, la posición del país no encuentra postor ni por un plato de frijoles en el actual momento histórico y trascendental. Y créanme, señores, yo seré un ladrón, pero antes de vender el país por un plato de frijoles, prefiero ser honrado. Abarquen la magnitud de mi sacrificio y se darán cuenta de que soy un perfecto candidato a presidente, diputado o alcalde.

Cierto es que quiero robar, pero quién no quiere robar? Díganme ustedes quién es el desfachatado que en estos momentos de confusión no quiere robar? Si ese hombre honrado existe, yo me dejo crucificar. Mis colegas también quieren robar, es cierto, pero no saben robar. Venderán al país por una babosada, y eso es injusto. Yo venderé a mi patria, pero bien vendida. Ustedes saben que las arcas del Estado están enjutas, es decir, que no tienen un dolaruco para satisfacer la deuda externa. Pues bien, yo remataré al país en cien mensualidades, y no sólo traficaré el Estado, sino que me acomodaré con empresarios, con falsificadores, con narcos, etc.; adquiriré armas inofensivas para el Estado, lo cual es un medio más eficaz de evitar la guerra que teniendo armas de ofensiva efectiva. ¡Lo que no robaré yo, señores! ¿Qué es lo que no robaré?, díganme ustedes. Y si ustedes son capaces de enumerarme una sola materia en la cual yo no sea capaz de robar, renuncio "ipso facto" a mi candidatura.

Piénsenlo aunque sea un minuto, señores ciudadanos. Piénsenlo! Yo he robado. Soy un gran ladrón. Y si ustedes no creen en mi palabra, les diré que he sido detenido en averiguación de antecedentes como treinta veces; por portación de armas -que no llevaba- otras tantas, luego me regeneré y desempeñé la tarea de extorsionista, encubridor, agente de investigaciones, etc.

Con este discurso, lo matan o lo eligen hasta para presidente de la República.



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